La Santa Inquisición de Palacio
Alberto Vieyra G. miércoles 8, May 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Cuando Andrés Manuel López Obrador dejó de viajar en aviones comerciales en los que en más de media docena de ocasiones fue encarado por ciudadanos que le reclamaban su populismo mentiroso y el agravio a importantes personajes y mexicanos en general. El llamado falso Mesías dijo que ya no viajaría en vuelos comerciales sino en aviones de la Fuerza Aérea Mexicana porque a él le importa mucho que la gente de a pie no le falte al respeto a la “investidura presidencial”. ¡Vaya catastrófica forma de pensar!
Hasta los niños de pecho saben que el respeto se gana. ¿Y cómo se gana el respeto? Muy fácil: Con acciones de gobierno que merezcan el respeto ciudadano, no con diatribas ni groserías que no a pocos recuerdan al llamado “martillo de los herejes”, Tomás de Torquemada.
Torquemada fue capaz de quemar en leña verde y ejecutar con las leyes de la Santa Inquisición a 30 mil herejes y a otras 10 mil personas, en su mayoría ricas en toda Francia. Cientos de españoles y judíos llegarían a México después de que el martillo de los herejes” los sentenció a morir en la hoguera o ceder sus riquezas a la iglesia católica.
Desde la hoguera de la Santa Inquisición de Palacio Nacional, AMLO ha quemado en leña verde a periodistas, madres buscadoras, científicos, intelectuales, deportistas, a los llamados “conservadores fifís”, a gobernantes en el plano internacional y a mujeres, como hoy ocurre con María Amparo Casar, presidenta de Mexicanos contra la Corrupción, a quien tiene en la hoguera porque le ha sacado toda la podredumbre de corrupción que envuelve a sus hijos, a los amigos y a los primos de estos, que exhiben al gobierno de la 4T como un gobierno corrupto o raterillo.
Pero qué chistoso en el caso de la señora María Amparo Casar, AMLO revive el asunto de su marido muerto, quien trabajaba en Pemex y que según el Presidente de la República se suicidó y que ella se apersonó con el entonces procurador distrintense Bernardo Bátiz Vázquez, a quien, según él, fue a presionarlo a que la investigación concluyera diciendo que había muerto por accidente de trabajo para que ella pudiese cobrar su pensión, que a lo largo de 20 años suman ya más de 30 millones de pesos, por los cuales sería demandada por Pemex. Sí, hace dos décadas AMLO era el jefe del gobierno chilango, qué raro que Bernardo Bátiz no le haya informado a su jefe la jugada que le habría propuesto doña Amparo Casar, a quien hoy AMLO tiene en la hoguera de Palacio.
AMLO ha hecho dos México: El México de los conservadores fifís y de los pobres chairos, a los que diariamente les da cátedra para que odien a los ricos, según los cánones comunistas. Desde la Santa Inquisición de Palacio Nacional, AMLO ha quemado en leña verde la investidura presidencial o la institución presidencial que tanto dice que respeta.
Apenas quemó en leña verde a los científicos por su estudio sobre el desastroso manejo que su gobierno dio a la pandemia del coronavirus tachando a su informe de “pasquín inmundo”, lo cual refleja una monumental paranoia o una furia ciega de querer comerse vivos a todos sus adversarios o críticos que no piensan como él.
Interminable la lista de quienes han sido quemados en la hoguera de Palacio Nacional. Benedetti decía: que “por lo regular las bestias terminan devorándose a sí mismas” y con furia ciega.
¿AMLO estará preocupado por pasar a la historia como aquel “martillo de los herejes” o como Benito Juárez?