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Ramón Zurita Sahagún jueves 20, Jun 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando el PRI perdió la Presidencia de la República, surgieron voces clamorosas que exigían la salida de la lideresa nacional del partido, Dulce María Sauri.
Los reclamantes pedían que el candidato presidencial derrotado, Francisco Labastida Ochoa, se pusiese al frente de la dirigencia nacional, para iniciar la reorganización del partido.
Ya con calma, se pensaron mejor las cosas, se dejó a la dirigencia derrotada que asumiera el costo de la debacle y convocaron a elecciones abiertas, por lo que dos años después, Roberto Madrazo Pintado se convirtió en presidente del CEN del tricolor.
Los comicios resultaron un cochinero y Madrazo Pintado consiguió vencer a Beatriz Paredes Rangel. Esos meses de reflexión, le permitieron al PRI retomar el camino de la victoria y bajo el liderazgo de Madrazo reconquistaron los gobiernos de Nuevo León y Nayarit, así como varios de los ayuntamientos más importantes del país.
La dirigencia priísta sintió a tiro de piedra la reconquista de Los Pinos, asomó la ambición y la historia es sumamente conocida, con la fragmentación del partido, el enfrentamiento entre Madrazo y Elba Esther Gordillo, la creación del TUCOM y ser relegados hasta el tercer sitio en los comicios de 2006.
La lección fue aprendida y seis años más tarde, el PRI recuperó Los Pinos y regresó a ser la primera fuerza política del país.
Hoy, el panismo vive una crisis similar, aunque, tal vez, un poco más aguda. Perdió la Presidencia de la República, fue relegado como partido gobernante hasta el tercer lugar de las preferencias electorales y se desató una guerra intestina por las escasas cuotas de poder que le quedaron.
No fueron pocos los que exigieron la salida del dirigente nacional del partido, Gustavo E. Madero Muñoz, pero éste se atrincheró y se aferró al cargo, logrando, además, deshacerse de algunos de sus principales adversarios.
Madero Muñoz estableció relaciones estrechas con la oposición de izquierda, formaron un frente común de batalla y de alianza con y contra el partido gobernante.
Eso le permitió consolidarse hacia el interior del organismo político que preside y mostrar que van de la mano con el gobierno federal, pero combaten al partido gobernante.
La estrategia de Madero parece funcionarle, aunque sus opositores le cuestionan el acercamiento y, supuesta, docilidad hacia las altas esferas gubernamentales.
Con todo y ello, Gustavo E. Madero se prepara para intentar la reelección al frente del partido, ya que en diciembre próximo termina el período para el que fue electo.
Sin embargo, la disputa por la dirigencia nacional del partido se inició con bastante antelación y son varios los que han alzado la mano, para mostrar interés por competir por ella.
Los nombres de estos personajes, muchos de ellos sin posibilidad alguna, han sido mencionados una y otra vez, aunque a ellos se agregan dos más que siempre han estado presentes, pero que debido a su reaparición pública, vale la pena consignar.
Se trata de las únicas dos mujeres panistas con amplias posibilidades de participar: Margarita Zavala Gómez del Campo y Josefina Vázquez Mota.
La primera ex diputada local y federal y esposa del ex presidente Felipe Calderón, y la segunda, ex secretaria de Desarrollo Social y de Educación Pública, dos veces diputada federal y aspirante frustrada a la Presidencia de la República.
Hasta el momento, ninguna de las dos ha expresado su interés por la presidencia nacional de Acción Nacional, aunque su reaparición pública provocó suspicacias al por mayor. De decidirse alguna de ellas o las dos, tendrían que enfrentar a una serie de personajes que, por el momento, han manifestado su deseo por intentar alcanzar la presidencia del partido.
Uno de ellos es Juan Manuel Oliva, insertado en el CEN del PAN, pero que fue diputado federal, senador y gobernador de Guanajuato, entre otros cargos y trae consigo el respaldo de uno de los principales grupos que convergen al interior del partido, el mítico “Yunque”.
Otro ex gobernador de Guanajuato y actualmente senador, Juan Carlos Romero Hicks, expresó su deseo de competir, aunque se le ven pocas posibilidades de conseguirlo. Uno más es el senador Ernesto Cordero, aunque éste se mantiene reservado sobre sus pretensiones, pero vencer en una interna a Madero le proporcionaría una revancha satisfactoria.
Hay mucho más aspirantes que abierta o veladamente manifiestan su interés por el cargo de dirigente nacional del partido, aunque varios de ellos esperan para conocer que tan débil o fortalecido quedará Gustavo E. Madero después del proceso electoral del próximo 7 de julio. La prueba de fuego para el actual dirigente nacional del PAN son los comicios del próximo mes y la crisis que enfrenta en la bancada de su partido en el Senado de la República.
DEBATE EN PUEBLA
Sin vencedores ni vencidos se realizó el primero y único debate entre los candidatos al ayuntamiento de Puebla, donde prevaleció la presentación de sus respectivos programas.
Antonio Gali Fayad, candidato de la coalición compuesta por los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Nueva Alianza; Enrique Agüera Ibáñez, postulado por el Revolucionario Institucional y el Verde Ecologista de México, y el profesor Ibarra, nominado por el PT, debatieron sus propuestas y lo hicieron sin agresiones de ningún tipo.
Su tono mesurado, tal vez, no gustó a muchos que esperaban un enfrentamiento verbal entre los dos principales contendientes, pero éste no se produjo.
De acuerdo con las encuestas, el debate no dejó ganador alguno, ya que unos daban como triunfador a Gali Fayad y otros más a Agüera Ibáñez, aunque al final dejó buen sabor de boca que no recurrieran al ataque artero o a las descalificaciones.