Intelectuales
Alberto Vieyra G. lunes 20, Jul 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Desde Siracusa, pasando por los sabios Platón, Aristóteles, Sócrates y muchos otros intelectuales de la edad antigua, la historia demuestra que los gobernantes siempre han querido rodearse de hombres sabios, sí de hombres que piensan. Entre otras razones, para legitimarse y brillar en el gobierno.
Sin embargo, el binomio gobernantes e intelectuales siempre ha sido como dos cables de la electricidad: Si se juntan chocan. Y es que los intelectuales, y en general los hombres pensantes, lo piensan dos veces en aguantar el autoritarismo del poder público, por lo que prefieren no perder su libertad ni su dignidad porque la “libertad y la dignidad” les permiten su libertad criticar como les venga en gana a los hombres del poder. Los intelectuales que optan por servir al diablo, es decir a los gobernantes, pierden su libertad y dignidad convirtiéndose en viles peones del rey.
¿Por qué hago historia?
Mire usted. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador y los principales intelectuales de México andan bien agarrados del chongo y el poder de los intelectuales ante la sociedad mexicana le causará mucha mella a AMLO, quien utiliza todo el poder del Estado, a través de sus mañaneras para combatirlos rabiosamente. La semana pasada, una treintena de intelectuales, entre los que figuran Enrique Krauze, Jorge Castañeda, Ángeles Mastretta, Héctor Aguilar Camín, Enrique Serna y tal y tal, quienes a través de un desplegado sugirieron a la oposición morenista, es decir al PRI, PAN, PRD y otras hierbas de olor, conformar una poderosa alianza para derrotar a como dé lugar a AMLO y Morena en las elecciones federales de 2021 y evitar que refrende su mayoría en la Cámara de Diputados y profundice en la catástrofe de catástrofes que ha provocado con sus erráticas acciones gubernamentales que se traducen en una mortandad por el irresponsable manejo en el coronavirus que ha desembocado en una crisis económica que no se veía desde 1932 y sin faltar la peligrosa división del país que día con día lleva a cabo, además de ser incapaz de frenar de detener la macabra ola de criminalidad que impera en el país.
AMLO ha reaccionado con furia, es de mecha corta, tildando a los intelectuales de corruptos y dando a entender a los mexicanos que todos los gobernantes que ha tenido antes que él la república fueron corruptos, ineptos y buenos pa´nada. Para AMLO, el pasado fue como un perro rabioso y pareciera que él se erige como la suprema pureza democrática de México. Para él, AMLO no es corrupto, no es un mercenario político que se ha enriquecido en el poder, no es un mentiroso a pesar de que se le contabilizan más de 27 mil mentiras, 14 de ellas diciendo que “ya vamos de salida en el coronavirus” y en fin, que AMLO es el supremo humanista que se compara con Jesucristo, nadie piensa como él, nadie habla como él y nadie es impoluto como él.
Tras la andanada presidencial desde Guadalajara, Jalisco, Enrique Krauze recordaría que: “Mientras la pandemia arrasa con la vida de decenas de miles de compatriotas desprotegidos, mientras la economía y el empleo se desploman, mientras la violencia impera … el Presidente ataca a un grupo de intelectuales”.
Mire usted, AMLO ataca a cualquier mexicano que lo critique y que no piense igual que él. La mortandad por el coronavirus y la delincuencia, el desastre económico y de salud pública le valen un comino porque él está en campaña electoral para salvar a Morena en las próximas elecciones federales. Ahora ofrece diálogo a los gobernadores que no son de su partido, en momentos en que los gobernadores trabajan para mandar a volar el Pacto Federal Fiscal, lo cual presagia un problema mayúsculo de separatismo en el país. ¿Diálogo?… Si AMLO nunca ha sido partidario del diálogo, históricamente ha lucrado con el encontronazo y ahora va a lucrar con un terremoto que llegó de España llamado Emilio Lozoya que hará que todos los problemas que lo tienen en jaque a AMLO pasen a segundo término o de noche.