Los “negritos” del arroz
Augusto Corro lunes 25, Nov 2013Punto por punto
Augusto Corro
Desde el inicio de la guerra de Calderón contra la delincuencia organizada se sabía que las policías Federal, Estatal y Municipal no estaban en condiciones para desempeñar su responsabilidad con resultados positivos.
El tiempo se encargó de confirmar esa idea que evidencia el poco compromiso de los cuerpos policiales con la sociedad.
De esta manera, los cárteles de la droga siempre han contado con el apoyo de los representantes de la ley, que los protegen y los ayudan a burlar la justicia. Es más, les sirven de guaruras y de mandaderos.
La colusión entre delincuentes y policías federales, en algunos casos ha rebasado el escándalo, porque éstos también han colaborado en los secuestros o levantamientos.
Concretamente, en Acapulco, los mencionados representantes de la ley trasladaban a los plagiados en los vehículos oficiales.
En el sexenio de Calderón se registraron hechos violentos en los que los policías federales fueron los protagonistas. En el aeropuerto internacional del Distrito Federal se efectuó una balacera entre policías federales.
Tres agentes federales resultaron muertos, debido a una pugna de la que poco se conoció y el caso se olvidó poco a poco, aunque se comentó que los policías federales estaban vinculados a una red internacional de tráfico de enervantes.
Esta relación de casos viene a colación, porque en Saltillo, Coahuila, fue capturado un jefe “Los Zetas”, Jorge Ubaldo del Fierro Varela “El Ruso”.
Sólo que “El Ruso” fue aprehendido con 13 policías federales que presuntamente lo protegían. El jefe “zeta” participaba en los patrullajes que efectuaban los representantes de la ley. Por cierto, se informó que entre los detenidos se encontraba el comandante de los federales.
Pregunta obligada: ¿Funcionan los exámenes de confianza a los policías?
EN BUSCA DEL VOTO
Los principales aspirantes a la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) no esperaron los tiempos formales para sus campañas y ya recorren el país en busca de apoyos.
Quienes atraen los reflectores políticos son tres: Gustavo Madero, Ernesto Cordero y Josefina Vázquez Mota. El primero busca la reelección.
Un cuarto contendiente es el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, acusado de enriquecimiento ilícito.
En la batalla política sobresalen los enfrentamientos entre Madero y Cordero. Ambos representantes de dos corrientes irreconciliables. Aunque no podría asegurarse que así ocurra. Madero asumió un papel de franco enfrentamiento hacia Calderón. Cordero es la esperanza del michoacano para recuperar el partido.
En medio de ambos aspirantes apareció Vázquez Mota, con nuevos bríos, apoyada por el grupo Panistas por México, encabezado por ex gobernadores, que tienen una presencia importante entre las filas blanquiazules.
Madero cada vez se enreda más en el manejo del partido.
El reciente escándalo por las comisiones que reciben los diputados de por parte de los presidentes municipales ha sido una prueba de sus errores.
Resulta que el coordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal, quien fue señalado como uno de los legisladores que recibieron “la mochada”, fue apoyado por Madero.
Ante la denuncia contra Villarreal, Madero optó por protegerlo. Claro, el espaldarazo es obvio para sumar más adeptos a su causa. No importa la calidad moral del mencionado coordinador panista.
Como si no fuera suficiente con los problemas que tiene, el dirigente blanquiazul abrió fuego contra Vázquez Mota y el grupo que la apoya denominado Panistas por México.
Como señalamos arriba, dicho grupo lo forman los ex gobernadores de Nuevo León, Fernando Canales, Fernando Elizondo; el de Jalisco, Alberto Cárdenas, y de Baja California, Ernesto Ruffo. Dijo Madero que la multicitada asociación es una entelequia, es un membrete que no existe en su partido.
A las luchas políticas en el interior del PAN no se les ve fin. Será muy difícil que esta organización política salga del fondo del abismo al que lo llevaron sus dirigentes.