El mejor del mundo
Armando Ríos Ruiz viernes 4, Sep 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El intento de informe de gobierno, ni siquiera mensaje a la nación, sino extensión de la mañanera, prolongada con diferente público sin oportunidad de preguntar ni de aplaudir, tal vez por lo intrascendente, mentiroso y hasta con señales de preocupación del expositor, dejó ver otra faceta de éste.
Dijo dos mentiras que revelan una personalidad imaginada por los inteligentes y jamás sospechada por sus chairos seguidores que, para defenderlo de los ataques bien ganados por sus ilimitados desatinos, recurren insistentemente al pasado, en donde encuentran miles de argumentos en decenas de mandatarios anteriores, que plagaron las páginas de la historia mexicana con actos mal olientes, corruptos, desdeñosos, abusivos.
El señor de Palacio se jactó del mejor gobierno, que él preside, en el peor momento. Sólo que nadie lo ha reconocido antes, para ser merecedor de semejante título, que sólo puede obedecer a un ego superlativo y obviamente, muy enfermo; que ve, como Santa Anna agonizante, a decenas de personas acercarse a él para estrechar la mano del súper hombre. Del que está encaramado encima de todos. Del genio superior.
Él y sólo él se ve en el espejo de Julio Cortázar, para preguntarse: “espejito, espejito, ¿quién es el más bello, el más inteligente, el mejor presidente del mundo?” Y enseguida imagina que el espejo le contesta que es el divino enviado de Macuspana para gloria y respiro de los mexicanos, que aplauden su paso como poseídos.
Algunos psicólogos lo comparan con Jim Jones, fundador de la secta Templo del Pueblo, quien decía ser Jesús y llevó al suicidio colectivo a 917 de sus miembros. En México hay millones que se expresan exaltados, delirantes, en pro de nuestro máximo exponente político, quienes dan muestra de que no durarían en sacrificarse a una orden suya.
También aseguró que es reconocido como el segundo mejor presidente del mundo. Pero nadie lo ha publicado. Nadie ha leído esa versión. Nadie ha visto en ningún medio ese reconocimiento. Más bien, las noticias de otros países, como de Inglaterra, Francia, Estados Unidos y más, han dado cuenta del pésimo gobierno mexicano y lo han ubicado, inclusive, como el peor del orbe.
¿De dónde saca que es el segundo mejor? ¿Qué quién? ¿Se siente superior a Ángela Merkel, de Alemania, que Justin Trudeau, de Canadá, que Vladimir Putin, de Rusia, que Halimah Yacob, sucesora de Lee Kuan Yew en Singapur, por ejemplo?
Roy Campos, director de Consulta Mitofsky explicó en una ocasión que a principio del año pasado fue considerado como tal, pero luego fue superado y enseguida apareció como el segundo de América Latina, en donde ya no está ni por encima de Nayib Bukele, de El Salvador y cayó hasta el séptimo sitio (el año pasado). Ahora, algunos lo consideran demasiado lejano de los primeros lugares.
Algunos medios ingleses han descalificado por completo su actuación y hasta han llamado cobardes a los mexicanos, por tolerar que un hombre con aspiraciones de dictador se erija como el destructor del país y amenace con convertirlo a pasos agigantados, en otro Venezuela.
Han fustigado ese carácter incapaz de adelantarse a los hechos, cuando están a la vista y no se explican que un hombre haga prácticamente lo que quiere, siempre en sentido negativo y nadie se atreva a ponerle un alto. La revista The Economist, del Reino Unido, calificó a nuestro Presidente como un “maestro del espectáculo”, entre otros calificativos peyorativos.
El día del informe sólo sirvió, pues, para encontrar un espacio dedicado a su propia vanagloria. Seguramente ni los que asistieron consintieron en esos dichos personalistas. Seguramente en la seguridad hermética de sus casas, también se atrevieron a comentar en corto, las presunciones del jefe.