Los primeros días
Ramón Zurita Sahagún jueves 14, Abr 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Veracruz es la atracción electoral principal de los 12 estados que irán a las urnas el próximo 5 de junio para elegir a su nuevo gobernador.
Lo es, porque ahí se concentra el mayor número de votantes, ya que después del Estado de México y la Ciudad de México (antes Distrito Federal) es la tercera entidad con mayor concentración de habitantes.
Veracruz es un estado gobernado siempre por el PRI y sus antecedentes, pero desde hace varios años vive una intensidad democrática reflejada en lo diversificado que se encuentra su voto.
Por siempre priísta, los electores decidieron votar mayoritariamente por un cambio en los principales ayuntamientos durante el segundo trienio del gobierno de Patricio Chirinos Calero.
De esa forma, fueron cayendo bastiones como Veracruz, Xalapa, Coatzacoalcos, Córdoba, Orizaba, Boca del Río, Alvarado, Catemaco y muchos municipios más que pasaron a despojarse del ropaje tricolor y lo mudaron por blanquiazul y amarillo.
En lo estatal, se mantuvo el control priísta, aunque cada vez más cerrado el conteo de votos, pasando de amplias ventajas de 30 o 40 puntos de diferencia a menos de tres en los comicios recientes.
Fidel Herrera Beltrán fue el primer priísta que sintió el frío recorrer su cuerpo, ante una elección sumamente competida con el entonces panista Gerardo Buganza Salmerón, que fue impugnada y decidida en tribunales. Con Javier Duarte de Ochoa sucedió algo similar, aunque la operación del propio Herrera Beltrán sirvió para sacar una diferencia un poco mayor a la del entonces gobernador, sobre su adversario Miguel Ángel Yunes Linares.
Seis años más tarde, el mismo Yunes Linares repite como candidato del PAN, ahora respaldado por los restos del perredismo en el estado y se enfrenta a su primo, el tricolor (como lo fue él mismo en el pasado), Héctor Yunes Landa.
La elección llama poderosamente la atención en la capital del país, donde se magnifica lo que dice y hace uno y otro, mientras que en el estado, los electores ven el fenómeno Yunes vs Yunes como algo distante.
En realidad, las campañas no prenden, sin importar si se trata de los priístas, panistas, perredistas o demás representantes de los partidos.
Lo que sí se destaca es el montón que le echaron a Yunes el malo (así los diferencian) abriendo espacio entre los partidos minoritarios para ex panistas que buscan arrebatarle un puñado de votos a Miguel Ángel.
Por el Partido Encuentro Social participa como candidato a gobernador, Alejandro (“Pipo”) Vázquez, responsable de que Yunes Linares tenga ahora la cachucha panista.
Él lo llevo al partido, cuando fue hecho de lado por la dirigencia priísta, que definió la candidatura de Fidel Herrera Beltrán como su candidato a gobernador en el aparentemente lejano 2004.
Ahora se arrepiente y pregona que será un dique para el candidato de la alianza PAN-PRD. Como independiente va Juan Bueno Torio, ex diputado federal y ex senador panista, además de alto directivo de Petróleos Mexicanos, quien eligió esa vía, buscando frenar al mismo Miguel Ángel.
La candidata petista (PT) es Alba Leonila, también ex panista, adversaria jurada de Yunes Linares, quien concentra su campaña en ataques al ex priísta, converso al panismo.
Son tres los candidatos de otros partidos que no buscan ganar, sino impedir el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares.
El único adversario directo que tienen los Yunes (ambos) es Cuitláhuac García, un joven impetuoso que va con los colores de Morena y ya ganó una diputación federal de mayoría.
Con todo y ello, el Yunes panista y el Yunes (se define como el bueno) priísta, mantienen una cerrada lucha por el voto ciudadano, que, según encuestas, está sumamente parejo.
Los primos que antes de la contienda parecían sumamente unidos, respetuosos, fracturaron esa relación y hoy se dan con todo, olvidando que no hace mucho uno defendía al otro.
Ambos tratan de alegrar una campaña electoral que no logra penetrar en el ánimo ciudadano, pero que requiere de ellos para ir a sufragar el 5 de junio, ya que con lo cerrado de la contienda un puñado de votos definirá el triunfo para uno u otro.
Nadie duda de que el ganador de la contienda sea Yunes, aunque las opiniones se dividen, según su favorito.
Tampoco dudan los electores que en dos años más, el proceso electoral se defina, nuevamente entre un Yunes priísta contra un Yunes panista.
Pareciera que Veracruz vivirá durante dos gobiernos estatales seguidos bajo la administración de un Yunes.
Y es que Miguel Ángel tiene preparado para cualquier eventualidad a dos de sus hijos. Gane o pierda esta contienda, el siguiente candidato del PAN, se vislumbra será su hijo Miguel Ángel o en su defecto, Fernando, hijo menor.
Uno, alcalde de Boca del Río, por segunda ocasión y el otro senador de primera minoría, ambos por Acción Nacional. Tendría que pasar una catástrofe para que uno de los dos no fuese el siguiente abanderado del blanquiazul. Del lado priísta, la candidatura ya está definida en favor del también senador José Yunes, sin parentesco directo con los demás Yunes, pero que distingue como su tío al priísta Héctor.
Pepe (así le gusta que le digan) no es de los otros López, pero sí de los otros Yunes, los de Perote, no de los de Soledad de Doblado. Él buscó ser candidato en este proceso electoral, aunque no le alcanzó, ya que se consideró que sería presa fácil de Miguel Ángel, por lo que buscó un antídoto de la misma familia.
José Yunes se encuentra preparado para competir en 2018, en los que sería una administración sexenal (la próxima será de dos años), sin importar el nombre del ganador de esta contienda, ya que se encuentra convencido de que la siguiente será nuevamente Yunes contra Yunes.











