Sin fuerza los sectores del PRI
Ramón Zurita Sahagún lunes 27, Feb 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El inminente arribo de José N. Murat Casab a la dirigencia nacional del sector popular del PRI es un nuevo intento del partido tricolor por revivir los maltrechos y casi inexistentes organismos que le proveían de votos en el pasado.
Murat Casab, ex gobernador de Oaxaca, es de estilo bronco, confrontador, abierto y conocedor de las entrañas del partido y del sector que habrá de encabezar, aunque se desconoce si contará con el tiempo suficiente para reestructurar ese fantasmagórico membrete.
Hasta hace un par de décadas, los sectores del PRI fueron el principal instrumento para la movilización de sus votantes, hasta que llegó el momento en que se formaron organismos alternos y se fragmentó la unidad de los sectores.
El sector campesino se dividió y hasta la principal central, la Confederación Nacional Campesina se partió en dos grupos y los campesinos dejaron de estar organizados para votar (máxima del entonces secretario de Agricultura, Óscar Brauer Herrera).
Los cenopistas vieron desaparecer a la Confederación Nacional de Organizaciones Populares y dar paso a UNE, como un Frente Nacional de Organizaciones y Ciudadanos. Con la conformación de los cinco movimientos nacionales, el Movimiento Nacional Sindical, el Movimiento Nacional Gremial, el Movimiento Nacional de Profesionales y Técnicos, el Movimiento Nacional Urbano y el Movimiento Nacional Ciudadano, se consolidó la formación de agrupaciones autónomas.
La idea fue un total fracaso, por lo que tuvieron que regresar a sus siglas originales (CNOP), aunque sin la fuerza de antes, al quedar diseminados sus integrantes, ya que solo sirvieron para aumentar la burocracia y premiar a militantes que no habían obtenido preciadas candidaturas.
En la CTM la fragmentación sucedió desde antes de la muerte de Fidel Velázquez, pero el veterano ex lechero mantuvo los hilos del control político. A su muerte, la CTM pasó también a mejor vida.
Es cierto que los priístas mantienen en sus vitrinas los tres principales sectores del PRI y hasta han creado otros como el de los jóvenes, el de las mujeres y sectorizaron a las féminas entre mujeres cenopistas, cetemistas y campesinas, para dar mayor juego, pero sin resultado alguno.
Los sectores del PRI carecen de vigencia, de vitalidad de empuje, de presencia y sus dirigentes son opacos, carentes de liderazgo y hasta anodino.
Cristina Díaz Salazar es senadora y con una amplia carrera legislativa y de cargos de elección popular, aunque en la actualidad es legisladora por la vía de la representación proporcional y aunque terminó su período como dirigente del sector popular, su paso anodino no produjo nada.
Antes de ella, pasaron por la dirigencia nacional Roberto Campa y Manlio Fabio Beltrones que le intentaron dar movilidad, pero llegó la pasividad de Emilio Gamboa y el viejo organismo recuperó su pasividad.
Por la dirigencia del sector popular pasaron personajes como Alfonso Martínez Domínguez, Fernando López Arias, Guillermo Fonseca Álvarez y otros priístas más que gobernaron sus respectivos estados natales.
Incluso, hasta la candidatura al gobierno de Nuevo León le fue otorgado a una compañera de escaño, que resultó el fiasco más grande cuantos candidatos presentó el PRI en el presente sexenio.
Teniendo a su lado al gran impulsor de las candidaturas del PRI, Emilio Gamboa Patrón, Díaz Salazar advirtió como el coordinador de los senadores priístas decantaba por Ivonne García Álvarez, quien cayó dos a uno ante el candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”.
Mejor suerte corrió el dirigente nacional del sector campesinos (CNC), Manuel Cota Jiménez, a quien el liderazgo le permitió ser senador de la República y saltar a la candidatura al gobierno de Nayarit en el proceso comicial del cuatro de junio.
Antes de Cota Jiménez, por el liderazgo de la CNC desfilaron una serie de personajes de renombre, algunos de ellos fueron gobernadores, otros no lo consiguieron, pero si con una gran influencia dentro del PRI: Gabriel Leyva Velázquez, Beatriz Paredes (presidió el PRI), Víctor Cervera, Heladio Ramírez, Maximiliano Silerio, Javier Rojo Gómez, todos gobernadores alguna vez y hasta dos ocasiones como el caso de Cervera.
También alcanzaron el rango de secretarios general de la CNC, Augusto Gómez Villanueva, Héctor Hugo Olivares, Alfredo V. Bonfil, aunque los tres más reciente tienen el rango de anodinos: Cruz López, Gerardo Sánchez y Manuel Cota.
La suerte de Cota Jiménez está echada, será candidato, aunque negros augurios se cifran en sus posibilidades.
En la CTM se mantuvo siempre un enclave, bajo el férreo control de Fidel Velázquez Sánchez, quien venció la resistencia de los altos mandos priístas que se resistían a que un dirigente obrero fuese gobernador de alguna entidad. De esa manera, Emilio González Martínez lo consiguió, con el respaldo del ex lobito y le siguió Rigoberto Ochoa Zaragoza, en el mismo estado, Nayarit, el que hoy aspira gobernar Cota Jiménez.
La Confederación de Trabajadores de México se mantuvo bajo el control de Fidel hasta su muerte y su participación dentro del PRI era de suma importancia, tanta que las negociaciones de las candidaturas presidenciales pasaban por su aprobación, lo que no sucedía con los otros dos organismos sectoriales del PRI.
A la muerte de Fidel, los nuevos liderazgos de la CTM perdieron fuerza y la central obrera fue relegada, incluso con las candidaturas al Congreso de la Unión, donde sus legisladores pasaron de ser más de un ciento a un puñado de representantes obreros.
Leonardo Rodríguez Alcaine y Joaquín Gamboa Pascoe, con menor edad de la que tenía Fidel poco pudieron hacer para rescatar la fuerza de la CTM, especialmente a la pérdida del poder presidencial priísta. Carlos Aceves del Olmo, en la actualidad no representa nada para recuperar la fuerza y la vitalidad del pasado obrero.