Ritual de Fin de Ciclo: la práctica colectiva para soltar lo que ya no sirve y abrir paso a un año con propósito
Opinión domingo 14, Dic 2025REGINA
Por Alma sagrada
En medio de un mundo que avanza a ritmo vertiginoso, donde el estrés, la incertidumbre y la sobrecarga emocional se han vuelto parte del día a día, crece una necesidad compartida: detenernos para reconocer lo vivido, limpiar lo que pesa y preparar espacio para lo que viene. Cada cierre de año trae consigo esta oportunidad, pero en 2025 –tras meses de cambios acelerados, retos personales y transformaciones sociales– el llamado se escucha más fuerte: despedir lo que ya no nos sirve para construir un nuevo comienzo con intención.
Un ritual que está recuperando fuerza
Más que una práctica esotérica, el ritual de cierre de ciclo está volviendo a las agendas personales como una herramienta de salud emocional y mental. Psicólogos, terapeutas holísticos y expertos en bienestar coinciden en que dedicar un momento a “cerrar” ayuda al cerebro a ordenar experiencias, reducir ansiedad y fortalecer la capacidad de proyectar propósitos reales.
Este ritual no pertenece a una religión ni a una cultura en específico. Es universal y abierto: cualquiera puede hacerlo desde su hogar y adaptarlo a sus creencias personales.
Paso 1: Reconocer lo que pesó
El primer acto consiste en tomar papel y pluma. Escribir sin filtros aquello que durante el año desgastó la energía: pensamientos repetitivos, culpas, relaciones que ya no encajan, hábitos que enferman, emociones que se estancaron.
Expertos en salud emocional afirman que al nombrar lo que duele, el cuerpo entra en un proceso de liberación fisiológica: baja la tensión, se aclara la mente y aparece orden donde antes había ruido.
Paso 2: Soltar de forma simbólica
Una vez escrita esta lista, el ritual invita a despedirla. Algunas personas queman el papel con responsabilidad; otras lo rompen en pedazos o lo entierran en una maceta. El acto es simbólico, pero poderoso: se le comunica a la mente que ese ciclo se cierra.
“Cuando el cerebro ve una acción física que representa un fin, la integra como un hecho real”, explica una terapeuta consultada. “Es ahí donde surge la ligereza necesaria para avanzar.”
Paso 3: Abrir el espacio a lo nuevo
Con un espacio emocional liberado, llega la siguiente parte: escribir otra lista, pero esta vez con lo que se quiere materializar el próximo año. No se trata de simples deseos, sino de propósitos concretos: salud estable, hábitos conscientes, relaciones auténticas, oportunidades profesionales, paz interior, abundancia emocional y económica.
La clave está en redactar en presente: “Me permito estar saludable”, “Camino hacia lo que me hace bien”, “Construyo relaciones que me nutren”. Este lenguaje impulsa al cerebro a activar mecanismos de acción y enfoque.
Paso 4: Ritual de intención
Se recomienda guardar esta nueva lista en un frasco, libreta o caja especial. Algunas personas la acompañan con una vela blanca, otras con una infusión de manzanilla o canela, símbolos de calma y renovación.
El mensaje que queda es claro: el próximo año no inicia por casualidad; inicia desde la intención.
Un acto público, íntimo y necesario
En tiempos donde la salud física, mental y energética adquiere relevancia colectiva, estos rituales funcionan como recordatorio de que todos podemos reinventarnos. El cierre de ciclo deja de ser un trámite emocional y se convierte en un acto consciente: romper con lo que ya no sirve para poder abrir la puerta a lo que sí.
Con este gesto, miles de personas están entrando a un nuevo año con propósitos claros y con la convicción de que la vida también se escribe desde adentro: desde la claridad, el autocuidado y la voluntad de crear lo que se desea.
Porque al final, empezar un año nuevo no es sólo cambiar el calendario.
Es permitirnos cambiar con él.
C O M U N I C A T E
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