Cada vez es más difícil para empresas absorber alzas al salario mínimo
* Destacadas, Finanzas jueves 4, Dic 2025- La productividad va en retroceso
- Pueden repercutir negativamente en la creación de empleos, la inflación o las utilidades, coinciden especialistas

Los aumento al salario mínimo a dos dígitos, desde hace 7 años, pueden repercutir negativamente en la creación de empleos formales, la inflación o las utilidades de las empresas.
En sólo 7 años, el salario mínimo dejó de ser una referencia casi simbólica para convertirse en el eje de la política laboral, pues a partir del próximo mes pasará a 315.04 pesos por día para alcanzar una retribución mínima de 9,852 pesos mensuales y en la Zona Libre de la Frontera Norte, crecerá a 440.87 pesos por día, para un total de 13,409 pesos mensuales.
Pero después de varios años consecutivos de aumentos de dos dígitos, a las empresas les resulta más difícil absorber aumentos salariales que son aproximadamente tres veces superiores a la inflación, y eso incluso antes de tener en cuenta otros costos laborales en aumento, como la reducción planeada de la semana laboral de 48 a 40 horas, que se concretará para el año 2030.
Hasta ahora, México ha logrado aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores sin desencadenar grandes presiones de precios o pérdidas de empleos. Pero suponer que los aumentos del salario mínimo por encima de la inflación pueden continuar indefinidamente, independientemente de un aumento en la productividad, es ingenuo, señalan especialistas.
Los riesgos de los aumentos
Gerardo Esquivel, ex subgobernador del Banco de México, reconoce el impacto social de estos aumentos, pero reconoce que se
empiezan a encontrar límites y que, si no se toman en cuenta, pueden repercutir negativamente en la creación de empleos formales, la inflación o las utilidades de las empresas.
Cuando el costo laboral obligatorio crece más rápido que la productividad marginal, los negocios enfrentan presiones en su estructura de costos que pueden traducirse en una menor capacidad para sostener esquemas laborales plenamente formales, señala el especialista.
Productividad débil e informalidad alta
Mientras los salarios suben, la productividad laboral regresó prácticamente a niveles de 2018 y, aunque la tasa de ocupación se mantiene en mínimos de alrededor de 2.9% de la población ocupada, la informalidad está comenzando a ganar terreno y ya representa el 55% de los empleados.
Gerónimo Ugarte Bedwell, economista en jefe de Valmex, advierte que el incremento del mínimo está superando el avance de la productividad en sectores de bajo valor agregado y que las empresas pequeñas muestran señales de presión en altas y bajas del IMSS. Los principales afectados son los micronegocios que, ante falta de acceso al financiamiento, pueden sufrir en mayor magnitud el alza de los costos laborales.
El encarecimiento laboral también puede trasladarse a los precios, la inflación subyacente de servicios supera 4.5%, y Ugarte estima que, si la brecha salario-productividad sigue abriéndose, habrá más costos laborales trasladados al consumidor y menor competitividad frente a otros destinos manufactureros.
“El empleo se ha paralizado… hemos observado un creciente costo laboral… (y) la productividad ha caído comparada contra 2018”, destaca Alejandro Saldaña, economista en jefe de Banco Ve por Más.
Incentivo a la inversión en capital
Rolando Silva, vicepresidente de la comisión técnica fiscal del IMCP, explica que los aumentos por decreto generan presiones sobre el margen de las empresas. “Si mi margen no me da para pagar los salarios que por ley tengo que pagar, lo que tengo no es un negocio.”
Y advierte sobre el reemplazo tecnológico, es decir, cuando los patrones deciden hacer “una inversión más grande en tecnología (que) puede sustituir este gasto laboral”.
Además, el especialista explica que si el trabajador de salario mínimo alcanza a su supervisor, el supervisor también tiene que tener una modificación… efectivamente se está encareciendo (la nómina).” Ese encarecimiento puede empujar a recortes, automatización o incluso a un mayor uso de informalidad.
Un análisis de Banamex anticipa que la inflación repuntará a 4.5% a inicios de 2026, combinando efectos tributarios (como las modificaciones al IEPS) y ajustes salariales.
Según datos del IMEF, de los 21.5 millones de trabajadores formales, 54.6% gana entre cero y dos salarios mínimos, y por lo tanto resiente de forma directa los ajustes.
En toda la fuerza laboral, cerca de 14.5 millones de personas se encuentran en esos rangos, muchas en sectores altamente informales como comercio al menudeo, agricultura, alimentos y alojamiento.











