¿Justicia o influyentismo?
Ramón Zurita Sahagún martes 30, Jul 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Desde hace tiempo se han cuestionado los sistemas de justicia en México, los que, supuestamente, avanzan, hacia la modernización, para convertirla en una realidad.
Son miles de casos los que rezagados o mal ejecutados, forman una larga lista de improbables que hacen dudar de la calidad de la justicia en México.
Pero la duda crece y se amplía cuando se conocen casos como los de Genaro David Góngora Pimentel y Arturo Montiel Rojas, personajes ligados a los altos círculos políticos. Ambos personajes sostienen un feroz pleito en tribunales con sus ex parejas, donde la disputa contiene tantas aristas que muestran la verdadera personalidad de estos dos individuos que durante algún tiempo se codearon (¿lo siguen haciendo?) en los altos círculos del poder.
El caso Góngora Pimentel es ampliamente conocido y ha recorrido amplios vericuetos legales, que llevaron a la cárcel a una de sus ex parejas y que al detonarse públicamente motivó a otra de ellas para exigir pensión alimenticia para dos de sus hijos menores, los que durante años estuvieron ausentes de ella.
Su ventilación mostró una cara desconocida de quien fuese presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que hasta entonces estaba considerado como un santón de la aplicación de la justicia.
Góngora Pimentel era antes de conocer sus correrías amorosas, su regadero de hijos y sus acciones judiciales cobijadas en el influyentismo, como un juzgador probo y ejemplo para los demás.
Poco a poco se cayó la careta de ministro y tuvo que asumir las consecuencias. Mostró sus debilidades, un corazón duro y escasos sentimientos paternales.
Acusó de fraude a su ex pareja, por lo que fue recluida en prisión por cerca de un año, dejó desamparados a sus dos pequeños hijos, víctimas de autismo y litigó para reducir la pensión alimenticia.
En ese lapso le surgió otra ex pareja que demandó pensión alimenticia para sus dos hijos y de esa forma se clarificó la dureza de sus sentimientos para otorgarles a sus hijos lo necesario.
Durante ese tiempo se mostró el uso de sus relaciones de alto nivel, aunque al final, en medio del escándalo suscitado, Góngora Pimentel aceptó otorgar las pensiones alimenticias que le fueron requeridas. El otro caso es el del ex gobernador del Estado de México, Arturo Montiel Rojas, sumido en el escándalo desde su paso por el gobierno estatal.
Montiel Rojas se divorció durante su administración y se casó de inmediato con una ciudadana francesa, Maude Versini, con la que procreó tres hijos.
Después de su salida del gobierno mexiquense y del frustrado intento por asumirse como candidato presidencial del PRI, vino el rompimiento y el consecuente divorcio.
Comenzó el jaloneo por las propiedades y la custodia de los hijos (uno de ellos también autista) y se establecieron condicionamientos. Los niños Montiel Versini iban y venían entre México y Francia, hasta que el ex gobernador decidió no regresarlos en uno de tantos viajes y asumir las consecuencias de lo que se presentara.
Durante ese lapso fue permanente la queja de Versini de que los tribunales no actuaban con la celeridad necesaria y que tendían a favorecer siempre a su ex pareja.
El tema tomó otro matiz y hoy amenaza con crecer y convertirse en un asunto diplomático.
Los niños continúan en custodia de su padre (Arturo Montiel Rojas), mientras la madre (Maude Versini) recorre todos los foros posibles para plantear su caso, sin encontrar demasiado eco a ello.
Dos años después, la posible intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y otras instancias gubernamentales, parecen ser la vía para dirimir este espinoso asunto, que deja mal parada, de nueva cuenta, a la justicia mexicana.
MANDO ASESINADO
Otro alto mando de la Marina fue asesinado por el crimen organizado. El vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, comandante de la VIII Zona Naval, con sede en Puerto Vallarta, Jalisco, y su escolta, Ricardo Francisco Fernández Mercado, pagaron las consecuencias de la fuerte disputa por el control de Michoacán que vienen sosteniendo los cuerpos de seguridad gubernamentales (incluido Ejército y Marina) y las bandas del crimen organizado.
El mando marino se encontraba de vacaciones por tierras michoacanas, cuando fue víctima del atentado en que perdió la vida en un camino de terracería, ya que intentó evitar el bloqueo que había sobre la autopista que circula entre Morelia y Guadalajara.
Se trata del primer alto mando de las fuerzas armadas que es abatido por los grupos del crimen organizado, aunque se investiga si su asesinato fue planeado o circunstancial. Por lo pronto, hay tres de los sicarios detenidos y pronto se habrá de despejar cualquier duda sobre el asunto.
Durante las dos semanas recientes, Michoacán se convirtió en el epicentro de la disputa entre las organizaciones criminales y las fuerzas de seguridad gubernamental, con saldo rojo. Según la Procuraduría General de la República fueron “Los Caballeros Templarios”, los autores del doble asesinato.
Esta baja hará que el gobierno federal redoble el operativo que se mantiene sobre la entidad, que supuestamente gobierna Jesús Reyna, mientras se da el regreso del gobernador Fausto Vallejo Figueroa, aquejado por una serie de dolencias y quien solicitó licencia por seis meses más para ausentarse del cargo.
ALGO PASA EN EL DEPORTE
No es la primera ocasión en que un futbolista muere en forma fulminante, sin importar que se trate de un deportista con gran fortaleza. Algo sucede en el mundo del futbol y del deporte en general, que cada vez más seguido se dan este tipo de situaciones.
España, Inglaterra, países africanos y otras naciones dan cuenta como deportistas de alto rendimiento caen fulminados y mueren instantáneamente. Algo se tendrá que hacer para evitar la sobreexposición de los deportistas.