Por una cultura del deporte
¬ Alejo Sánchez Cano lunes 31, Mar 2014Como veo, doy
Alejo Sánchez Cano
- Tabasco, festejos desdibujados
A menos que el reloj parlamentario se alargue, es previsible que el próximo martes haya humo blanco en materia de legislación del deporte, pues la minuta que los diputados enviaron a la Cámara de Senadores para reformar la Ley General de Cultura Física y Deporte ha sido considerada de urgente y obvia resolución entre los legisladores, se da por hecho que esta propuesta será aprobada sin mayor problema.
La reforma propuesta por diputados del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional contempla castigos a quienes inciten o generen violencia en eventos deportivos, a quienes introduzcan armas a los recintos correspondientes, y a quienes dentro de éstos cause daños en los bienes muebles o inmuebles.
En la modificación legal se establecen sanciones de seis meses a cuatro años y de 10 a 60 días de multa a quienes participen activamente en riñas y hasta tres años de prisión o 40 días de multa a quien ingrese sin autorización al campo de juego o evento deportivo y agreda a los asistentes o cause daños. También habrá penas para quienes lancen objetos que pongan en peligro la salud o la integridad de los deportistas y público en general.
Hay muchas otras sanciones y que bueno, porque en últimas fechas las porras o grupos de seguidores de algunos equipos de futbol, principalmente, ya se estaban pasando de tueste en sus ya de por sí alocados comportamientos en detrimento del espectáculo deportivo. Qué bueno que haya cárcel y que haya multas para quienes trasgredan las normas mínimas de la educación, pero es un hecho que en materia deportiva aún estamos en pañales, sobre todo si consideramos que fue hasta el año de 1990 cuando por primera vez oímos hablar de una ley en materia deportiva y después de sufrir unas cuatro o cinco reformas, el año pasado surgió la ley que hoy nuevamente está en proceso de reformarse.
No hay duda, quienes gustamos de la práctica del deporte o simplemente somos aficionados o espectadores tenemos que seguir impulsando una cultura del deporte, de calidad y de sano esparcimiento para todos. Entonces hay que seguir reflexionando sobre el tema y a los legisladores toca plasmarlas en reglas modernas y de mayor convivencia familiar. Ojalá, nos conviene a todos.
PASO SIN VER.- El colorido que caracteriza a las tierras tabasqueñas, con su atractivo clima tropical, su distinción por la abundante flora y fauna, la belleza de sus paisajes y atractivos turísticos, pero sobre todo por la calidez de su gente, son características que se han visto desdibujadas hoy en día por la existencia de un problema entre la policía estatal y el gobierno que encabeza Arturo Núñez Jiménez, conflicto que tiene ya más de 15 días en la calle y no hay visos de solución, incluso a nivel nacional hoy la gente habla más de esa entidad por esa pugna y los niveles de inseguridad y secuestros que se viven por las fiestas que en estos días también se celebran y en otros años se han constituido como verdaderos atractivos para el turismo nacional.
Dice el secretario de Gobierno de dicha entidad, Raúl Ojeda Zubieta, que el desencuentro con sus uniformados tiene su origen en un programa de transformación de los cuerpos policiacos y en romper con círculos viciosos, lo cual parece acertado si consideramos cifras que ubican a Tabasco entre las entidades con mayores índices de inseguridad y violencia, e incluso hace apenas unos días el coordinador nacional antisecuestro, Renato Sales Heredia, informó que la otrora tierra del edén es una de las 10 entidades donde se concentra 74 por ciento de la incidencia del delito del secuestro.
Sin duda, compartimos la idea de transformación, actualización y disciplina que deben tener todos los cuerpos policiacos, en sus tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, pero en el caso tabasqueño hay un ingrediente que va más allá de un simple funcionamiento de estos grupos. Los elementos están enojados con sus mandos por dos cosas: menosprecio de parte de sus superiores e incumplimiento de acuerdos firmados por el gobierno.
El problema ha crecido tanto que hoy los paristas demandan la destitución del secretario de Seguridad Pública, Audomaro Martínez, a quien señalan de prepotente, sin experiencia y sin cualidades para el cargo que ostenta, quien al parecer las ínfulas de poder y funcionario intocable que exhibe entre sus subordinados se deben a que fue impuesto por Andrés Manuel López Obrador, de quien fuera escolta durante la campaña presidencial. Pues será el sereno, pero hay un dicho popular que dice que los zapatos ni a fuerzas entran y al parecer es el caso del recomendado del “Peje” y -lejos de dialogar- en respuesta los quejosos han recibido golpes y amenazas.
Al principio el problema no era Audomaro, los polis iniciaron su movimiento con una queja por incumplimiento de acuerdos del gobierno estatal que encabeza Arturo Núñez, pero nadie les hizo caso. El año pasado los polis solicitaron mejorar sus prestaciones, como uniformes y servicios médicos, entre otros, pero pasaron los días y nada, después vinieron golpes y malos tratos, de los acuerdos pasaron a las actitudes intransigentes de ambas partes.
En esta pugna, los quejosos reconocen que los planteamientos y peticiones se hicieron mal de inicio, y no se refieren a su pliego petitorio, dicen haberse equivocado por dirigir sus demandas al gobernador Arturo Núñez, ya que si sus planteamientos los hubieran canalizado a la esposa del gobernador, Martha Lilia López Aguilera, tal vez hoy estarían trabajando y con uniforme e implementos adecuados para ello, pues -dicen- ella es la que decide y manda sobre las acciones de gobierno en la entidad.
Visto de esa manera, pues sí, los polis se equivocaron y doble, en el planteamiento y en su actitud de dejar sin vigilancia las calles de Tabasco. Lástima por sus habitantes, por lo pronto no cuentan con polis y hay poco turismo, pues los festejos en el estado se han visto desdibujados por la misma situación.