Uruapan, un desafío
Hans Salazar, Opinión domingo 2, Nov 2025HANS SALAZAR
La violencia en México no puede normalizarse. Es -y tiene que ser- rechazada en cualquiera de sus formas.
Desde cualquier ángulo, el crimen contra Carlos Manzo Rodríguez, presidente municipal de Uruapan, es un atentado contra la República y sus leyes. La principal razón del Estado es preservar la vida.
El contexto en que se desarrolla este deplorable crimen no es un periodo electoral -todo lo contrario-: se observa más bien un entorno de presión efectiva contra grupos criminales, extorsionadores y narcotraficantes.
Desde los primeros momentos, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó el ataque contra el alcalde Carlos Manzo. Lo calificó como vil y cobarde.
Reveló además que contaba con protección federal, misma que él había solicitado semanas atrás. Reunida en Palacio Nacional con su Gabinete de Seguridad, informó que se desplegará un fuerte dispositivo para dar con los responsables y salvaguardar a la ciudadanía.
Lo particular de Manzo Rodríguyez es que era uno de los pocos presidentes municipales que ganó la elección sin partido. Llegó por la vía independiente: una figura política relativamente reciente, lograda tras años de lucha jurídica y finalmente constitucionalizada por otro michoacano libre pensador: José Alcaraz García.
Sabían dónde ponían la bala
Quienes orquestaron el atentado tenían la mira muy precisa para generar impacto político local y federal.
El asesinato ocurrió durante una transmisión en vivo al encender las velas en el Zócalo del municipio, un día consagrado a nuestras tradiciones.
Los criminales se aseguraron de que fuera noticia nacional.
Hay -desde luego- una maldita perversión en la intención, en la forma y en el impacto social que buscan provocar para dañar la imagen de los aparatos de seguridad estatales -en principio-.
De la logística
Por los videos difundidos se observa una vulneración grave a los anillos de protección del presidente municipal.
Tampoco había una tarima o estrado que delimitara el “diamante” de seguridad y restringiera el acceso directo al mandatario.
No se aprecian arcos metálicos en los accesos para detectar armas.
Y no se observó a integrantes de su gobierno cubriéndole la espalda.
Tres sicarios llegaron hasta él sin problemas. Fatal la consecuencia.
De la investigación
Las autoridades federales y estatales informarán a primera hora de este lunes lunes sobre los avances de la indagatoria y sus líneas más sólidas.
Esperemos resultados. Estamos atentos.
- La guerra contra el narco también fue detonada simbólicamente en Michoacán: recordemos aquella granada en pleno Grito de Independencia en tiempos de Felipe Calderón.
El proceso de una batalla cultural: la conquista de México
“Expresar hoy que fue injusta la conquista de nuestro país por el Ministerio de Relaciones Exteriores de España, es un paso importante”: presidenta Claudia Sheinbaum.
De forma inédita, el gobierno español reconoce el carácter “injusto” de la conquista ocurrida en México. Ni en tiempos de Franco ni durante la joven democracia instaurada en 1977, gobierno y corona se dignaron a mirar de frente este tema trascendental.
Pero el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares Bueno, durante la inauguración de la exposición “La mitad del mundo. La mujer en el México indígena”, en Casa México, reconoció el cobijo brindado por el ex presidente Lázaro Cárdenas a refugiados españoles, y sensibilizó sobre el agravio histórico:
“En esa historia de la humanidad hubo claroscuros. Y también ha habido dolor: dolor de injusticias hacia los pueblos originarios. Hubo injusticia, justo es reconocerlo hoy, y justo es lamentarlo, porque es parte de nuestra historia compartida y no podemos negarla ni olvidarla”.
Reflexión en contexto
La conquista de México fue ejecutada por aventureros que buscaban méritos personales, incluso renegados por la propia corona establecida en Cuba. Escaparon para “hacerse de un nuevo territorio” a nombre del Rey Carlos V, bajo una interpretación peculiar de la legalidad católica. Aquello cambió para siempre la realidad de los pueblos originarios de América.
En la visión española, -como toda conquista- se justificó acentuando la narrativa de “liberar del mal”. Se destruyeron templos, pirámides, flores y códices; se impuso la religión católica con la espada y la esclavitud durante 300 años.
La visión de los vencidos tardó en aparecer. Durante décadas sobrevivió oculta, resguardada por guardianes nahuas que mantuvieron la memoria hasta el siglo XVI, cuando finalmente pudieron hacerse visibles.
No se olvide que fue fray Juan de Zumárraga quien ordenó quemar materiales en piel, madera y tela que conservaran el conocimiento originario. Una devastación documental brutal.
Fernando Benítez lo escribió claro: La conquista no fue un encuentro civilizatorio; fue un sometimiento permanente. Un régimen de dominación que derivó, siglos después, en un feudalismo mexicano —las haciendas— donde ya criollizados, los señores repetían la esclavitud sobre los peones hasta que irrumpió el movimiento independentista.
Miguel León Portilla, en La visión de los vencidos, lo sintetiza con lucidez:
“Catarsis es valorar, más allá de filias y fobias, las palabras de vencidos y vencedores. Querámoslo o no, en la doble herencia -indígena e hispánica- están las raíces más profundas de la realidad histórica de México”.
Y del lado de México…
Es revelador que, en dos siglos de vida republicana, ningún mandatario se hubiera propuesto formalmente fijar una postura rectificadora sobre la injusticia histórica de la conquista. Fue el ex presidente Andrés Manuel López Obrador quien envió una carta solicitando disculpas a la corona española.
Hoy, la presidenta Claudia Sheinbaum retomó el tema con precisión:
“Creo que es un buen paso, ese reconocimiento, en la relación entre las dos naciones”. Es apenas el principio de un proceso. Que no tarde otros siglos.
Que no vuelva a imponerse el silencio sobre la historia.
“Sin maíz no hay país: Sheinbaum cambia las reglas y frena a los coyotes”
La discusión pública sobre el campo casi siempre se queda atorada en la superficie: si hubo o no bloqueos, si se liberó tal carretera, si hubo o no reuniones con organizaciones. Pero lo verdaderamente relevante en este momento -y es lo que casi nadie está diciendo- es que lo que hizo la presidenta Claudia Sheinbaum en el acuerdo con los productores de maíz blanco no es una concesión política para “pasar el problema”, sino una intervención estructural sobre un mercado que por décadas funcionó bajo lógica de abuso.
Por primera vez en muchos años el gobierno federal está actuando no para simular que apoya, sino para modificar incentivos de la cadena completa, desde la siembra hasta la compra industrial. Eso -no el ruido mediático- es lo que realmente importa.
Durante más de cuatro décadas el campesino mexicano sembró a ciegas sin saber cuánto iba a recibir por su cosecha. Ese simple hecho -que cualquier citadino da por sentado- es la raíz del empobrecimiento rural. Porque cuando no sabes a qué precio vas a vender, sembrar y cosechar son actos de fe, no decisiones económicas.
Así nació el “coyote”: él sí sabía a qué precio iba a revender, él sí tenía liquidez, él sí imponía condiciones. El productor campesino, en cambio, llegaba al final del ciclo obligado a malbaratar su producto para no perderlo. Ese esquema fue presentado durante años como “libre mercado” cuando en realidad era un oligopolio de intermediarios. Los gobiernos sabían que estaba mal, pero no quisieron tocarlo. Tocarlo era tocar intereses.
Sheinbaum sí lo tocó. Por eso hay tanta reacción
Otorgar 950 pesos por tonelada es importante porque compensa la caída internacional del precio del maíz. Pero se queda corto si se analiza aislado. El verdadero cambio es el Sistema Mexicano de Ordenamiento de Mercado del Maíz. Ese es el parteaguas.
Ese sistema implica precios de referencia oficiales antes de sembrar. Implica información pública accesible. Implica negociación directa entre productor y compradores industriales. Se le quita a los intermediarios el arma con la que sometían a los campesinos: la incertidumbre.
Tener precio antes de sembrar no es un detalle técnico: es la diferencia entre planear y rezar. Es dejar de aventar la vida económica del hogar a la ruleta de los mercados internacionales y a la arbitrariedad del coyotaje.
También hay algo políticamente profundo en este momento. La presidenta Claudia Sheinbaum devolvió centralidad a la negociación con Maseca, Minsa y Cargill, y les dijo que en México deben pagar más del precio internacional porque México tiene productores y no solo mercados financieros.
El Estado mexicano no puede ser espectador cuando se derrumba el ingreso del campesino. Eso sí es soberanía económica. Eso sí es gobernar con responsabilidad. Eso sí es romper con el automatismo tecnocrático que decía “no se puede intervenir”. Se podía. El problema era que no se quería.
La oposición dice que “se cedió” ante los bloqueos. No. Se resolvió políticamente un conflicto que llevaba semanas tensionándose. Pero la clave no está en liberar carreteras: está en que por primera vez en décadas el Estado vuelve a regular cómo y bajo qué reglas se comercializa el maíz blanco.
Eso desmonta el privilegio histórico de los intermediarios y fortalece la posición del campesino. Si algo explica la estridencia de las críticas, es eso. No es el monto. Es la pérdida de control para quienes se beneficiaron siempre sin sembrar nada.
En síntesis: la presidenta Claudia Sheinbaum no solo atendió un conflicto coyuntural. Rediseñó la estructura. Y esa es la diferencia entre administrar la crisis y construir futuro.
Si este modelo se consolida, el campo mexicano no solo tendrá apoyos, sino dignidad económica. Y eso sí es transformación de fondo.
PATAS
El crimen contra Carlos Manzo Rodríguez, presidente municipal de Uruapan, es un atentado contra la República y sus leyes.











