Mega apagón dejó pérdidas para restauranteros por más de 250 mdp
Quintana Roo martes 30, Sep 2025DERECHO DE REPLICA José Luis Montañez
- Se encienden alertas sobre la vulnerabilidad del sector turístico

El reciente apagón masivo que afectó a la Península de Yucatán provocó pérdidas económicas superiores a los 250 millones de pesos en el sector restaurantero.
Por momentos, el Caribe mexicano parece vivir entre dos realidades: la postal turística de sol y mar que se vende al mundo, y la infraestructura precaria que sostiene esa imagen. El reciente apagón que dejó sin energía eléctrica a más de 2.2 millones de usuarios en Quintana Roo, Yucatán y Campeche no solo apagó luces, refrigeradores y sistemas de cobro: también encendió una alerta sobre la vulnerabilidad de una región que depende profundamente de la continuidad del servicio eléctrico para sostener su economía, su seguridad alimentaria y su reputación internacional.
El apagón masivo que afectó a la Península de Yucatán el pasado 26 de septiembre provocó pérdidas económicas superiores a los 250 millones de pesos en el sector restaurantero de Quintana Roo, según estimaciones de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac).
José Julio Villarreal Zapata, presidente de Canirac en Cancún y Quintana Roo, detalló que la mayoría de los negocios -alrededor del 90%- no cuentan con plantas de emergencia, lo que obligó a suspender operaciones durante horas pico. “Muchos lugares estuvieron entre seis y nueve horas sin luz, lo que provocó la descomposición de mercancías perecederas, daños en equipos eléctricos y una caída abrupta en las ventas”, señaló.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Quintana Roo también se pronunció sobre el impacto económico. Su presidenta, Jovita Portillo, indicó que cada establecimiento enfrentó pérdidas de entre 10 mil y 50 mil pesos, además de gastos extraordinarios por el uso de plantas de emergencia en los pocos negocios que pudieron operar parcialmente.
El apagón afectó a más de 2.26 millones de usuarios en los tres estados, lo que representa más del 90% de las conexiones eléctricas de la región. Restaurantes, hoteles y comercios de alimentos fueron los más golpeados, con interrupciones totales en sus operaciones y afectaciones logísticas que incluyeron fallas en telecomunicaciones y sistemas de refrigeración.
Tanto Canirac como Coparmex exigieron a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) inversiones urgentes en infraestructura eléctrica para evitar que este tipo de incidentes se repitan. “Este tipo de apagones ahuyentan la inversión y afectan la confianza en la continuidad del suministro eléctrico, un factor clave para el desarrollo económico del país”, advirtió Villarreal.
El apagón no fue solo una falla técnica: fue un recordatorio de que la infraestructura energética del sureste mexicano necesita atención urgente. En una región donde el turismo y la gastronomía son pilares económicos, cada hora sin luz se traduce en pérdidas millonarias, alimentos echados a perder y comensales que no regresan. Si no se invierte en soluciones estructurales, lo que hoy fue un apagón podría mañana convertirse en una crisis de confianza.
Cronología de apagones y consecuencias
La energía eléctrica es más que un servicio: es el pulso que sostiene la vida cotidiana, la economía y la seguridad de millones. En Quintana Roo, ese pulso ha sido interrumpido en múltiples ocasiones por fallas en el suministro de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), generando pérdidas económicas, malestar social y una creciente desconfianza en la infraestructura energética del estado. A continuación se presenta una cronología de los apagones más destacados en los últimos años, con énfasis en sus causas, impactos y reacciones.
Durante gran parte de 2024, especialmente en la zona sur del estado, se registraron apagones constantes que afectaron a Bacalar y Chetumal. Empresarios hoteleros y restauranteros denunciaron pérdidas millonarias y cancelaciones masivas de reservas turísticas. Las causas incluyeron sobrecalentamiento de transformadores, caída de ramas sobre líneas eléctricas y falta de modernización de la red. La subestación eléctrica prometida para Chetumal fue cancelada por falta de presupuesto.
“La CFE tiene planes, pero no presupuesto. Estamos sometidos a sus errores y deficiencias”, declaró Raúl Andrade, presidente de la Asociación de Hoteles del Centro y Sur.
El evento más grave ocurrió el 26 de septiembre, cuando una falla en líneas de transmisión de 400 kv provocó la salida de operación de nueve centrales eléctricas, afectando a más de 2.2 millones de usuarios en Quintana Roo, Yucatán y Campeche.
Municipios como Cancún, Playa del Carmen, Chetumal, Bacalar y Holbox quedaron sin luz por más de seis horas. El IMSS activó plantas de emergencia para proteger a pacientes hospitalizados. La causa oficial fue atribuida a trabajos de mantenimiento y quema de caña cerca de torres de transmisión.
La presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Mara Lezama confirmaron que el servicio se restablecería de forma paulatina, aunque los reclamos ciudadanos se multiplicaron en redes sociales.
Los apagones en Quintana Roo no son eventos aislados, sino síntomas de una red eléctrica insuficiente para el crecimiento turístico y urbano del estado. Empresarios señalan incumplimientos de la CFE en la modernización de infraestructura, falta de inversión en subestaciones clave y una demanda energética que supera la capacidad instalada.
Quintana Roo, motor turístico del país, no puede permitirse vivir entre apagones. La falta de energía no solo apaga luces: apaga oportunidades, confianza y competitividad. Si la CFE no acelera sus planes de modernización, los apagones seguirán siendo parte del paisaje, y con ellos, las pérdidas económicas y el hartazgo social.
Invidentes exigen infraestructura inclusiva
Cancún, el principal destino turístico de México, enfrenta una deuda histórica con sus ciudadanos más vulnerables: las personas con discapacidad visual. A pesar de los avances en movilidad urbana, más de 15 mil invidentes que habitan en la mancha urbana del municipio de Benito Juárez denuncian que la infraestructura vial sigue siendo excluyente, peligrosa y poco funcional para sus necesidades cotidianas.
Obstáculos diarios: banquetas rotas, semáforos sin sonido y motociclistas imprudentes
Gerardo Ruiz Sánchez, director de la asociación civil Red de Ciegos de Quintana Roo, alertó sobre la urgencia de atender esta problemática, agravada por el acelerado crecimiento demográfico de Cancún. “La ciudad crece más rápido que las soluciones. Las banquetas son intransitables, los semáforos no tienen sonido, y los conductores no respetan el bastón blanco ni el verde”, señaló.
Los bastones -blanco para personas ciegas y verde para quienes tienen baja visión- son instrumentos reconocidos internacionalmente, pero en Cancún muchos automovilistas desconocen su significado. A esto se suma la invasión de espacios peatonales por motociclistas y vehículos mal estacionados, que convierten cada trayecto en una prueba de supervivencia.
Aunque el gobierno municipal ha implementado semáforos sonoros y señalización podotáctil en algunos cruces seguros, como los de las avenidas Nichupté y Bonampak, los líderes comunitarios aseguran que estas medidas son insuficientes y están lejos de cubrir toda la ciudad.
La Dirección de Tránsito Municipal lanzó en mayo la campaña “Educación y Seguridad Vial Inclusiva”, con actividades de concientización y distribución de trípticos informativos sobre los derechos viales de las personas con discapacidad. Sin embargo, la falta de seguimiento y de sanciones efectivas ha limitado su impacto.











