Más horrible y espantoso que “Al Capone”
¬ Juan Manuel Magaña lunes 18, Feb 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
La aparición, desaparición y uso mediático de la figura de “El Chapo”, ya es cosa de leyenda. En los márgenes de un fuerte maniqueísmo, el personaje es un fantasma que significa fracaso para los gobiernos panistas, una afrenta para el país y un desafío brutal para el gobierno en turno.
El líder del cártel de Sinaloa estigmatiza para siempre al gobierno de Vicente Fox, cuando en las primeras semanas de su sexenio se escapa de la cárcel de Puente Grande, en Jalisco.
Más adelante, “El Chapo” representa el rotundo fracaso de la guerra absurda de Calderón en el ámbito del narcotráfico, que dejó sumido al país en una violencia inaudita. Debido a ello un medio global y poderoso como “Forbes” ha nutrido el perfil legendario del capo, al ubicarlo entre los hombres más poderosos -en 2009, 2010 y 2011 y ricos del mundo-con más de mil millones de dólares.
A Calderón le irritaba sobremanera la manera mundial en que “El Chapo” recibía, de esta forma, una publicidad gratuita. Es que en realidad todo mundo la leía al revés, como debía ser: era la publicidad a escala global de la ineptitud de Calderón.
Otro dato que fomenta la leyenda, es que para el FBI estadunidense y la Interpol, “El Chapo” fue desde 2001 el segundo hombre más buscado en el planeta, después de Osama Bin Laden. Y ahora que el famoso terrorista fue literalmente cazado, el mexicano pasó sin problema al nada honroso, pero sí temible primer sitio.
Para acabarla de amolar, como dicen las abuelas, el jueves nos enteramos en el país que las autoridades de Chicago declararon a “El Chapo” Guzmán, como ‘‘enemigo público número uno’’.
La noticia tuvo ribetes sensacionalistas: ésta es la primera vez que esa ciudad toma una decisión de este tipo desde que el gángster “Al Capone” ocupó ese lugar tras la masacre del Día de San Valentín, 84 años atrás. Según los directores de la Comisión Anticrimen de Chicago y la agencia antidrogas de Estados Unidos, DEA, el nivel de violencia y corrupción provocado por “El Chapo” y su cártel superan ampliamente al de “Al Capone”. ‘‘Su habilidad para corromper con su infinito suministro de ingresos es más poderosa que la del crimen organizado italiano de Chicago’’, se dijo con buena dosis de literatura.
En todo esto no se dice, pero hay que inferirlo, que el narcotraficante más famoso de México corrompe también allá a medio mundo (lo que supone la participación de muchos a quienes habría que investigar) con el envío de toneladas de mariguana, cocaína, anfetaminas y heroína a los mercados estadunidenses en camiones, aviones ligeros y a través de túneles clandestinos.
Lo que reconocen sin problema esa mismas autoridades, es que el cártel de “El Chapo” está tan profundamente arraigado en Chicago, que los agentes del orden deben operar como si la ciudad estuviera en la frontera con México, en vez de 2 mil 400 kilómetros al norte (como si de veras libraran una batalla diaria cuerpo a cuerpo).
Aquí le preguntaron luego-luego al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sobre el asunto: ¿“El Chapo” es también el más importante para México? Y a ello respondió con un pase del capote: “Sí, sí es el más importante objetivo, pero no descuidamos al resto”. O sea, no quiso entrar en el aspecto maniqueo de la inesperada publicidad del capo. Tal vez sepa que el narcotráfico no se acabará con la sola caída de uno, ni de dos ni de tres capos. Pero igual ya empezó a sentir el peso del mito en el que “El Chapo” es la vara alta que este gobierno debe alcanzar si quiere adjudicarse el simbólico triunfo sobre el tráfico de las drogas.











