Bad Bunny: 8 noches de perreo sin límites en el Estadio GNP Seguros
Espectáculos domingo 14, Dic 2025- Conquista la Ciudad de México
- Con “La Casita” como parte de su residencia más ambiciosa del 2025

Bad Bunny desplegó un show de casi tres horas divido en tres actos y dos escenarios principales.
La Ciudad de México vive sus noches más gloriosas de diciembre. Bad Bunny desató su «Debí Tirar Más Fotos World Tour» en el Estadio GNP Seguros con una experiencia que trascendió los límites del concierto tradicional: tres actos, dos escenarios principales, canciones exclusivas, invitados sorpresa y un mensaje de orgullo latinoamericano que resonó en los 65 mil asistentes de la primera noche. Faltan cinco fechas: 15, 16, 19, 20 y 21 de diciembre para ser parte de lo que se proyecta como un movimiento económico de más de 3 mil 228 millones de pesos.
«Eres la última ciudad que visitaré este año y no fue casualidad, estaba planeado. ¡Tenemos que cerrar el año en México!», gritó emocionado Benito Antonio Martínez Ocasio, invocando el orgullo que une a su Puerto Rico natal con la capital mexicana. El estadio, abarrotado con aproximadamente 65 mil personas según la promotora Ocesa, respondió con un rugido que confirmó lo que ya era evidente: esta no era una presentación más, era un evento cultural.
Un escenario sin precedentes
Lo que los asistentes encontraron en el Estadio GNP Seguros fue una transformación radical del espacio. El despliegue técnico de la «Debí Tirar Más Fotos World Tour» impone nuevos estándares en la industria de conciertos no solo por su magnitud, sino por la innovación en cada aspecto escénico. La producción está dividida en tres actos que navegan entre tres escenarios estratégicamente distribuidos, cada uno con una función narrativa precisa.
El escenario principal es el corazón del show: sistemas de iluminación de alta gama, pantallas gigantescas y un desarrollo sonoro concebido para revolucionar la percepción del género urbano en vivo. Pero el verdadero punto de quiebre de la experiencia es «La Casita», una réplica arquitectónica de una vivienda típica del campo puertorriqueño que funciona como un segundo escenario ubicado estratégicamente en la zona General B.
«La Casita» no es simplemente decoración. Inspirada en una casa real de Humacao, en la costa este de Puerto Rico, la estructura recrea desde sus dimensiones —12.8 metros de largo y ancho por 3.66 metros de altura— hasta los detalles cotidianos que evocan una vida en contacto con el mar, la familia y la raíz puertorriqueña. Durante la residencia en el Coliseo de Puerto Rico, este segundo escenario funcionó como un puente sensorial hacia la intimidad del artista, recreando el ambiente de las tradicionales «paris de marquesina», celebraciones emblemáticas en la cultura puertorriqueña.
La noche que marcó historia
El primer concierto fue una demostración de control artístico absoluto. El show abrió con «La Mudanza», una declaración que estableció el tono para lo que vendría: casi tres horas de energía sin pausa, intercaladas con momentos de vulnerabilidad estratégica. A través de los tres actos, Bad Bunny llevó a los asistentes en un viaje emocional que alternaba entre la épica y la intimidad.
En el escenario principal, Bad Bunny desplegó una versión en salsa de «Callaíta», una reinterpretación que sorprendió incluso a los fans más dedicados. «Pitorro de Coco», «Weltita», «Turista» y «Baile Inolvidable» formaron parte de una secuencia inicial que estableció el groove que dominaría la noche. Cada canción llegó acompañada por coreografías, visuales envolventes y un sonido impecable que hacía vibrar el suelo del estadio.
Luego vino el primer viaje a «La Casita», donde Bad Bunny compartió momentos con amigos y personajes invitados. Durante la primera noche, el artista invitó a un joven fan mexicano que le había regalado una máscara del luchador mexicano Místico —un homenaje que el mismo Bad Bunny había lucido durante una visita a la Arena México la noche anterior. Desde «La Casita», interpretó «Tití Me Preguntó», «Neverita», «Voy a Llevarte Pa PR», «Me Porto Bonito» y «Yo Perreo Sola», canciones que tomaban un significado diferente en ese espacio más íntimo, más pequeño, más cercano.
El tercer acto marcó el regreso al escenario principal con un interludio que dejó al público en estado de hipnosis. Luces minimalistas, visuales cinematográficas y una transición que solo puede describirse como épica fueron el preámbulo para «Ojitos Lindos», «La Canción», «Kloufrens», «Dákiti», «El Apagón», «DtMF» y «Eoo», una secuencia de hits que hizo vibrar el estadio completo. Cada final de verso era acompañado por miles de luces de celulares que se movían como luciérnagas gigantes, una visual que transformó el estadio en un océano de luz.
Un mensaje de unidad
para latinoamerica
Lo que separó a Bad Bunny de otros artistas durante esta noche fue su intención de usar la plataforma no solo para el entretenimiento, sino para la conexión cultural. «Si hay algo que Puerto Rico y México tienen en común es lo orgullosos que estamos de nuestra cultura y tierra», proclamó antes de interpretar «Mónaco». «Este espectáculo es sobre ustedes, sobre nosotros. Se trata de la unión de Puerto Rico, México y América Latina, de olvidar todo lo que sucede afuera y disfrutar de este momento que no volverá a suceder».
El grito de «¡Viva México, cabrones!» antes de esa canción fue recibido como un acto de diplomacia emocional, un reconocimiento del lugar especial que México ocupa en su gira global. Bad Bunny desafió explícitamente a los asistentes de las noches restantes: «Ustedes no los decepcionarán. La primera noche de ocho, deben poner el listón alto para las noches siguientes».
El concierto tiene una duración de aproximadamente 2 horas y 35 minutos, comenzando a las 21:00 horas en punto (excepto el 21 de diciembre que inicia a las 20:00 horas). Para aquellos que van en transporte público, el Metro CDMX cierra a las 00:00 horas, por lo que se ha habilitado el programa «Regresa Seguro» con rutas especiales de RTP a 20 pesos para los asistentes.
Cada concierto incluye al menos una canción sorpresa exclusiva. La noche del 10 de diciembre cerró con «Chambea», mientras que el 11 de diciembre contó con la colaboración especial de Feid interpretando «Perro Negro». Estas variaciones garantizan que cada noche de la residencia tenga su propia identidad, su propio momento único que los asistentes podrán reivindicar como «su» concierto de Bad Bunny.
Las noches que faltan
Quedan cinco fechas disponibles para sumarse a este fenómeno: 15, 16, 19, 20 y 21 de diciembre. Se espera que las 500 mil personas que asistirán a lo largo de las ocho noches dejen su marca en la capital.
El impacto económico proyectado es de más de 3 mil 228 millones de pesos, impulsado por la venta de entradas, el consumo de alimentos y bebidas, la ocupación hotelera cercana al estadio que alcanzaría el 90%, y el movimiento en transporte. La Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de la capital ha estimado que estas ocho noches consolidan a la Ciudad de México como uno de los escenarios más atractivos para giras globales.
Con esta residencia, Bad Bunny se encamina a convertirse en el tercer artista con más presentaciones en el mítico Estadio GNP Seguros, solo superado por Shakira con 12 fechas y Grupo Firme con nueve conciertos completados.










