El asalto al Poder Judicial
¬ Luis Ángel García miércoles 19, Jun 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
En otras condiciones, esta columna iniciaría con la frase “el Presidente cree que los mexicanos somos idiotas”, pero luego de los resultados de las pasadas elecciones le doy la razón. Increíble el cinismo que mostraron el inquilino de Palacio Nacional, la mandataria electa y el gerente de la franquicia presidencial al presentar los resultados de las “encuestas” para conocer la voluntad del “pueblo bueno y sabio” sobre la elegibilidad de los jueces y aunque no se volaron la barda con un ciento por ciento de aceptación a la reforma judicial, se despacharon con un decoroso 75 por ciento.
De tal suerte que un abyecto Congreso federal aprobará en el próximo periodo de sesiones la iniciativa presidencial sin quitarle ni una coma, lo que será de facto un golpe de Estado al desaparecer a todo el Poder Judicial. Somos un pueblo de idiotas, que cree en la pantomima de las desacreditadas casas encuestadoras que, una vez más, hicieron un traje a la medida y ni ahí coincidieron en los porcentajes. Nadie objetó nada. Se ve como una nueva normalidad el engaño a la sociedad con falsos estudios demoscópicos que supuestamente miden el pulso de la ciudadanía sobre temas nacionales. El voto popular no siempre es una expresión sana de la democracia, sobre todo cuando se manipula a la opinión pública y se le vende la idea de que será muy demócrata elegir a jueces a mano alzada. Error que encubre un berrinche y actitud revanchista del Ejecutivo que no pudo domar en seis años a uno de sus contrapesos constitucionales encargado de frenar los abusos de la autoridad.
Con la legislatura que está por concluir -y seguramente lo hará la próxima-, el tabasqueño contó con un agachón Poder Legislativo que casi siempre aprobó las propuestas de ley sin quitarle una sola coma; los legisladores fueron serviles empleados del mandatario. Con los únicos que no pudo fue con los ministros de la Corte, ni cuando tenía a su disposición al impresentable presidente ministro Arturo Zaldívar ni cuando impuso a cuatro de los togados del Máximo Tribunal, incluida la ignorante Lenia Batres.
Está por consumarse este fáctico golpe de Estado sin que eso preocupe al mexicano. Él cree que vive en una democracia y que es sano sufragar el cargo de los jueces, lo que llevará a la administración de justicia a caer en manos de improvisados, abogados corruptos o juzgadores impuestos por el crimen organizado. Hoy para ser impartidor de justicia se requiere de un servicio civil de carrera y de acuciosos exámenes de oposición. La elección de jueces, magistrados y ministros conlleva el riesgo de elegir a gente ignorante, sin pericia en los temas judiciales o constitucionales, candidatos de la 4T que verían sus cargos como pago de favores o cuotas partidistas y el crimen organizado impulsaría a sus propios aspirantes. En ningún caso está exenta la presencia de la corrupción y la inducción del sentido de las sentencias. La justicia al mejor postor. De ese tamaño es el riesgo que se corre con el voto popular. Eso posibilita que en este remedo de gobiernos “demócratas” se quiera llevar todo a la consulta del pueblo “bueno y sabio”, como los nombramientos de los notarios o la designación de los rectores de la universidades públicas. Recordemos que ignorantes sufragantes legitimaron el cierre del aeropuerto en Texcoco o quisieron llevar al patíbulo a los ex presidentes. No siempre el asambleísmo o la votación a mano alzada es sinónimo de democracia. Un estudio técnico elaborado por juristas y especialistas de la UNAM advirtió de los errores en las iniciativas de reforma jurídica, lo que provocó la ira presidencial y descalificó a una de las 100 mejores universidades del mundo con un desdeñoso “ellos no tienen por qué meterse”.
Mientras funcione el sistema de acostumbrarnos a extender la manita para ser felices, seremos un pueblo de idiotas.