Los errores de la diplomacia mexicana
¬ Luis Ángel García miércoles 24, Jul 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Es bien sabido que el país dejó su liderazgo en el concierto internacional desde hace seis años. Aunque el gobierno peñista desperdició el llamado “momento mexicano”, entregó a su sucesor una de las quince economías más grandes del mundo, un convenio trilateral -T-MEC-, donde se igualó la relación con Estados Unidos y Canadá en materia comercial, éramos reconocidos por organismos como la OCDE y las calificadoras nos tenían bien posicionados. En los foros internacionales se escuchó la voz de los mexicanos e incluso se llevaron a cabo acuerdos de paz y negociaciones con guerrillas y gobiernos latinos en nuestro territorio.
En el concierto internacional, lo mismo se mostró liderazgo, tanto en las Naciones Unidas como en la OEA o en organismos regionales y mundiales como el que agrupa a los bancos centrales. Pero en cuanto arrancó esta administración todo se vino abajo; la reticencia del inquilino de Palacio Nacional a salir al extranjero hizo no sólo que se perdiera liderazgo, demostró que éramos un pueblo de economía cerrada y enemigo de la globalización, bajamos en el ranking de las principales economías, la OCDE exhibió el detrimento en los indicadores de desarrollo y nos reprobaron en todo tipo de pruebas como PISA.
Provocamos todo tipo de conflictos con varios países y se abandonó la política de no intervención y respeto a la autodeterminación de los pueblos para opinar o descalificar a gobiernos que no comulgaban con la 4T. Pausamos, por no decir rompimos, relaciones con España, tanto por negarse a disculparse por agravios de hace cinco siglos con el Vaticano, lo mismo y por negarse a prestar códices originales de sus museos a propósito del bicentenario de la consumación de la Independencia, así como con las autoridades de Austria por no querer devolver el penacho de Moctezuma. Más se recrudeció la animadversión con la Corona española por el maltrato a las empresas ibéricas, sobre todo en el tema de la energía eólica y las compañías petroleras. Tuvimos fricciones con Guatemala, Panamá, Perú, Ecuador, Bolivia y Argentina. Se entrometieron en la política interior de otras naciones, pero recurrieron al espíritu patriotero cuando la Casa Blanca o los legisladores norteamericanos exigieron definiciones de nuestras autoridades.
La relación con la Unión Americana ha sido tensa, lo mismo por las afectaciones a empresas gringas, como el incumplimiento de las cláusulas del T-MEC que ahora quieren renegociar, pero primero tendrán que enfrentar las resoluciones de los paneles que la negligencia de las autoridades mexicanas ha generado como es el caso del maíz transgénico. Otro problema es el migratorio que cuesta mucho dinero y sólo ha generado corrupción y mal ejercicio del servicio público, como lo fue la muerte de 40 migrantes asfixiados o quemados en una garita en Ciudad Juárez y en donde el gobierno encubre al director del INM.
La campaña electoral del candidato republicano Donald Trump revivió el triste episodio de la abyecta posición de este gobierno y su canciller de aceptar militarizar las fronteras para evitar la migración ilegal latinoamericana y el convertirnos de facto en un tercer país seguro sin recibir nada a cambio y sí dar techo, comida y servicios de salud a miles de trashumantes centro, sudamericanos y caribeños. Ni ésta ni la próxima administración han desmentido al populista aspirante a la Casa Blanca. Pero nuevamente se envolvieron en el lábaro patrio para ponerse un saco que no les correspondía. Se sintieron ofendidos por un agravio dirigido a Joe Biden. Entran con el pie izquierdo en la nueva faceta de la relación con los gringos. Muy celosos de la honra del ex canciller, pero no desmintieron los dichos del neoyorquino ni respondieron a la amenaza de castigar a México si no detiene el avance comercial chino, la migración ilegal y el tráfico de narcóticos. Ese es el quid del asunto.