Mentalidad represiva
¬ Juan Manuel Magaña jueves 12, Dic 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Justo cuando el Distrito Federal está a punto de alcanzar el mayor avance en su progreso político, fuerzas de arrastre que obedecen a designios autoritarios se empeñan en que la capital dé un gran salto hacia atrás.
El DF está a punto de recibir el merecido beneficio de una reforma política que habrá de convertirle en el estado 32 del país, con su gobernador, sus 16 alcaldes y sus cabildos electos democráticamente, y en ciudad capital, dado que se mantendría como asiento de los poderes federales.
Y es en este umbral cuando en las comisiones de Derechos Humanos y del Distrito Federal de la Cámara de Diputados, legisladores del PAN, PRI y PVEM aprobaron anteayer, sin debate y con mañas, un dictamen de Ley de Manifestaciones Públicas del Distrito Federal, que a decir de organizaciones sociales vulnera gravemente las libertades y derechos ciudadanos establecidos en la Constitución, particularmente los de reunión, expresión y libre tránsito, y se contrapone con ordenamientos legales ya vigentes en la urbe.
El documento fue elaborado por el panista Jorge Sotomayor Chávez y propone constreñir la realización de manifestaciones a arterias secundarias y limitar su horario de 11 de la mañana a 6 de la tarde, condicionarlas a una autorización previa del Gobierno del Distrito Federal y prohibir que se realicen para exigir la modificación de decisiones gubernamentales, sean locales o federales.
Ya el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, se pronunció en contra de semejante ley aprobada en comisiones porque, a decir de él, va en contra de la búsqueda de autonomía de la ciudad, propuesta en la reforma constitucional para la Ciudad de México.
En conferencia de prensa, afirmó que la Consejería Jurídica de su gobierno estudia los recursos que podría interponer de ser aprobado el dictamen.
La reforma política, que parece inminente para el DF, delimitaría las facultades del Presidente de la República, a quien tocaría seguir informando al Congreso de la Unión sobre la coordinación metropolitana y el monto de endeudamiento, pero ya no nombraría ni ratificaría ni removería, como ocurre actualmente, al procurador de Justicia y al secretario de Seguridad Pública.
Precisamente lo que el panista Sotomayor propone con su engendro de ley es mantener al DF en atadura respecto del Ejecutivo y el Legislativo federales, para a través de ella dar rienda suelta a un tratamiento autoritario y represivo contra los movimientos sociales.
El panista, seguido de priístas y verdes, pareciera querer cerrar el paso a lo que parece que viene: un avance para la vida democrática de la capital del país, que habría de tener su propia Constitución, la que seguramente mantendría libertades y ampliaría otras.
No, lo que quiere el diputado Sotomayor es mutilar las libertades ciudadanas en la ciudad capital que justamente se han expresado en estos tiempos y muy seguramente seguirán manifestándose y con más fuerza en el futuro inmediato.
Seguramente ese dictamen aprobado en comisiones no avanzará y las ideas que contiene regresarán a la cavernosa mente de quien las produjo en medio del aquelarre legislativo que hoy vivimos.
Pero por eso es urgente avanzar en la reforma política para el Distrito Federal que habrá de consagrar la plena igualdad de la ciudad con el resto de las entidades federativas. Hay que protegerla de una derecha autoritaria que azuza a los poderes federales para que intervengan en la vida política de la metrópoli.