¿Qué hacer con ellos?
Ramón Zurita Sahagún miércoles 9, Jul 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
En algunos países los ex presidentes de la República son convertidos en senadores vitalicios, una vez que dejan el Poder Ejecutivo.
En otros más, los ex presidentes se convierten en cotizados oradores, para conocer en sus exposiciones los episodios vividos en sus administraciones.
México tenía la ley no escrita del silencio de los ex mandatarios una vez que terminaban su gestión. Esa era una de las reglas de oro del sistema político mexicano, pocas veces quebrantadas.
Si acaso, aquella ocasión en que el ex presidente Luis Echeverría Álvarez le atizó a su sucesor, José López Portillo, quien le reviró con aquella frase de ¿tú también Luis?
De otra forma, la política mexicana marchaba en orden con los ex presidentes confinados al papel del pasado que les había tocado desempeñar.
En alguna ocasión, se reunió a los ex presidentes vivos y se le asignaron tareas a cada uno de ellos, durante la administración de Miguel Alemán, que fue la temporada en que mayor número de ex mandatarios se encontraban vivos. Cada uno de ellos fue responsabilizado de tareas gubernamentales menores, que los mantenían entretenidos y no generaban ruido al Presidente en funciones.
Lázaro Cárdenas, Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, entre otros y posteriormente Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines y hasta Adolfo López Mateos, alcanzaron alguna tarea menor en que ocuparse.
Adolfo el menor (López Mateos) tuvo a su cargo la de presidente del Comité Organizador de los XIX Juegos Olímpicos, que tendrían lugar en México en 1968, cargo que ostentaba hasta el momento de su muerte.
El distanciamiento entre Luis Echeverría Álvarez y Gustavo Díaz Ordaz rompió con esa cadena de pequeños encargos públicos a los ex mandatarios, para que no generaran polémica al Presidente de la República en turno.
Con José López Portillo se regresó a la regla, aunque aplicada con severidad, ya que Luis Echeverría fue enviado primero como embajador a la UNESCO y posteriormente se decidió mandarlo más lejos, como representante diplomático en Australia, Nueva Zelandia y las Islas Fidji.
Fue tan catastrófico el término del sexenio de José López Portillo que el ex presidente se refugió en sus libros.
Miguel de la Madrid fue el siguiente ex presidente que cargó con dicha etiqueta, pero que si fue recompensado con un cargo importante, ya que fue designado director del Fondo de Cultura Económica, puesto que desempeñó hasta el siguiente sexenio, el de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Carlos Salinas de Gortari vivió una historia similar a la de José López Portillo, aunque prefirió exiliarse en Irlanda que continuar viviendo en México, como sí lo hizo López Portillo, que padeció constantes humillaciones en sus escasas exhibiciones públicas.
Ernesto Zedillo Ponce de León no requirió de ser empleado nuevamente por el gobierno mexicano, ya que cuando que dejó el gobierno se empleó con empresas del extranjero y cambió su domicilio fuera del país.
Claro que con la gestión de Zedillo Ponce de León se rompió la hegemonía priísta y ascendieron los panistas al gobierno de la República, con Vicente Fox Quesada.
El ex presidente Vicente Fox Quesada tampoco fue requerido por su sucesor para emplearse en la administración pública, aunque antes de ello hizo lo mismo que Luis Echeverría y se creó un centro de conferencias y capacitación, desde el que podría maniobrar a su gusto.
Como lo había hecho Echeverría Álvarez con su Universidad del Tercer Mundo, Fox Quesada operó desde esa instancia algunas de sus acciones, además de convertirse en conferencista y próspero empresario.
El término del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa conllevó el final de las sucesivas administraciones panistas, por lo que el siguiente Presidente de la República, el priísta Enrique Peña Nieto tampoco le procuró continuar con su incorporación a la administración pública.
A Calderón Hinojosa le tocó la época de los ex mandatarios conferencistas, cuyas pláticas son pagadas a altos costos, por lo que aunado a su pensión lo mantiene sin presiones económicas de ningún tipo.
Con todo y ello, los ex mandatarios mexicanos generan polémica, ya que varios de ellos desean continuar participando en política y buscan los reflectores, sin importar el tamaño de sus declaraciones y el contexto de las mismas. Salinas de Gortari, Fox Quesada y Calderón Hinojosa son los más proclives a la verborrea, mientras que Zedillo Ponce de León se mantiene agazapado y responde solamente a los ataques que le generan.
El otro ex Presidente de la República vivo es Luis Echeverría Álvarez, quien con edad avanzada se encuentra recluido en su casa.
Son pocos los ex presidente mexicanos vivos, por lo que algunos opinan que valdría la pena aprovechar su experiencia y emplearlos en algo que, además, los mantenga entretenidos.
Para otros hay un pero, el que la mayoría de los ex presidentes mexicanos salen sumamente desprestigiados, por lo que sería difícil incorporarlos en tareas de importancia.
El regreso de Felipe Calderón Hinojosa al país es un buen termómetro para medir la temperatura política de los ex Presidentes de la República.
CASTRO TRENTI
Hay personajes políticos que creen merecerlo todo y que por sus participaciones políticas se tiene una deuda con ellos.
Uno de ellos es el ex candidato priísta al gobierno de Baja California, Fernando Castro Trenti, quien no conforme con el gran premio de consolación que le fue otorgado como embajador de México en Argentina, ahora exige la entrega de los nombramientos de los delegados del gobierno federal en Baja California.
Castro Trenti fue vencido en la elección del año pasado y ahora pretende que Julio Felipe García, uno de sus cercanos operadores sea designado como delegado de la Profeco en el estado que no pudo gobernar.