Sheinbaum marca un parteaguas: la ley por encima de los privilegios
Hans Salazar, Opinión domingo 28, Sep 2025Hans Salazar
- La Presidenta se planta frente a Salinas Pliego y envía un mensaje histórico: en México ya no habrá intocables
La escena del viernes en Palacio Nacional quedará grabada como un momento decisivo en la vida pública del país. Desde la máxima tribuna, la presidenta Claudia Sheinbaum no solo respondió a Ricardo Salinas Pliego y a su intento de negociar en privado su multimillonaria deuda fiscal: lo puso en su justa dimensión, como símbolo de un pasado en el que la evasión, los favores políticos y la impunidad definían la relación entre poder y dinero.
Con voz firme, Sheinbaum recordó que el caso de Grupo Salinas no es un asunto político ni de animadversión personal, sino de cumplimiento de la ley. Lo dijo claro: “no habrá negociación en lo oscurito”. La frase resonó como advertencia a quienes todavía creen que la influencia mediática o los favores acumulados pueden borrar obligaciones frente al Estado.
El desafío de los intocables
La mandataria detalló que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) reclama más de 48 mil millones de pesos a las empresas del magnate, derivados de ejercicios entre 2008 y 2013. Una cifra que no solo desnuda la magnitud del adeudo, sino que expone la cultura de privilegios fiscales que durante décadas se toleró en México.
Frente a ese panorama, Sheinbaum trazó una línea roja: ningún empresario, por grande que sea su imperio, tendrá un trato preferencial. La justicia será igual para todos. Y, como nunca antes, colocó a un grupo de poder económico frente al espejo de la Suprema Corte, donde los litigios ya se encuentran en etapa final.
Más allá de la deuda: la memoria incómoda
La Presidenta no se limitó a hablar de números. Lanzó preguntas que calan en la memoria reciente:
- ¿Cómo fue que adquirió TV Azteca?
- ¿De dónde salió el préstamo millonario para esa compra?
- ¿Por cuánto se benefició con el Fobaproa?
- ¿Qué hay detrás de la adquisición de ADN 40 y de acciones de Mexicana de Aviación?
Preguntas que apuntan a un patrón de favores, rescates y maniobras financieras con los que Salinas Pliego construyó su fortuna. Preguntas que exhiben el verdadero rostro de una élite que se disfrazó de “empresarial” mientras traficaba influencias y se sostenía del erario.
Un mensaje más allá de un empresario
Al rechazar la mesa de negociación, Sheinbaum no solo respondió a un magnate: habló a la nación entera. El mensaje es contundente: México está en un nuevo tiempo donde la justicia fiscal será regla y no excepción. Donde las y los mexicanos que pagan sus impuestos mes a mes no tendrán que cargar con los privilegios de quienes se amparan en su poder mediático o en sus conexiones políticas.
Lo que está en juego no es solo un litigio de miles de millones de pesos, sino la credibilidad del Estado y la consolidación de la Cuarta Transformación en su versión más profunda: la que quiebra de una vez por todas el pacto de impunidad entre dinero y poder.
La Presidenta abrió un frente que trasciende a Salinas Pliego. Marcó un precedente: en México ya no habrá evasores fiscales convertidos en héroes mediáticos, ni empresarios por encima de la ley.
El costo de la difamación
Sheinbaum también denunció la estrategia de Salinas Pliego de usar sus medios de comunicación y redes sociales para difamar diariamente al gobierno. Esta práctica, lejos de intimidarla, la fortaleció en su postura: “la difamación no sustituye el cumplimiento de la ley”. Con ello, dejó claro que la narrativa del magnate no podrá ocultar las obligaciones fiscales ni manipular la opinión pública como escudo frente a sus deudas.
Una señal al futuro
El caso es mucho más que un litigio en tribunales. Es una señal al país y al futuro: ningún empresario podrá seguir creciendo con base en la evasión y el chantaje político. El Estado mexicano, bajo el liderazgo de Sheinbaum, busca enviar un mensaje inequívoco a todos los sectores: la ley se aplica parejo, la justicia ya no está en venta y la era de los intocables llegó a su fin.
Un candado al tráfico de armas de Estados Unidos hacia México
- Un acuerdo histórico
– Se fortalece el plan de seguridad nacional
Desde las tierras marcadas por el narcotráfico, la cuna del Cártel de Sinaloa -hoy en proceso de fragmentación y extinción-, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, anunció con entereza la creación de un acuerdo para detener el tráfico de armas provenientes de Estados Unidos hacia México.
En la historia bilateral, es la primera ocasión que ocurre un hecho de esta naturaleza. “Se acordó reforzar los operativos de control del paso de armas de territorio estadounidense a México”, informó la mandataria durante su gira por Sinaloa, en el marco de su informe itinerante.
Sheinbaum valoró este acuerdo porque permitirá, en primer lugar, cerrarle el paso a los grupos del crimen organizado que se abastecen de esas armas; y en segundo, prevenir muertes accidentales en medio de enfrentamientos que afectan a la población civil.
Cabe recordar que esta demanda fue presentada en términos formales al gobierno de Estados Unidos por el entonces secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Hoy, Ebrard funge como secretario de Economía.
El acuerdo surge en el marco de las sesiones de trabajo y seguimiento del grupo de seguridad conjunta, recientemente integrado por los gobiernos de México y Estados Unidos.
Estudios académicos e informes legislativos y de agencias de seguridad coinciden en que más de 200 mil armas ingresan cada año a México, principalmente desde los estados fronterizos del lado estadounidense.
No es una victoria definitiva, pero sí un paso en una lucha larga y compleja.
La memoria colectiva recuerda aún los aciagos días del 17 de octubre de 2019, cuando Culiacán vivió un infierno: una guerra abierta entre fuerzas federales y las células de “Los Chapitos” durante el fallido intento de captura de Ovidio Guzmán. En aquel episodio salió a la luz un arsenal compuesto por rifles Barret, granadas, tanques improvisados y armas de asalto, que después se supo eran de fabricación estadounidense.
El acuerdo anunciado representa un paso histórico, pero lo más importante es que marca un principio de corresponsabilidad del gobierno de Estados Unidos en una lucha que debe ser compartida.
Un año de gobierno épico en la historia de México
- Un nuevo ciclo abre una era distinta
- La Presidenta y su propio estilo de gobernar
- Las mujeres recuperan espacios y amplían derechos con la Presidenta
- “Ya no quiero ser princesa, quiero ser presidenta”, le dicen niñas y jóvenes a la mandataria en sus giras
México cumple este 1 de octubre un nuevo ciclo en la era encabezada por una mujer presidenta: Claudia Sheinbaum.
En Nuestra Visión destacamos algunos rasgos de la figura pública más relevante del México actual. Sheinbaum llegó para ampliar derechos de las mujeres de todas las clases sociales y orígenes, fortaleciendo identidades y preeminencias culturales. Su política de cercanía con los más pobres va más allá de un estilo franciscano: ha impulsado a comunidades indígenas y afrodescendientes hacia un reconocimiento real, ayudándolas a integrarse a procesos productivos desde sus propias economías locales y universos culturales. A ello se suma la salida de más de 13 millones de personas de la pobreza, un logro que perfila un legado único y distinto al de sus predecesores.
La mejor política es la de casa
Lejos de imitar viejos modelos económicos de la corriente de Harvard o de los populismos venezolanos, cubanos, vietnamitas o rusos, la presidenta ha marcado un estilo propio dentro de la Cuarta Transformación. Su programa de gobierno, diseñado junto con su equipo desde la campaña, proyecta un crecimiento sostenido. Más allá de los programas sociales, impulsa 32 Polos de Desarrollo y más de tres mil kilómetros de líneas férreas para pasajeros y carga, con la expectativa de alcanzar un crecimiento superior al 3% hacia el final de su sexenio.
Una Presidenta empática
Con ideas claras y un lenguaje sencillo, sin rebuscamientos y con palabras que salen del corazón, la Presidenta ha logrado conectar con las grandes mayorías. Lo que inició como un ejercicio de comunicación se ha convertido en una forma de gobernar: escuchar, atender y sentir a la gente, lejos de los despotismos que han marcado a la política mexicana.
La soberanía no se negocia
Su firme postura diplomática frente a Estados Unidos y sus representantes ha permitido mantener un margen de negociación digno y confiable. Lo hace con respaldo popular y en defensa de más de 40 millones de mexicanos que viven en el vecino país.
Seguridad, un desafío
Reducir los índices de violencia —que han caído un 30% en la última década— es una tarea que requiere consolidación con el apoyo de los gobiernos estatales y de las instituciones de seguridad y castrenses. La presidenta ha apostado por medidas de raíz y complementarias: desarme ciudadano, campañas por la paz, y promoción de deporte y cultura entre los jóvenes.
Destaca también el acuerdo más reciente del equipo de seguridad binacional: Estados Unidos reforzará la revisión aduanal para evitar el paso de armas ilegales hacia México. Esta medida limita al crimen organizado en su capacidad de generar violencia y reduce riesgos para la población civil.
La popularidad
La presidenta alcanza un 72% de aprobación en encuestas nacionales e internacionales durante su primer año de gobierno, superando incluso a sus antecesores en el mismo periodo. Ello refleja cercanía, comunicación y escucha activa con un pueblo que antes no era consultado.
Hoy, el tiempo de los tlatoanis feneció. Una nueva era florece: la de un gobierno que pone la tierra y al pueblo en el centro, abonando para cosechar frutos distintos y mejores condiciones de vida.











