Los hermanos del Presidente
Francisco Reynoso martes 25, Oct 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Algunos de esos escritores con tiempo y dinero de sobra deberían escribir un libro sobre los hermanos de los Presidentes de México.
Sobre uno de ellos, quizá el más polémico y “latoso”, existe mucha literatura. Maximino Ávila Camacho, hermano del presidente Manuel Ávila Camacho, ha dado puerta para muchas historias, negras en su inmensa mayoría. Se cuenta, por ejemplo, que fue admirador de Adolfo Hitler y participó en la red clandestina para venderle petróleo al führer durante la Segunda Guerra Mundial.
El mayor de los tres Ávila Camacho fue gobernador de Puebla y cometió excesos al por mayor; no había más ley que su ley y la de su pistola; y por supuesto, quiso ser Presidente de México.
Otro hermano presidencial muy famoso por “inquieto” fue Raúl Salinas de Gortari. A la fecha, anda dando guerra a los ejidatarios de San Lorenzo Chiautzingo, Puebla, donde tiene su rancho Las Mendocinas. Pero tiempo de gloria fue cuando su hermano Carlos Salinas de Gortari fue Presidente. En petit comité, la plana mayor de los Salinas: Raúl papá, Carlos y Raúl, planearon que éste último sería gobernador de Nuevo León y posteriormente buscaría la Presidencia de la República.
Las cosas salieron mal. Raúl Salinas fue acusado de los homicidios de Luis Donaldo Colosio y Juan Francisco Ruiz Massieu, su cuñado, y el presidente Ernesto Zedillo, con quien tenía viejas cuentas pendientes, lo metió a la cárcel en la que permaneció 10 años.
Enrique Peña Nieto tiene tres hermanos: Verónica, Cecilia y Arturo. Nada escandaloso se sabe de ellos.
Del ex panista Felipe Calderón, son cuatro hermanos: tres Luises: Luisa María, fallida gobernadora de Michoacán; Luis Gabriel, Luis Juan y María del Carmen. Dos de ellos anduvieron metidos en la política. Sólo destacó Luisa María, que llegó al Senado.
El ex presidente Vicente Fox Quesada tuvo ocho hermanos, pero hasta ahora ninguno se ha metido en negocios chuecos al amparo del poder.
Andrés Manuel López Obrador es el mayor de siete hermanos, de los cuales ya murieron dos: Candelaria, la única mujer y José Ramón, quien, aparentemente, se mató accidentalmente de un balazo cuando jugaba con una pistola.
De los vivos, dos lo son más que los de más: José Ramiro “Pepín” y Pío Lorenzo.
Aunque la fama de Pío ha trascendido fronteras por el video en el que recibe dinero de David León, ex operador financiero del gobierno de Chiapas, el más incomodo para Andrés Manuel ha sido “Pepín”.
José Ramiro fue alcalde de Macuspana y su ejercicio estuvo plagado de reclamos y escándalos por presuntos desvío de fondos y venta de terrenos de manera irregular.
Hace días, “Pepito” le soltó un soplamocos a Adán Augusto López, una de las cuatro “corcholatas” presidenciales.
A propósito de una visita del secretario de Gobernación a Tabasco, entidad de la que es gobernador con licencia, José Ramiro pidió a sus paisanos no confundirse: “Hay de López a López”, aclaró.
Y públicamente recriminó las aspiraciones de Adán Augusto de llegar a Palacio Nacional como sucesor de Andrés Manuel.
“¡Si no pudo con Tabasco, menos podría con el país!”, declaró “Pepín”, quien no oculta su preferencia por Claudia Sheinbaum Pardo, asìorante a la Presidencia.
El hermano incómodo también le dio un segundo caballazo a su paisano y aspirante presidencial: “¡ Y que quede claro que nadie en Tabasco está Agusto!”.
Trapitos al sol
Hoy, el senador Ricardo Monreal será invitado especial a los Martes del jaguar de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores. Quienes conocieron a la “Tigresa” Irma Serrano pondrían la mano en el fuego a que jamás, si hubiese sido gobernadora de su tierra Chiapas, hubiera llegado a las payasadas vergonzosas, inmorales e ilegales de la hija del negro Carlos Sansores Pérez. Ricardo Monreal instó a Layda a no caer en el juego sucio que se ha desatado en Morena por la rebatiña anticipada por la candidatura presidencial. Empero Layda no entiende razones; y no puede porque es irracional. Así que hoy le sacará sus trapitos al sol al zacatecano.
Frases de la literatura
Escuche lo que voy a decirle, mi joven Michelet: La historia de México es el recuento falso o arbitrariamente evocado al menos, de los caprichos de un poder displicente. Un poder gratuito y displicente, ¿me entiende usted? La encarnación mayor de ese poder es Antonio López de Santa Anna, un tiranuelo querido, odiado, controvertido, indiscutido, que encandiló a los mexicanos y los hizo perder medio territorio nacional. A los caprichos y flatos de ese estilo le llamamos hoy “presidencialismo mexicano”: La guerra de Galio, de Héctor Aguilar Camín.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos