Petróleo y narco
¬ Juan Manuel Magaña martes 22, Abr 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El diario “The Washington Post” dedicó el pasado domingo un artículo de primera plana a México y su codiciado petróleo. Hace ver una parte de la complejidad de la apertura del sector petrolero mexicano al capital privado nacional y extranjero, por lo menos la que preocupa allá.
Y se trata de la inseguridad en zonas de nuestro país, donde se encuentran los recursos de gas de esquisto.
El artículo dice que el interés más grande en la reforma energética se espera que venga de las grandes compañías multinacionales como Exxon Mobil y Shell, mismas que cuentan con el capital y el equipo para “cazar” el premio más lucrativo: gigantescos yacimientos en aguas profundas en el Golfo de México.
En contraste, se afirma, la fracturación hidráulica es un servicio completamente diferente y está controlado por empresas independientes más pequeñas y por hábiles contratistas. El texto dice que no se sabe si estas empresas —a diferencia de Exxon y Shell— van a querer probar fortuna en las “salvajes” tierras del norte de México.
Y el “Post” explica que además de la falta de infraestructura y de agua, las reservas de gas de esquisto se hallan bajo la superficie de algunas de las regiones con mayor ausencia de leyes en el país.
Por ejemplo, el pozo Batial-1 en Tamaulipas, desde donde firma la nota el corresponsal en México del “Post”, está en “territorio Zeta”, el cártel que se especializa en secuestros y extorsiones. Dice que cuando geólogos y topógrafos tienen que desplazarse en busca de nuevos pozos, viajan escoltados por el Ejército.
Describe al pozo Batial-1 como un campo humano, donde equipos laboran 24 horas al día sin poder salir, ni siquiera al pueblo más cercano, “porque es demasiado peligroso”. Este mes, se agrega, empleados de la estadounidense Weatherford, la cual tiene contratos con Pemex por miles de millones de dólares, fueron baleados en su hotel en Ciudad Mier, durante una confrontación armada entre cárteles, aunque ninguno de los empleados fue impactado.
Se habla de que mientras que las grandes empresas petroleras que trabajan en Nigeria e Irak están acostumbradas a tener que lidiar con este tipo de amenazas, las pequeñas compañías especializadas en fracturación hidráulica no están acostumbradas.
El “Post” plantea que la estadounidense Weatherford lleva años trabajando bajo el “viejo modelo” que consiste en ganar una cuota fija de Pemex en lugar de compartir la producción. Pero calcula que, una vez que las nueva leyes secundarias entren en vigor, finalmente se cumplirán los deseos de las empresas extranjeras de tener la opción de obtener licencias para explotar petróleo y gas por su propia cuenta.
Pemex estima que las formaciones de gas de esquisto contiene energía equivalente a 60 mil millones de barriles de petróleo, cantidad que excede el volumen total que el país ha extraído mediante medios convencionales desde 1904. Se cree que las reservas de gas natural son especialmente abundantes.
Como puede verse, la riqueza que reposa bajo tierras y mares mexicanas es fabulosa, pero hace falta un golpe selectivo en la agenda: los “Zetas” se cruzan en la agenda. En cambio “El Chapo” está en la banca y por aquel lado que operaba no da tanto problema. ¿Se entiende la ecuación?