La mitad de cirugías plásticas en México son hechas por charlatanes
* Destacadas, Nacional, Salud jueves 8, May 2025- La ruleta rusa quirúrgica
- A la publicidad engañosa y cursos apócrifos se suma la falta de regulación efectiva

Cerca de 50% de las cirugías plásticas que se practican en México, en particular en Baja California, son realizadas por charlatanes y usurpadores.
Pese a que en México, principalmente en Baja California, se ha registrado un crecimiento muy importante en la ejecución de cirugías plásticas en los últimos 20 o 25 años, la mitad de estos procedimiento quirúrgicos son realizadas por charlatanes y usurpadores, alertan especialistas.
Ricardo Vega Montiel, cirujano especialista e integrante del Comité de Turismo Médico, señaló que en Tijuana se practican principalmente cirugías bariátricas y estéticas, pero advirtió que existe una problemática relacionada con la usurpación en la profesión debido a la falta de regulación efectiva, la existencia de publicidad engañosa y cursos apócrifos.
En el marco del foro “Cirugía plástica, impacto del intrusismo como problema emergente de salud pública”, organizado por el Senado, Vega Montiel explicó que Tijuana, Mexicali, Rosarito y Tecate cuentan con la infraestructura médica para la práctica de este tipo de cirugías, que dejan una derrama anual de 3 mil millones de pesos, con 2.6 millones de visitantes de turismo médico, de los cuales el 70% proviene de Estados Unidos, 20% de Canadá y el resto de otros países.
“Si consideramos que en nuestra región y tal vez en el resto del país anden por esos números, de cada 10 procedimientos de cirugía plástica, estética, entre cuatro y cinco son realizados por usurpadores. Fíjense la gravedad. Y esto ha sido un exponente crecimiento en los últimos años. (…) Casi la mitad de los procedimientos están hechos por usurpadores”, alertó Vega Montiel.
Por su parte, José Manuel Cruz Castellanos, presidente de la Comisión de Salud del Senado, urgió a trabajar por una regulación moderna, segura y centrada en el paciente, en torno a la práctica de la cirugía plástica y reconstructiva en México.
Subrayó la importancia de identificar y sancionar a las personas que ejerzan la profesión sin estar certificadas para evitar complicaciones de salud o poner en riesgo la vida de quienes acceden a estos servicios.
Por eso, enfatizó, es necesario asegurar el acceso oportuno a estas intervenciones en el sistema público, combatir la desinformación y el intrusismo profesional, además de fortalecer la regulación y la ética en el ejercicio de esta práctica, así como impulsar la formación continua y especializada de quienes se dedican a esta rama.
Por su parte, José Ignacio Santos Preciado, presidente del Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas (CONACEM) y miembro honorario de la Academia Mexicana de la Cirugía, dijo que la formación del personal es fundamental.
Explicó que las sedes formadoras deben estar representadas por médicas y médicos certificados en cirugía plástica estética y reconstructiva, además de contar con la infraestructura y recursos adecuados.
Se busca reformar el artículo 79 de la Ley General de Salud
La propuesta va más allá de un llamado ético. Se busca reformar el artículo 79 de la Ley General de Salud, para garantizar que solo especialistas certificados puedan realizar cirugías plásticas, estéticas o reconstructivas en México. La medida, aún en análisis legislativo, buscará también establecer que las clínicas y hospitales cuenten con licencias y equipamiento adecuados.
En su intervención en el foro en el Senado, Cruz Castellanos advirtió sobre la necesidad de combatir la desinformación, eliminar la publicidad engañosa y frenar la proliferación de cursos falsos de “especialización” en cirugía estética, muchos de ellos ofrecidos en línea, sin ningún respaldo académico.
Para José Ignacio Santos Preciado, presidente del Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas (CONACEM), la solución parte de la raíz: formar, certificar y supervisar. “La capacitación continua, la infraestructura adecuada y la validación oficial deben ser los pilares para cualquier sede formadora”, puntualizó.
También se hizo un llamado claro desde la Secretaría de Educación Pública: vigilar el desempeño de quienes ejercen esta práctica y brindar a los ciudadanos herramientas para validar a los verdaderos especialistas.
Mientras tanto, el mercado sigue creciendo y con él, los riesgos. Porque en México, donde una cirugía estética puede conseguirse con la facilidad de un cupón promocional, la línea entre la transformación estética y la tragedia quirúrgica se vuelve cada vez más delgada.
La cirugía plástica no es un lujo. Es, muchas veces, una necesidad médica, psicológica y social. Pero su ejercicio debe estar regido por la ética, la ciencia y la regulación. Lo contrario no sólo perpetúa el fraude: pone vidas en juego. Y ya es hora de poner bisturí al desorden.
Ruleta rusa quirúrgica
Lo que para muchos representa una oportunidad de mejorar su imagen o reconstruir su vida tras un accidente, enfermedad o malformación, someterse a una cirugía plástica en México se ha convertido, en demasiados casos, en una ruleta rusa quirúrgica con bisturíes empuñados por manos no certificadas.
Con más de 1.6 millones de procedimientos al año, México ocupa el cuarto lugar mundial en número de cirugías plásticas estéticas, según datos de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS). Un mercado floreciente, sin duda, pero también un ecosistema fértil para la estafa, la informalidad y la usurpación profesional, donde reina el intrusismo disfrazado de profesionalismo.
En medio de este caos, se alza una cifra alarmante: más de 20 mil cirujanos “patito” operan actualmente en el país, según estima la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva. Hombres y mujeres que, sin estudios especializados ni certificaciones oficiales, manipulan cuerpos y rostros con promesas engañosas y resultados desastrosos.
Tan sólo entre 2020 y 2023, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) reportó un aumento del 172% en las quejas por procedimientos mal realizados. La mayoría, en clínicas privadas, sin supervisión ni controles, y concentradas en su mayoría en la Ciudad de México. La Cofepris, por su parte, ha clausurado más de 160 clínicas en menos de tres años por irregularidades sanitarias y personal no certificado.











