Miles de desaparecidos
Augusto Corro miércoles 12, Oct 2011Punto por punto
Augusto Corro
En México, el número de personas desaparecidas va de las 4 mil a las 10 mil. Se desconoce el número exacto de víctimas del mencionado delito, porque nadie tiene interés alguno en llevar un registro. De todas maneras, hablamos de un problema mayúsculo que se incrementa debido a la guerra contra el narcotráfico y a las acciones delincuenciales contra los migrantes.
Así pues, secuestrados, levantados, asesinados e inhumados clandestinamente forman parte de esa lista enorme de ciudadanos que nadie sabe donde se encuentran. Cada vez que se conoce del hallazgo de fosas clandestinas, miles de madres, padres, hijos y esposas se dan cita para realizar el rito macabro de la identificación.
Pocos encuentran a sus seres queridos en los restos mortales que aparecen en las excavaciones. Quienes ven frustradas sus expectativas, deben continuar la búsqueda de sus parientes o amigos en todo el territorio nacional. Algunas veces tienen que viajar a Tamaulipas, otras a Durango y otras más a Guerrero, sitios en los que se descubrieron cientos de cadáveres en entierros clandestinos.
Las desapariciones de miles de mexicanos y extranjeros terminarán cuando se ponga fin a la guerra del gobierno contra la delincuencia organizada y las autoridades se empeñen en la protección de migrantes, que por miles se internan en nuestro país para continuar su paso rumbo a Estados Unidos.
Sin embargo, no se trata solamente de desapariciones colectivas, como los secuestros de viajeros de autobuses; también ocurren los plagios individuales en los que el ciudadano común es la víctima principal, porque exigirán dinero a cambio de su libertad o porque su muerte y desaparición es ordenada por los capos del narco. Son múltiples las formas para desaparecer a una persona; en México, donde existe la ley de la selva, todas se aplican.
Por cierto, el gobierno mexicano se toma la molestia de poner mayor atención a los miles de desaparecidos y ordena la creación de la Procuraduría Social de Atención a Víctimas del Delito. Ojalá y no se trate de una oficina burocrática más.
LOS NIÑOS
“No son considerados los impactos de la violencia armada en los niños. Son mil 400 homicidios y ninguna condena, dice Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México”.
El caso de los niños asesinados, la cifra de víctimas podría ser mayor. Igual que los adultos desaparecidos, la cantidad de menores que han perdido la vida no tiene un registro oficial. Sin embargo, el hecho es real.
A esa lista de niños asesinados se debe sumar el número de niños que han quedado huérfanos. Todos esos problemas son derivados de la guerra contra el narcotráfico, en diferentes lugares de México.
Así pues, la violencia derivada de los enfrentamientos entre los grupos delictivos y éstos contra las autoridades, ha sembrado el miedo, terror y angustia en un sinnúmero de ciudades. El conflicto se extiende a calles, escuelas y centros de convivencia social.
Aunque los menores sufren los impactos sicológicos más fuertes cuando saben de las muertes de sus padres, también padecen la angustia o terror colectivo, cuando cerca de sus escuelas se escuchan las balaceras y los maestros tienen que ayudarlos a tranquilizarlos y a guardar la calma.
Claro que es interesante saber qué hace el gobierno federal panista para atender a la niñez mexicana, que es agredida física y mentalmente por una guerra que no pidió, pero que debido a sus condiciones de vulnerabilidad, es la más afectada. En México los niños no se encuentran en los planes de las autoridades, ni de las organizaciones políticas.
ASUNTO COMPLEJO
Hace dos años, 40 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) fueron echados a la calle sin la menor contemplación. Al gobierno calderonista se le hizo fácil decretar la extinción de la empresa Luz y Fuerza del Centro (LFC). Y así ocurrió. No faltaba más. En aquella ocasión planteamos que se atentaba contra las fuentes de empleo y se dañaba al sindicalismo mexicano, principalmente al SME, una de las organizaciones más importantes en el movimiento obrero de nuestro país.
También señalamos que se estaba jugando con fuego, por que el aguerrido SME no iba a quedarse con los brazos cruzados a esperar las decisiones de las autoridades federales, entre otras, las tomadas por la Secretaría del Trabajo, cuyo titular es el porro Javier Lozano.
Actualmente, los militantes del SME siguen en las mismas condiciones, quiero decir que padecen un desempleo colectivo y no se ve alguna posibilidad que les permita superar el problema. La actitud del SME ha sido ejemplar. La mayoría rechazó las jubilaciones que ofreció el secretario del Trabajo. Además, empezaron a buscar caminos en la política que les permita fortalecer su fuerza sindical.
El problema del SME se empantanó. El gobierno federal se empeñó en llevar a cabo una acción mal calculada. No quiso entender que fue una aventura de mal gusto dejar sin empleo a miles de trabajadores, quien sabe con qué fines. El asunto laboral convertido en problema social ya tiene raíces que cada vez se hacen más profundas.