Alternancia (I)
Ramón Zurita Sahagún martes 26, Ene 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
De los 12 estados que elegirán a sus nuevos gobernantes el próximo 5 de junio, destacan varios que no han pasado por el fenómeno de la alternancia, pero que en esta ocasión lo pueden vivir.
Sin conocer todavía los nombres de todos los competidores que participarán como abanderados de cada uno de los partidos contendientes: Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, serían las entidades en riesgo para el priísmo.
En los 87 años que tiene de fundado el PRI (antes PNR y PRM) conserva todavía varios bastiones que no han podido horadar los opositores, con todo y el arribo de la nueva democracia a inicios de la década de los noventa del siglo pasado.
De los 12 estados en disputa: Aguascalientes, Chihuahua, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas, han vivido la alternancia, pasando de los gobiernos priístas a los perredistas o panistas y, en algunos casos, han vuelto a las administraciones del tricolor.
En el caso de Aguascalientes, sus habitantes fueron gobernados por dos administraciones sucesivas panistas y regresaron al redil priísta.
Otto Granados Roldán (hoy subsecretario en la SEP) fue el último gobernador priísta, antes de que el panismo arrebatara esa entidad a los tricolores, mediante sus candidatos Felipe González y Luis Armando Reynoso.
Sin embargo, el último de los gobiernos panistas no convenció a los electores que optaron por volver a confiar en los tricolores.
En esta ocasión, los candidatos del PRI (Lorena Martínez) y del PAN (Martín Orozco) arrancarán con números similares en las encuestas, con cierta ventaja para el blanquiazul que fue víctima del fuego amigo en su pasada competencia como candidato a gobernador.
La administración ejercida por Carlos Lozano resultó sumamente fallida, por lo que los panistas esperan la reconquista de ese territorio.
Chihuahua ya vivió la alternancia, aunque parece ser que la experiencia no fue agradable para los ciudadanos que optaron por regresar a los gobiernos priístas y no se ve como puedan arrebatarle la hegemonía.
Francisco Barrio Terrazas es el único gobernador que logró ganar sin los colores del PRI, en su segunda participación como candidato a gobernador, después de que seis años antes había sucumbido ante el priísta Fernando Baeza.
Barrio le ganó a Jesús Macías, que como él había sido alcalde de Ciudad Juárez, como el hoy candidato priísta, Enrique Serrano.
La competencia en Chihuahua no se ve tan complicada para el PRI (el PAN todavía no decide candidato), aunque depende del eventual crecimiento de un candidato independiente, José Luis Barraza, que asegura va con todo.
Barraza es un empresario (ex presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana) que decidió usar la nueva vía que ya llevó al triunfo a un candidato independiente en la persona de Jaime Rodríguez Calderón, del que se desconoce todavía el potencial electoral con que cuenta.
En Oaxaca se considera que el priísmo podría volver a ser derrotado por una alianza conformada por los mismos partidos que hoy gobiernan (PAN-PRD) y que llevaría eventualmente como candidato a un militante de izquierda.
Gabino Cué Monteagudo llegó al gobierno estatal apoyado por esos dos partidos y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), consiguiendo el suficiente número de sufragios para vencer la resistencia priísta y a su candidato Eviel Pérez Magaña.
Eviel pagó las consecuencias de los excesos y abusos de los últimos dos gobernantes priístas, José N. Murat y Ulises Ruiz Ortiz. Aunque el gobierno de Cué Monteagudo no ha sido lo que se esperaba, los ciudadanos están dispuestos a no permitir que se repita el fenómeno de que alguno de los protegidos de Murat o Ruiz se apodere nuevamente de la administración pública estatal.
Puebla es una entidad que se está convirtiendo en un dolor de cabeza para el priísmo y todo se lo deben al último gobernante del partido tricolor.
Mario Marín Torres dejó la mesa puesta para que ganara cualquier candidato de la oposición, aunque para lograrlo debieron constituir una gran alianza entre izquierda y derecha.
La oportunidad para los priístas se presenta a modo, toda vez que una nueva alianza no se ha podido constituir y los priístas cuentan con prospectos sólidos, bien posicionados y lejanos a la esfera de Marín Torres.
Rafael Moreno Valle, el actual gobernador, ex militante priísta y surgido de la alianza PAN-PRD, tiene en la mira la eventual candidatura presidencial del PAN, por lo que defenderá con todo la victoria, basándose en un candidato con presencia, como lo es el actual alcalde de la capital del estado, José Antonio Gali Fayad.
Sinaloa aparecía en el mapa como una entidad de fácil recuperación para el priísmo, aunque la nominación del abanderado del partido tricolor (Quirino Ordaz Coppel) provocó inquietud en los altos niveles del partido.
La candidatura de Ordaz Coppel, nacida de un supuesto convenio de unidad de todos los aspirantes alrededor del que resultara beneficiado no cayó bien en ningún lado. En la militancia causó inconformidad y entre la población más todavía.
En Sinaloa la mesa está puesta para el regreso del PRI, luego de que hace seis años votaron contrario a este partido, pero en favor de un político que semanas antes militaba en el tricolor.
Mario López Valdez fue apoyado por una coalición formada por Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Convergencia, luego de que su partido le negó la candidatura.
Su gobierno ha sido desastroso, pero en esos seis años, los priístas lograron rescatar todo lo perdido en los comicios de 2010, por lo que se tiene considerado rescatar el gobierno estatal en 2016, aunque por ahora la situación se torna turbia.