Estuvo genial la guerra
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 19, Dic 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
¡Sorpresa! Que de cuatro o cinco cárteles que había en México ahora ya hay entre 60 u 80. ¿Y eso es bueno, malo o peor aún?
No parece ser bueno desde el momento en que el nuevo procurador Jesús Murillo Karam, respecto de la guerra de Calderón, asegura: “Yo sí creo que faltó sentarse y planear de otra manera, pero cuando se es gobierno se tienen que tomar decisiones”.
Murillo explicó en una entrevista que la estrategia de combate al narcotráfico que aplicó Calderón provocó la pulverización de las principales agrupaciones criminales que operan en el país desde hace por lo menos tres décadas. Que eso fue todo.
Y ahora él calcula que hay entre 60 u 80 cárteles “entre medianos y chicos” que se han desprendido de los principales cárteles que operan en México, entre ellos el de Sinaloa, de los hermanos Beltrán Leyva, de la Familia Michoacana, los Zetas y el Golfo.
O sea que lo de Calderón -según Murillo-, únicamente se enfocó a “descabezar” a las estructuras criminales, además de que hubo descoordinación entre los órganos de seguridad pública, lo que propició la mentada pulverización. Murillo habla con suavidad, pero lo que dice tiene un trasfondo bastante monstruoso.
¿Acaso no debería ser castigado alguien del sexenio anterior por semejante ocultamiento?
¿Por desinformar a un país para aferrarse a una insensatez que sólo revolvió más el caos?
¿Por la genial guerra con su genial resultado? ¿Acaso un general que ofrece semejantes resultados no debería ser llamado a cuentas? ¿Por qué no fue parada esa absurda guerra a medio sexenio como para que el país se ahorrara 50 mil muertos?
El nuevo procurador también luce algo laxo cuando dice que lo anterior estuvo mal, pero que “cuando se es gobierno se toman decisiones”.
¿Pues qué un gobierno está exceptuado de las leyes y puede así, con sus decisiones, dejar un reguero de muertos sin la menor consecuencia, más allá de la derrota electoral?
Y está la otra cuestión de cómo un gobierno puede ser y hacer, como dice Murillo, por el hecho de que cuenta con la incondicionalidad de grandes medios que no hacen más que ayudarle a tapar las cosas, y no sólo con propaganda oficial, para que la sociedad alucine un realidad fantástica.
Murillo tampoco pone en claro una gran cuestión: ¿a quién benefició realmente esa pulverización de los cárteles si se parte de la hipótesis, o de fundadas sospechas, de que Calderón favoreció al del Chapo Guzmán?
Y tampoco parece estar preparado para el reclamo de información que se le vendrá encima por tanto muerto y desaparecido. Para ello no le va a alcanzar con decir que heredó una PGR desmantelada y sin datos.
Como sea, las nuevas malas comienzan a salir.
Y surge como realidad algo sumamente distinto a la costosa campaña de imagen que Calderón pagó para decirle adiós al hueso.
Por lo pronto ahí queda la primera gran duda: ahora que son 60 u 80 cárteles, ¿a esos cómo se les combate, tú?
Porque todos comen. Tienen que comer. Son parte de nuestra economía informal creada y expandida también en los últimos 30 años.











