Un buen presidente
Freddy Sánchez martes 8, Ago 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¡La esperanza de México!..
Más que un enunciado electoral, es lo único que puede mantener el ánimo en alto de los que han dejado de creer en la política y en los políticos para lograr la erradicación de dos males endémicos nacionales: la corrupción y la delincuencia.
Prácticas habituales en esferas institucionales y diversos sectores sociales. Lastres que han hecho imposible una mejor distribución de la riqueza nacional, en un ambiente de orden, concordia y respeto por la ley.
De modo que el cambio sexenal pone en perspectiva la posibilidad de una auténtica trasformación en el país para lograr el bienestar colectivo.
En ese sentido, es preciso pensar cuidadosamente qué opción política partidista podría inspirar mayor confianza en que efectivamente lo que venga para la nación con el cambio en el mando presidencial, ciertamente vaya encaminado a favorecer a la gente.
Que sean los priístas los que sigan al mando o regresen los panistas, inevitablemente invita a la reflexión acerca de si sería o no bueno para México que fuera López Obrador el próximo presidente.
Algo que a una parte de connacionales les causa temor, suponiendo que los sucesos de Venezuela se podrían repetir en nuestro país. Con desacuerdos, enfrentamientos, violencia y muerte.
Así que los opositores a López Obrador no desaprovechan ocasión para alertar a los electores sobre un futuro sombrío con el tabasqueño al mando de la Presidencia.
Y quienes lo defienden y apoyan su candidatura, naturalmente se esmeran en quitar de la cabeza a los electores la idea de que López Obrador sería un mal gobernante.
Mucho se ha dicho al respecto. Pero, algo que comentó en una entrevista el licenciado Carlos César Cárdenas, ex magistrado electoral y actual secretario del Trabajo de Morena, es digno de mención.
Palabras más palabras menos, aseveró que entre muchos políticos corruptos se ha dado una competencia para ver quién gana más, gozando de impunidad, porque los negocios de la corrupción que en todos los tiempos lamentablemente se han dado, en la actualidad son de una magnitud nunca antes vista, debido a que la ética en el ejercicio del poder se perdió hace mucho tiempo, lo que hace menester que al cargo presidencial llegue alguien dispuesto a vivir del sueldo que le paguen, sin estar pensando en cómo enriquecerse más que sus antecesores, alguien que no le incomode la austeridad y sobre todo alguien dispuesto a alentar la trasformación de México para el bienestar de la mayoría, que lógicamente desde su punto de vista sólo puede garantizar López Obrador.
En ese tenor, dijo el licenciado Cárdenas, que para lograr dicha trasformación con bienestar colectivo, es preciso que haya un cambio de fondo en el estilo de gobernar, en el comportamiento social, en la manera de hacer política, en la conducción de las institucionales y, naturalmente, en la interpretación y actuación de los derechos y obligaciones de los hombres y mujeres de este país.
Y eso es algo en lo que no le falta razón, porque un cambio de esa naturaleza es indispensable y habría que alentarlo con toda la fuerza del Estado, una vez que llegue a Los Pinos un personaje de la derecha, de la izquierda, del centro o un independiente con un indeclinable compromiso social, ajeno a las componendas de la corrupción, con carácter para poner orden sin incurrir en abusos, conciliador y promotor de la concordia y estabilidad nacional, o sea pues, un buen presidente.