Silvano y gobierno paralelo
¬ Juan Manuel Magaña lunes 11, Nov 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Ora sí le echó arrestos Silvano Aureoles al hablar de Michoacán. Lo dijo con todas sus letras: allá nadie se salva de pagar derecho de piso al crimen organizado.
Esta vez no se echó un discurso, como hacen prácticamente todos los políticos de allá. Más bien compartió su conocimiento de causa y dio datos duros. En Michoacán, afirmó, nadie se salva de la extorsión del crimen organizado, porque todos los municipios, “incluidos los más grandes”, se encuentran anulados.
De paso le contestó a Felipe Calderón, el peor de esa grey de políticos, el que más daño le hizo a ese estado. Silvano rechazó la idea de éste de que la crisis se agrava por la falta de colaboración de los alcaldes.
Primero explicó, en función por vez primera de su propia experiencia, que lo que se vive en Michoacán “es una cosa terrible, no les puedo dar muchos detalles por obvias razones, pero por ejemplo yo hago gestiones para mis municipios, para muchos municipios. Y apenas, no sé cómo se enteran, saben que va a bajar un recurso, mandan llamar al alcalde y le dicen es tanto, 10 por ciento y es por adelantado, nada de que (después)… No, es por adelantado”.
Por eso cuando a Silvano le preguntaron sobre el mensaje de Twitter que el viernes difundió Calderón, en el sentido de que sólo se puede avanzar cuando las autoridades locales están dispuestas a colaborar, el perredista contestó: “Siempre ha traído esa obsesión Calderón, de que es porque la autoridad local no quiere; la autoridad local no puede. Los municipios están anulados, muchos alcaldes no despachan en sus municipios. Es una cosa terrible, la ausencia de autoridad es total, los municipios tienen que entregar una cuota mensual, aparte de las obras.”
Aureoles definió muy bien aquello que enfrentan los alcaldes michoacanos: “un gobierno paralelo”. Y el haber llegado a eso es culpa de Calderón, que con su “guerra” hizo que muriera mucha gente, generó una violencia inusitada y, en vez de recuperar territorio, hizo que este se perdiera en manos del gobierno paralelo del narco.
Aureoles dice con claridad lo que el truculento de Calderón oculta desde su sexenio, que las autoridades locales se encuentran rebasadas porque “ya se perdió la línea” entre el poder legalmente constituido y el de la delincuencia.
Y es debido a esa situación, que Calderón creó en Michoacán y en buena parte del país, que hombres desesperados pero valientes como el alcalde de Santa Ana Maya, Michoacán, Ygnacio López Mendoza, fue asesinado tras denunciar el mentado cobro de cuotas.
Cierto que el alcalde asesinado gritó a los cuatro vientos en octubre pasado aquello de que “por obra tenemos que darle a los Templarios el 10%”. De hecho, él había dicho desde febrero que pagaba una cuota de 100 mil pesos al mes en efectivo a la delincuencia para que lo dejaran trabajar.
Aureoles agrega a lo ya sabido que además de la extorsión generalizada a autoridades, las bandas criminales están cobrando, por lo general un 10 por ciento, a quienes ganan las licitaciones públicas y a los ayuntamientos cuando reciben recursos adicionales.
Lo que el diputado ahora se atreve a decir tiene el mérito de que él está inmerso en la situación y tiene que viajar a Michoacán en un contexto por demás peligroso.
“Las policías municipales están al servicio de la mafia, y yo no creo que lo hagan por voluntad. Lo hacen porque están amenazados; los alcaldes están advertidos, pues en las instancias, digamos, la Procuraduría o la Secretaría de Seguridad Pública, pues están infiltrados y amenazados.
En el caso de los concursos de obras aplicados por Comunicaciones y Transportes y Comisión Nacional del Agua, “los delincuentes traen las licitaciones, traen las convocatorias, traen los fallos y traen las listas de quienes las ganaron”.
Aureoles no habla de Michoacán a través de un miserable tuit escrito desde algún lugar de los Estados Unidos, como Calderón.
Si tanto quiere éste meterse ahora en el problema, sería bueno que lo hiciera pero yendo a una plaza de Michoacán. A ver si de veras es lo valiente que decía. Y a ver cómo le iría.