La obra “El Principito”: el gran clásico de los últimos tiempos
Espectáculos domingo 12, Oct 2025
El libro “El Principito” es en una de las obras de lectura habitual en los últimos años de educación primaria y los primeros de secundaria en numerosos colegios del mundo.
Escrito por un francés y publicado en Nueva York, es el más traducido del mundo y también uno de los más vendidos. Un texto breve ilustrado por su propio autor. ¿Es un libro sencillo y conmovedor para escolares o es algo más?
Las cifras de récord Guiness que posee el libro apuntan a que es algo más que eso, es ya un clásico y es un icono cultural, pero ¿por qué? ¿qué es en realidad? En él se nos dice que “lo esencial es invisble a los ojos”, sin embargo no lo es para quien lee con atención.
Se trata de una narración universal que nace, sin embargo, de una persona especial y con una trayectoria única: el aviador, novelista y reportero francés Antoine de Saint-Exupéry.
Antoine había llegado a Nueva York en 1940, tras la caída de Francia al inicio de la guerra, a bordo de un trasatlántico en el que compartió camarote con su amigo y director de cine Jean Renoir. Llegó como un autor ya reconocido, pues su obra “Tierra de hombres” había sido galardonada con el National Book Award en 1939, sucediendo a Daphne Du Maurier y su Rebeca, además de haber obtenido antes en su país el Grand Prix du Roman de la Academia Francesa. Le Petit Prince nació a sugerencia de la esposa de uno de los editores de Saint-Exupéry, quien lo instó a escribir un libro para niños que pudiera competir con Mary Poppins de P.L. Travers.
El personaje existía con anterioridad a aquella sugerencia, en dibujos que venía realizando Antoine, el pequeño príncipe tenía una historia que merecía ser contada.
El libro fue publicado en Nueva York en 1943. La edición francesa aparecería un tiempo después, cuando su autor ya había fallecido, tras ser derribado en un vuelo de reconocimiento sobre el Mediterráneo durante la II Guerra Mundial. Los restos de su avión, un P-38 Lightning, fueron encontrados 55 años después cerca de Marsella.
Una ofrenda de consuelo y esperanza para todos
Aunque el personaje principal sea un niño y pertenezca al canon de la literatura infantil, la dedicatoria a su amigo León Werth deja claro que la misión de este texto abarca un espacio mucho mayor. Da varias excusas para dedicar el libro “a una persona grande”: que es su mejor amigo, que puede entender todo -incluso un libro para niños-, que vivía en Francia, “donde tiene hambre y frío”, y que tiene “verdadera necesidad de consuelo”.
La prematura muerte de su autor convirtió al relato sobre el pequeño príncipe en su testamento literario, una obra cargada de una profundidad asombrosa, en la que aborda con una sencillez y eficacia expresiva máxima y con una emotiva aproximación poética, asuntos como la amistad, la soledad, el amor, nuestro papel en relación con los demás, y el valor de la imaginación y de la claridad de la mirada de la infancia e incluso el dolor y la muerte.
Todo ello lo ilustró con unas inolvidables acuarelas, que introducía cuando pensaba que una imagen valía más que mil palabras. Una obra que parecía menor en su carrera, pero que no lo era, y no lo fue. Hoy todos sabemos cómo es “El Principito”. Alrededor de millones de ejemplares editados en 382 lenguas y dialectos le convirtieron en uno de los mayores longsellers de la historia de la literatura, un libro asequible para los lectores más pequeños y lleno de contenido para los adultos, aquellos que alguna vez fueron niños. Es de hecho el tercer libro literario más leído de la historia (tras “El Quijote” e “Historia de dos Ciudades”, de los que no hay cifras fiables) y, junto con los libros de la saga de “El Señor de los Anillos”, el libro más popular de todos los que se publicaron en el siglo XX.











