EU: que venga “Incitatus”
¬ Juan Manuel Magaña viernes 18, Oct 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Dicen que al borde del caos, el Congreso de Estados Unidos logró un acuerdo para evitar el primer incumplimiento de obligaciones en la historia del país y reabrir el gobierno. A lo mejor habría que decir: al borde de la locura.
Fue algo más que extremo, algo sin cordura, eso de mantener durante 16 días en clausura parcial al gobierno más poderoso del mundo. Como si el mismísimo Calígula hubiese vuelto para nombrar cónsul a su caballo “Incitatus” y permitirle tomar las decisiones.
Lo hecho estuvo en el tope de lanzar al mundo entero, y no sólo a EU, al caos económico y financiero. Y todo por el aferramiento ciego de cerrarle el paso a la instrumentación de la reforma de salud de Obama.
Encima, lo acordado es sólo una solución temporal. Apenas autoriza a elevar el techo de la deuda -la capacidad de endeudamiento del gobierno federal- hasta el 7 de febrero, y financiar el gobierno federal hasta el 15 de enero, reabriendo con ello sus operaciones. Todo para que, en la medida en que se aproximen esas fechas, regrese el forcejeo.
En tono de reproche, el presidente Barack Obama se dirigió a los responsables de este absurdo: “Esperemos que la próxima vez no lo hagamos a la última hora. Tenemos que dejar el hábito de gobernar por crisis”.
No obstante, la solución temporal fue en sí una derrota completa de los responsables, que son los integrantes de un grupúsculo poderoso de ultraconservadores que se autodenomina el Tea Party, incrustado en el Partido Republicano. Porque al final, ceñidos por una camisa de fuerza, tuvieron que retroceder en todo.
Para ellos fue el desastre político, para ellos son los costos de opinión pública de una crisis políticamente manufacturada, pero precisamente es aquí donde estuvo lo próximo a lo demencial. Ganas no sólo de suicidarse, sino de arrastrar con ellos todo lo que pudiesen.
El líder de la Cámara baja, el republicano John Boehner, reconoció ya al menos la derrota: “Luchamos la buena pelea. Simplemente no ganamos”.
Para otro prominente republicano, el senador John McCain, fue algo peor. “Fue un error terrible. Infligimos dolor sobre el pueblo estadunidense de manera totalmente innecesaria. Ha sido uno de los capítulos más vergonzosos que he visto en los años que he estado en el Senado”.
Pero uno de los líderes de la estrategia que detonó esta crisis, el senador ultraconservador y representante de la corriente Tea Party, Ted Cruz, de Texas, nomás no quiso aceptar la derrota. No quiso reconocer su locura.
Es claro quién, políticamente, pierde. Pero económicamente, todos perdieron: la calificadora Standard & Poor’s calculó que el extremismo del Tea Party costó unos 24 mil millones de dólares para la economía, lo que se reflejará en una reducción en el crecimiento del PIB para el cuarto trimestre.
Y lo peor es que todo esto podría repetirse en unos tres meses. Hay legisladores que advierten que el acuerdo sólo puso fin a un round para que venga el otro. Por lo tanto, la incertidumbre cobrará el costo mayor.