¿Y la autocrítica?
¬ Salvador Estrada martes 30, Ago 2016Folclor urbano
Salvador Estrada
La autocrítica se dio en el régimen de Luis Echeverría, y ya no se usa más, porque los partidos políticos ya no la necesitan, se creen íconos de la democracia, y sus políticos se consideran impolutos.
Esa decisión es un mal de muchos, porque sólo ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Han dejado de ser representantes del pueblo para volverse prepotentes y olvidar la humildad con que se conducen los ciudadanos para pedirles apoyo, incluso, algunos hasta de rodillas solicitan ayuda.
Los políticos no se ven en el espejo y solamente se dejan llevar por su vanidad y prepotencia y se sienten los salvadores, los héroes de mil batallas, pero en la realidad son amantes del poder y del dinero. Para conservar sus canonjías llegan a las promesas incumplidas, a la incongruencia y a la falacia.
En el PRI, la autocrítica, que nació en uno de sus regímenes, no se ve claro. Su líder, Enrique Ochoa Reza, da a conocer que irá contra la corrupción y sin embargo protege a los gobernadores priístas, que están en el banquillo de los acusados, quienes aún no han declarado por malos manejos económicos en sus estados.
Aunque esos casos de corrupción enojan a los ciudadanos, lo que más le duele a la población son las mentiras de los políticos. La reforma energética, dijeron, daría a los mexicanos gasolina más barata y tarifas reducidas en el pago de la luz eléctrica. Y ¿qué pasó? ¡cuatro gasolinazos en lo que va del año, con el de pasado mañana! El 1 de septiembre aumenta la Magna, el diésel y la luz. La autocrítica sale sobrando.
Los perredistas, que andan a la greña, dicen que impulsarán el combate a la corrupción en la próxima sesión del Senado de la República, pero la mayoría de sus legisladores todavía “no pasan la prueba 3 de 3”. Aquí tampoco se ve la autocrítica.
Por su parte, los panistas también andan en dimes y diretes. El líder nacional del partido se enfrenta a un ex presidente. Gustavo Madero le reclama a Ricardo Anaya, que no le cumplió lo prometido: darle el mando de la bancada azul en la Cámara de Diputados. Lo acusó de traidor. Anaya lo desmiente y se prepara para seguir como dirigente panista y luego lanzarse como candidato a la Presidencia de la República. Y como en el PAN “hay más tiradores” a la grande, en el partido se vive lucha interna y entonces se vale ¿qué se critiquen entre ellos?
Los aprovechados de la situación penosa de los partidos y que tampoco son autocríticos, son los políticos de Morena, que “se sienten libres de culpa y que no tiran la primera piedra”. Su líder anda de la seca la meca, promoviendo a su partido, y de paso su candidatura. En la penúltima gira proselitista, Andrés Manuel López Obrador propuso un debate nacional sobre las reformas y el diálogo con los maestros para resolver el conflicto. Y reiteró su solidaridad al movimiento magisterial. Seguramente, este apoyo a la CNTE es porque coincide con los maestros en su política marxista “quieren una sociedad sin clases”.