La redención: Neymar, Brasil y la obsesión del título mundialista
* Destacadas, Deportes, Mundial 2026 miércoles 17, Dic 2025- Con 79 goles en 128 partidos internacionales
- Neymar llega a su cuarto Mundial en medio de una batalla personal contra las lesiones

Neymar ha confirmado que el torneo de México 2026 será su oportunidad para conquistar el único trofeo que le falta en su carrera.
Por Arturo Arellano
Neymar, quien ha padecido desde 2023 una larga cadena de lesiones que lo mantuvieron alejado de Brasil durante casi dos años, llega al Mundial 2026 como símbolo viviente de la obsesión verdeamarela por romper un ayuno de casi un cuarto de siglo sin coronarse campeones del mundo, en una misión que define no solo el futuro del fútbol brasileño sino también el legado final del genio que alguna vez fue considerado el heredero del trono tras Pelé.
La trayectoria de Neymar ha sido atormentada por lesiones desde 2023, un período que marcó el punto de inflexión en su carrera internacional. El 17 de octubre de 2023, durante un partido de eliminatorias sudamericanas en Montevideo ante Uruguay, sufrió un desgarro del ligamento cruzado anterior y menisco de la rodilla izquierda. Fue un momento devastador que no solo lo sacó de las canchas durante meses, sino que levantó múltiples interrogantes sobre su capacidad de volver a competir a nivel de élite.
La cirugía fue exitosa, pero la recuperación ha sido dolorosa y errática. A lo largo de los meses posteriores, Neymar enfrentó recaídas, molestias musculares persistentes y nuevas lesiones que demostraron que el camino de regreso no sería lineal. Pasó 18 meses en Arabia Saudita con el Al Hilal, disputando apenas siete partidos por problemas físicos recurrentes. La frustración era evidente en sus redes sociales, donde compartía momentos de incertidumbre sobre su futuro en el fútbol profesional.
En enero de 2025, tomó una decisión trascendental: regresar al Santos, el club donde se formó y que lo vio deslumbrar como adolescente. No fue un regreso sentimental únicamente. Fue una maniobra estratégica para recuperar ritmo competitivo, ganar minutos y, sobre todo, demostrar que podía regresar a Brasil en condiciones de ser factor decisivo en la Copa del Mundo 2026.
Durante las primeras semanas en Santos, Neymar mostró destellos de su antigua magia. En las últimas jornadas de la temporada de 2025, anotó cinco goles en cuatro partidos, incluyendo un decisivo triplete que ayudó a evitar el descenso del club. Su desempeño fue suficiente para que los aficionados soñaran nuevamente, para que la confederación reconociera que su presencia seguía siendo un factor importante para el proyecto mundialista. Pero entonces, nuevamente, las lesiones lo acecharon. Una molestia de menisco que comenzó a finales de noviembre lo dejó fuera de actividad. En diciembre de 2025, confirmó que se sometería a una nueva cirugía en su rodilla izquierda, buscando resolver definitivamente los problemas que lo han perseguido.
El propio Neymar fue claro en su discurso: «Vine al Santos para ayudar al equipo, para preparme para el Mundial 2026». Ha marcado su misión con tinta de fuego. Ahora, con una nueva intervención quirúrgica por delante y meses para recuperarse antes del torneo, el reloj comienza a contar. ¿Llegará Neymar a México en condiciones? ¿Será más un activo emocional que una herramienta táctica? Son preguntas que atormentan a directivos, técnicos y aficionados brasileños.
Brasil 2014: Explosión,
juventud y la tragedia
La historia de Neymar en los Mundiales es la de un talento desigual, marcado por momentos de brillantez alternados con infortunios y cuestionamientos sobre su capacidad de ser protagonista absoluto en el escenario más importante del planeta.
Cuando Neymar llegó a Brasil 2014, era un jovencito de apenas 22 años que ya era considerado la joya de la corona brasileña. Con el Barcelona ganando todo en Europa y exhibiendo un fútbol deslumbrante en la delantera junto a Messi y Suárez, Neymar llegó a su país como el futuro personificado. Aquel torneo en casa fue su oportunidad de demostrar que estaba listo para liderar a la Canarinha hacia un sexto título mundial.
En la fase de grupos, Neymar fue sublime. Anotó cuatro goles monumentales: dobletes contra Croacia y Camerún que demostraban su capacidad de juego tanto en espacios cerrados como abiertos. Pero entonces llegó el 4 de julio de 2014, un viernes de horror brasileño. En cuartos de final contra Colombia, cuando Brasil estaba ganando y todo parecía encaminado, Neymar recibió una entrada brutal de Camilo Zúñiga que le fracturó las vértebras L3 y L4. Fue una lesión devastadora, una que lo sacó del torneo en su mejor momento. Brasil continuó sin su estrella, enfrentando a Alemania en semifinales. El resultado fue uno de los eventos más traumáticos de la historia del fútbol: el 7-1 del Mineirão, una humillación nacional que se grabó a fuego en la memoria colectiva.
Rusia 2018: La
revancha truncada
Cuatro años después, Neymar llegó a Rusia determinado a demostrar que 2014 fue una aberración, no una definición de su legado mundialista. Tenía 26 años, era una mega estrella del Paris Saint-Germain, un jugador que había ganado prácticamente todo en Europa. Sin embargo, nuevamente, las lesiones lo persiguieron. Llegó al torneo convaleciente de una lesión en el pie que lo dejó fuera de actividad durante meses.
Su rendimiento en Rusia fue irregular. Jugó todos los cinco partidos de Brasil en el torneo, pero solo anotó dos goles. Uno fue un gol de descuento ante Costa Rica y otro frente a México en octavos de final.
Brasil avanzó hasta cuartos de final, donde enfrentó a Bélgica en uno de los partidos más emocionantes de aquel torneo. Aunque Neymar participó activamente, fue incapaz de romper la defensa defensiva belga. La derrota 2-1 significó la eliminación de la Canarinha.
Qatar 2022: El
ocaso de una era
Neymar llegó a Qatar como una figura ya consagrada, pero definitivamente en transición. Tenía 30 años, había ganado una Copa América, era una leyenda del Paris Saint-Germain, pero también acumulaba un historial de decisiones controversiales fuera del campo y una sensación creciente de que su oportunidad mundialista ya había pasado.
El torneo de Qatar fue su tercera y, hasta ahora, última participación en una Copa del Mundo. Brasil llegó con un equipo renovado que giraba alrededor de Neymar pero no dependía exclusivamente de él.
En cuartos de final, Brasil enfrentó a Corea del Sur en un partido donde Neymar brilló. Anotó un gol espectacular y fue quien llevó el peso ofensivo del equipo en una victoria 4-1 que llevó a Brasil a semifinales. Parecía finalmente que el Mundial sería suyo. Pero en semifinales, enfrentó a Francia. En un partido cerrado, Francia ganó 2-1, en un gol de Mbappé que rompió los sueños brasileños una vez más.
El Grupo C: Un camino
en apariencia accesible
Brasil fue sorteado en el Grupo C junto a Marruecos, Escocia y Haití, un conjunto de rivales que, sobre el papel, parece muy manejable para una potencia como la Canarinha. Sin embargo, la historia del fútbol mundial está llena de sorpresas, y los Mundiales modernos han demostrado que no hay rivales fáciles en una competición donde todo se juega a un encuentro.
Marruecos: El
rival más formidable
Marruecos representa el principal desafío del grupo. Los marroquíes llegaron a la final de Qatar 2022, donde perdieron contra Argentina, demostrando que pueden competir contra los mejores.
Para un Neymar que llega con dudas físicas, enfrentar a Marruecos será una prueba definitiva de sus condiciones. Los marroquíes presionarán alto, defenderán de manera compacta y buscarán explotar las transiciones rápidas.
Escocia: El fútbol
físico británico
Escocia representa el clásico fútbol británico: físico, intenso, con buenos jugadores de Premier League como Andrew Robertson del Liverpool y Kieran Tierney del Arsenal. Los escoceses no tienen el pedigree de potencias tradicionales, pero su intensidad y su capacidad de sorpresa los hacen peligrosos. Un primer partido contra Escocia podría ser menos exigente que contra Marruecos, ofreciendo a Brasil la oportunidad de acumular confianza y puntos.
Haití: ¿El rival más débil?
Haití será teóricamente el rival más débil del grupo. Como campeones de CONCACAF, llegan a un Mundial donde competirán contra selecciones de mucha mayor experiencia y recursos. Sin embargo, como toda selección debutante, Haití llegará con hambre, entusiasmo y sin nada que perder. Brasil no puede permitirse el lujo de subestimarlos. Un mal partido, una falta de concentración, pueden resultar en un empate o derrota que complique el objetivo de terminar primero del grupo.
Carlo Ancelotti y la
identidad brasileña buscada
Carlo Ancelotti, el legendario técnico italiano que ha ganado prácticamente todo en el fútbol europeo, es el responsable de guiar a Brasil en su búsqueda del sexto título mundial. Su llegada fue percibida con entusiasmo inicial, aunque con preocupaciones: ¿Puede un italiano revitalizar la identidad ofensiva brasileña? ¿Puede mantener la defensa compacta y pragmática que caracterizó a otras selecciones ganadores de Ancelotti?
Ancelotti ha trabajado en restaurar una filosofía táctica que equilibra el fútbol ofensivo tradicional brasileño con una solidez defensiva contemporánea. No busca que Brasil juegue de manera abierta e ingenua, sino que sea inteligente, que ataque con propósito y que defienda con disciplina. En este contexto, Neymar no sería el centro absoluto del universo ofensivo, sino una pieza importante de un rompecabezas más grande.
La selección que Ancelotti ha estado construyendo se basa en jugadores jóvenes como Vinícius Júnior del Real Madrid, Rodrygo del Real Madrid, Bruno Guimarães del Newcastle United y Marquinhos como capitán en defensa. Estos jugadores representan una generación que ha ganado títulos europeos, que juega en equipos de élite, y que tiene la mentalidad de competidores acostumbrados a ganar.
24 Años Sin Coronarse
Para entender la presión que rodea a Brasil en 2026, es necesario comprender que la nación lusa no gana una Copa del Mundo desde 2002. Son 24 años, seis ediciones consecutivas de Mundiales, sin poder levantar el trofeo más importante del fútbol. La última vez que Brasil fue campeona mundial fue bajo la dirección de Luis Felipe Scolari, con una generación liderada por Ronaldo y Rivaldo, en un torneo disputado en Corea del Sur y Japón.
Para una nación que inventó el «jogo bonito», que ganó cinco Copas del Mundo (1958, 1962, 1970, 1994 y 2002), que produjo a Pelé, a Maradona (aunque nacido en Argentina), a Ronaldo Nazário y a tantos otros, la ausencia de una Copa del Mundo en casi un cuarto de siglo es angustiante.
En los modelos matemáticos de probabilidad, Brasil sigue siendo una de las favoritas para ganar el Mundial 2026. Las casas de apuestas la colocan entre las top cinco, aunque no necesariamente primera. Selecciones como Argentina (campeona vigente), Francia, España, Inglaterra y Alemania comparten las proyecciones de favoritas.
A los 34 años, Neymar estará entre los jugadores de mayor edad en el Mundial. Su cuerpo ha sufrido innumerables traumas, desde la fractura vertebral en 2014 hasta el desgarro de ligamento cruzado en 2023. Aunque su mente y su talento técnico siguen intactos, la velocidad, la explosividad y la capacidad de recuperación que lo caracterizaban en su juventud inevitablemente han disminuido.
Sin embargo, Neymar no sería el primero en competir a esa edad en un escenario mundial. Ha habido otros que han extendido sus carreras a edades avanzadas. La diferencia es que Neymar llega con una historia de lesiones reciente, no de longevidad exitosa como Messi o Cristiano Ronaldo.
Para Neymar, el Mundial 2026 podría ser su última danza en el escenario más importante del fútbol. Aunque ha dejado puertas abiertas sobre el futuro, la realidad es que a los 34 años, tras casi dos años fuera de la selección, y con problemas de rodilla persistentes, es probable que este sea su último intento de ganar una Copa del Mundo.











