El referendo, ¿democracia o excusa?
José Antonio López Sosa lunes 2, Oct 2017Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Madrid, España.- Independentistas y sus antagonistas en España tienen razones para defender lo uno y la otro.
Los discrusos populistas y demagógicos se escuchan de ambos lados, tanto los que quieren una Cataluña fuera de España, como los que apelan por la unidad española como producto histórico y garantía de un estado de bienestar.
Considero que ambos bandos mienten.
Los independentistas adoptan la intención de separarse de españa como una actitud de democracia, como si este concepto fuese inherente a un grupo de políticos que desea más que la autonomía dentro de un país.
Suponen que la democracia se reduce a que el estado español les permita un referendo para saber si continúan siendo parte del Reino de España o no.
Ahora bien, estos independentistas no hablan de la democracia más allá de su misión, es decir, no garantizan en su discurso incendiario un proyecto de nación o un programa de gobierno que conlleve a una mejora a la sociedad catalana.
Solo es retórica, apelar al débil que se rebela contra el fuerte, evocando la historia imperial de España y comparando incluso, la intención de independencia de Cataluña con los procesos de independencia de España en América Latina en el siglo XIX.
Por otro lado, el gobierno español y la mayoría de los partidos políticos condenan esta intención, llaman al diálogo y la unidad dentro de la ley pero tampoco en su discurso gariboleado evocando a la unidad, hablan de la mejora para el pueblo catalán y para el pueblo español en general.
La política es primero y los cotos de poder van siempre por encima del bienestar social, cosa que de un lado y del otro se olvida beligerantemente.
El gobierno español asegura que el fallido referendo de ayer (fallido por diagnóstico, no por opinión) ha sido ilegal desde su concepción y planteamiento, lo hace con la ley en la mano. Los separatistas catalanes aseguran que es ilegal que el estado español declare ilegal su referendo, que dicho sea de paso, careció de todas las características de transparencia en cuanto a la participación y los resultados.
El referendo de ayer no fue un acto que buscara democracia, fue un pretexto para ambos bandos: para los separatistas la ruta que los lleve a una declaración unilateral de independencia; para el gobierno español un disparate que fomenta el discurso que prioriza la unidad, antes del bienestar.
Incierto el futuro en Cataluña y España, lamentablemente en manos de los políticos, en una manipulación grosera a sus ciudadanos que, se independice o no Cataluña, no verán ninguna mejora en sus vidas diarias, ni en esa comunidad autónoma ni en España en general.
Llegué a Madrid ayer por la tarde procedente de Burdeos.
En la Puerta del Sol poco más de mil jóvenes protestaban exigiendo la libertad a los catalanes a decidir sobre su permanencia en España. La policía los encapsuló en un claro atentado contra la libertad para opinar y protestar.
Esa España libre vio remansos de autoritarismo ayer.
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