Afrontar el duelo en Día de Muertos: El dolor se encuentra con la tradición
* Destacadas, * Especiales jueves 30, Oct 2025- Para quienes han perdido a un ser querido recientemente
- Esta celebración ancestral se transforma en una herramienta terapéutica para procesar el duelo

La tradición mexicana nos recuerda que la muerte no es el final de la relación con nuestros seres queridos, sino una transformación.
Por Arturo Arellano
La muerte de un ser querido es una de las experiencias más devastadoras que puede enfrentar el ser humano. Cuando esta pérdida es reciente, el dolor se vuelve aún más intenso, especialmente durante fechas significativas como el Día de Muertos. Sin embargo, lejos de ser un obstáculo para el duelo, esta tradición ofrece un espacio único de sanación que integra aspectos psicológicos, espirituales y culturales.
«El altar de muertos se convierte en un instrumento terapéutico porque es como la continuidad de los vínculos, recordar a los seres queridos», explica Verónica de León, tanatóloga de Déjalos Ir con Amor IAP, es decir, que esta práctica ancestral permite a las familias mantener presente a aquellas personas que han fallecido a través de elementos coloridos, aromáticos y religiosos que conforman las ofrendas.
La Dra. María Montero, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, refiere que la visión positiva o negativa de esta fecha depende del desarrollo psicoemocional y el arraigo cultural de cada persona. «Ayuda cuando te apegas por identidad cultural. Si pones un altar, uno va diciendo ‘aquí estamos otra vez, estamos juntos, te siento’, y en eso llega la calma, la resignación, la adaptación».
Para enfrentar una pérdida reciente durante el Día de Muertos, es fundamental entender el proceso natural del duelo. La tanatóloga Guadalupe Medina, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, señala que esta tradición es una forma de lidiar con la pérdida a través de rituales que acompañan a los dolientes en sus horas más oscuras.
La pregunta del primer año: ¿se
debe poner altar a un recién fallecido?
Una de las dudas más frecuentes entre las familias que enfrentan una pérdida reciente es si deben o no colocar altar a quien falleció hace menos de un año. La tradición prehispánica indica que debe pasar al menos un año antes de incluir al difunto en la ofrenda, pues según la cosmovisión mexica, el alma inicia un trayecto complejo hacia el Mictlán que consta de nueve niveles.
Sin embargo, desde la perspectiva psicológica y tanatológica contemporánea, esta decisión debe ser personal y respetar las necesidades emocionales de cada familia. «Muchas personas que están con un duelo reciente se niegan a ponerlo porque esa resistencia a aceptar que sí murió cuesta mucho trabajo. Pero creo que es una forma de honrarlo, es una forma de comunicarme», afirma la tanatóloga Verónica de León.
La respuesta tradicional sugiere esperar, pero si una familia siente la necesidad de rendir homenaje a su ser querido aunque no haya cumplido un año de su partida, puede hacerlo. La tradición marca la pauta, pero cada quien decide cómo y cuándo honrar la memoria de los suyos. Lo más importante es que el ritual sirva como un espacio de sanación y aceptación de la muerte.
«Cada ofrenda es una oportunidad de cumplirle esa última voluntad a nuestros difuntos, pues dedicarles altares es nuestra forma de traerlos a casa, de tomarlos, simbólicamente, de la mano y de hacerles saber que no están solos porque los recordamos», refiere la tanatóloga Guadalupe Medina.
Enfrentar el primer
Día de Muertos en duelo
El primer consejo de los especialistas es dar permiso para sentir todas las emociones que surjan. «Es completamente normal sentirse triste. La clave no es evitar la tristeza, sino aprender a transitarla y transformarla en un recuerdo amoroso», explica la psicóloga y tanatóloga Gabriela Torres.
No existe una forma «correcta» de vivir el Día de Muertos. Si necesitan llorar, lloren. Si requieren estar en silencio un momento, respeten ese espacio. Reprimir las emociones solo intensifica el malestar a largo plazo.
Altar: El acto de montar un altar es terapéutico en sí mismo, pues permite procesar el duelo, compartir recuerdos y expresar gratitud, amor o respeto hacia alguien que ya no está físicamente presente. Inviten a todos los miembros de la familia, incluidos los niños, a participar en la preparación de la ofrenda.
Carta: Escribir una carta al ser querido, completamente personal y única, sin guión establecido. Pueden expresar todo aquello que quedó por decir o simplemente compartir cómo se sienten «Esta herramienta ayuda al doliente a poner palabras a la realidad y a encontrar un lugar para el fallecido en su mente y su emoción», explica Pilar Pastor, psicóloga especializada en duelo. Pueden leer la carta en voz alta frente al altar, guardarla junto a la fotografía del difunto o incluso quemarla como un acto simbólico de liberación.
No aislarse: Durante el duelo es fundamental no aislarse. La soledad pueden llevar al paciente a un aislamiento o a una depresión severa, y eso es algo que se puede evitar.
Busquen el apoyo de familiares y amigos cercanos. Compartan recuerdos del ser querido, hablen sobre él, mencionen su nombre. Esta red de apoyo social es una estructura que brinda contención emocional.
El primer Día de Muertos sin su ser querido será diferente, pero puede convertirse en el inicio de nuevas tradiciones que honren su memoria. Pueden preparar juntos su platillo favorito, escuchar la música que le gustaba, contar anécdotas divertidas que los hagan sonreír entre lágrimas.
«Honro la muerte de mi ser querido viviendo la vida», Vivir plenamente, abrazar los recuerdos con amor en lugar de con dolor, permitir que la risa conviva con las lágrimas: estas son las enseñanzas que el Día de Muertos ofrece a quienes atraviesan el duelo.












