Tres elecciones
Ramón Zurita Sahagún martes 8, Jul 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Un año esperaron los candidatos de la coalición formada por cinco partidos políticos para ganar los dos pequeños municipios de Puebla, cuyos comicios fueron considerados nulos en 2013.
Eso sí, los ejes rectores de esa alianza de partidos políticos estuvo encabezada por Acción Nacional y su incondicional poblano, el de la Revolución Democrática.
La cercanía de estos dos partidos en territorio poblano no es tan atrayente para aquellos que condenan los acercamientos entre derecha e izquierda, por lo que transitan sin tantos reclamos.
Manlio Fabio Beltrones que cataloga como “contranatura” este tipo de alianzas no se ha percatado de lo que sucede en el estado de Puebla o no le concede importancia alguna.
Sin embargo, tal vez, no han apreciado que en esa alianza poblana las cabezas de ella son el gobernador Rafael Moreno Valle, quien aspira a convertirse en candidato presidencial de su partido y trabaja en ese esquema y Luis Miguel Barbosa, coordinador de la bancada perredista en el Senado de la República.
Es ahí cuando se torna interesante la simbiosis entre los dos personajes que manejan ideologías distintas y que, sin embargo, se unen en torno de alcanzar el poder.
Moreno Valle es de extracción priísta y su abuelo fue gobernador del estado impulsado por ese partido, militancia que mantuvo él mismo y que le permitió ser aspirante al gobierno de Puebla, hasta que no se concretó dicha candidatura y prefirió emigrar para Acción Nacional, donde fue apoyado con rumbo al Senado de la República y al gobierno estatal.
Barbosa Huerta no fue militante priísta (aunque proviene de una familia con esa tendencia ideológica) y se afilió al Partido de la Revolución Democrática, donde se erigió al poco tiempo como el gran cacique del organismo político en Puebla.
La mancuerna de ambos funciona de maravilla, ya que unidos fueron en pos del gobierno del estado y lo consiguieron, más adelante sumaron fuerzas y refrendaron las victorias en los principales ayuntamientos del estado y en el Congreso local.
Mantienen la unidad y consiguen la victoria en dos pequeños municipios Acajete y Cuapiaxtla, mismos que se fueron a una jornada electoral extraordinaria.
Claro que la victoria no fue tan sencilla como parece, ya que los candidatos avalados por el PAN y respaldados por el PRD y otros tres partidos más (PNA, CPP y PSI), recibieron una fuerte impugnación por el PRI, aunque el Instituto Electoral del Estado solamente reportó incidentes menores.
Los comicios se caracterizaron por algo que se está convirtiendo en una práctica común en todos los procesos electorales, las denuncias sobre una eventual coacción del voto, intimidación hacia los electores por parte de grupos de choque, así como la supuesta injerencia de servidores públicos.
Y es que en los procesos electorales de Coahuila y Nayarit, celebrados en la misma fecha (6 de julio), también se cruzaron acusaciones sobre los mismos temas.
Se sabía de antemano que los comicios de Coahuila serían casi un paseo para el PRI, ya que no contenían la elección de los alcaldes que es más atractiva para los ciudadanos, sino solamente la de diputados locales.
El anuncio del triunfo priísta en los 16 distritos locales no sorprendió a nadie y prontamente los dirigentes estatales de Acción Nacional reconocieron su derrota y la consiguiente victoria del tricolor.
Se presentía que Nayarit sería la contienda difícil de estos procesos electorales, ya que el gobernador priísta, Roberto Sandoval, daba muestras de su interés por participar en los comicios.
El proceso electoral fue sumamente jaloneado con denuncias de todo tipo, especialmente las concernientes a que se preparaba una elección de estado, con la participación de funcionarios de todos los niveles, empezando por el gobernador, seguido por la delegada de Sedesol y funcionarios de nivel estatal.
Nuevamente se presentó la alianza de la oposición conformada por Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, aunque solamente fue de facto, pero ello bastó para que conquistaran la principal plaza en disputa, el ayuntamiento de Tepic.
Esa entidad es el claro ejemplo del voto diversificado de los electores, ya que el PAN con su aliado el PRD conquistaron la capital del estado, pero el partido tricolor consiguió la mayoría en el Congreso local y hasta alcanzó el triunfo el cuestionado candidato independiente de San Blas (el que robó poquito), Hilario Ramírez.
Nayarit fue el ejemplo de que las coaliciones arrojan resultados satisfactorios, aunque no completos.
El PRI, apoyado por Nueva Alianza y el Partido Verde, lograron la mayoría en el Congreso y el PAN, respaldado por el PRD consiguió una capital más, con lo que la suma a las de Tlaxcala, Nuevo León, Aguascalientes, Baja California y Oaxaca, entre otras.
Habrá que ver si en los comicios federales del año próximo los partidos se encuentran dispuestos a jugar con las mismas alianzas o preparan otra alineación.
POLO DOMÍNGUEZ
El nuevo alcalde electo de Tepic, Leopoldo Domínguez, es médico cirujano y milita en Acción Nacional desde hace 14 años.
Polo Domínguez quedó 17 puntos arriba del candidato tricolor, que obtuvo 37.79 por ciento, con el 97.6 por ciento de las actas computadas.
Domínguez fue diputado local y presidente del PAN en Tepic hasta que decidió competir nuevamente por la alcaldía de la capital estatal.
Estudió medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara y es cirujano en activo.
Ingresó al PAN desde noviembre del año 2000. Aunque antes formó parte del equipo de transición de Vicente Fox Quesada, en el área de salud.
Ya había competido para el ayuntamiento de Tepic como candidato del PAN en 2002, aunque perdió en aquella ocasión.