Morena insiste en extirpar la herencia europea: “México es un país indígena”
Miguel Ángel Rivera, Opinión jueves 3, Jul 2025CLASE POLITICA Miguel Ángel Rivera
Como comenté en una edición anterior de esta columna, el Senado haría bien en llamar a un arquitecto de prestigio para reformar el denominado “Muro de Honor” de su salón de sesiones para darle cabida a tantas propuestas que formulan, por cualquier motivo, los legisladores de la llamada Cuarta Transformación.
La más reciente ocurrencia fue presentada de manera formal en la sesión de ayer de la Comisión Permanente por la conspicua integrante del oficialismo, la ahora senadora por segunda ocasión, antes diputada federal y también ex gobernante de la delegación Cuauhtémoc (ahora alcaldía) Dolores Padierna Luna. Propuso, nada menos que inscribir en ese saturado muro la leyenda “700 años de México Tenochtitlán”.
Parece una iniciativa consecuente con la jefa de una de las tribus más “duras” de la llamada Cuarta Transformación, cuya ficha biográfica en la enciclopedia electrónica Wikipedia, destaca que nació en Dolores Hidalgo, “cuna de la Independencia Nacional”.
Sin embargo, su propuesta no responde a ese exacerbado nacionalismo, sino a otra de las características de esa luchadora social, la de ser incondicional en pensamiento, palabra y obra, del caudillo del actual régimen, el ¿ex? presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha dedicado grandes esfuerzos a destacar la importancia del legado de los pueblos autóctonos, tal vez por vergüenza de ser nieto de un inmigrante español, el pueblo al que quiere cobrarle afrentas ocurridas hace medio milenio.
Bueno, pero esa es otra historia, lo que cabe destacar es que como parte de ese alienado intento del actual gobierno de honrar exclusivamente la herencia indígena, el expresidente –con el respaldo de su esposa, la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, cuyo segundo apellido heredó de un migrante de origen europeo– López le dio un gran relieve al hecho de que, según la mayor parte de los estudiosos en la materia, en los años recientes se cumple el 700 aniversario de la fundación de la Gran Tenochtitlán, la capital del Imperio Azteca, que con el transcurso de los años se convirtió en la actual gran metrópoli de la Ciudad de México.
El matrimonio López Gutiérrez intentó emparejar otras efemérides como la consumación de la Independencia (1821) con el aniversario de la fundación, el cual ubicaron en el año 1321, con lo cual quedaba dentro del sexenio de López y tenía otro motivo para festejar la herencia de los pueblos originarios, aunque se tratara de un imperio sanguinario que fue derrumbado por la alianza de los pueblos oprimidos con unos cientos de europeos, en su mayoría súbditos del desaparecido Reino de Castilla, ahora parte de una nación llamada España que nació muchos años después.
El hecho es que la propuesta de la senadora nacida en la “cuna de la patria” está inscrita en esa corriente que trata de exaltar sólo la herencia de la parte indígena de nuestra nacionalidad mestiza que, como el expresidente y su cónyuge la no primera dama también tiene genes extranjeros, fundamentalmente europeos.
Lo que sí, la legisladora se expone a que su gesto no sea bien recibido por el caudillo de Macuspana, pues significa una acción que puede ser calificada de “revisionista”, pues los lópez Gutiérrez ya habían dictaminado que el 700 aniversario se cumplió en 2021 y no en el año actual. Para fundamentar su afirmación el matrimonio López Gutiérrez recurrió a algunos intelectuales que hacen referencia a un relato acerca de un eclipse ocurrido en 1321 que pudo haber sido usado posteriormente para hacer más relevante, con intervención divina, la fundación de la capital Azteca. Por eso se recurrió a la expresión “fundación lunar”, para justificar los festejos de 2021.
La casi totalidad de los estudiosos no sometidos al régimen sostiene, con base en otras referencias históricas, que la fundación ocurrió en 1325 y más concretamente mencionan una fecha: 13 de marzo de ese año 1325.
Los críticos destacan, además, que el término “fundación lunar” servía al anterior gobierno para buscar simpatías en un sector con el que siempre tuvieron diferencias, el femenino, ya que la expresión «fundación lunar» busca resaltar la participación de las mujeres en la fundación y desarrollo de la ciudad, combatiendo una visión tradicionalmente patriarcal de la historia.
México es un país indígena, sostiene Dolores Padierna
Para justificar su propuesta, a la cual se sumó el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Carlos Gutiérrez Luna, expresó en la tribuna de la Permanente, que sesiona en el edificio del Senado:
“Hoy subo a esta tribuna con profunda emoción histórica y con orgullo nacional para conmemorar uno de los momentos fundacionales de nuestra patria, los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, cuna de nuestra identidad, símbolo de resistencia y expresión viva de la grandeza de los pueblos originarios.
“En el año 1325 nuestros ancestros tras un largo peregrinar erigieron una ciudad majestuosa en el corazón de la Anáhuac sobre el lago, siguiendo la señal prometida por sus dioses, el águila devorando una serpiente sobre un nopal.
“Así nació Tenochtitlán, ciudad de canales y templos, de poesía y de astronomía, de ciencia y diplomacia, de arte y cultura.
“Una ciudad que, al momento de la llegada de los invasores europeos, era más grande, más limpia, más avanzada y mejor gobernada que cualquier urbe de Europa.
“Tenochtitlán no fue sólo una capital imperial, fue un centro civilizatorio que expresó una cosmovisión profundamente humana, vinculada a la tierra, al cielo y al tiempo.
“Fue ejemplo de organización, de redistribución social, de respeto a la naturaleza y de justicia comunitaria.
“Fue el corazón de un pueblo que no fue vencido, sino traicionado; que no fue extinguido, sino dispersado y silenciado, pero nunca olvidado.
“Por eso, en el marco de la Cuarta Transformación, reivindicar a Tenochtitlán no es una mirada nostálgica, es una acción profundamente política y transformadora, es reconocer que México no nació en 1521 como una colonia, sino que es heredero legítimo de civilizaciones milenarias, entre ellas, la mexica, la maya, la zapoteca, la purépecha, la mixteca, la totonaca, la otomí, la yaqui, la huichol y muchas más.
“En los tiempos del neoliberalismo se nos enseñó a avergonzarnos de nuestro origen indígena. Se puso una historia desde arriba, colonialista, machista, racista y clasista, pero hoy, desde esta Cámara, este Congreso de la Unión, y como parte del movimiento que encabeza la doctora Claudia Sheinbaum, la primera mujer científica que está gobernando esta nación decimos con fuerza:
“México es un país indígena”.
El intento de empatar esa grandeza indígena con la llamada Cuarta Transformación quedó evidente en el discurso de Padierna:
“La Cuarta Transformación es, entre otras cosas, una revolución de la memoria, un acto de justicia histórica, porque cuando el poder sirve al pueblo y no a las élites, también le devuelve al pueblo su identidad, su voz, su territorio y su derecho a la verdad.
“Hoy, 700 años después, la voz de Tenochtitlán resuena en los pueblos originarios que luchan por su tierra, su lengua, su cultura y su autonomía.
“Resuena en la educación con la perspectiva intercultural, en la medicina tradicional, en la defensa del agua, en los recursos naturales, en las mujeres indígenas que encabezan procesos comunitarios, en las resistencias vivas del México profundo”.
La iniciativa quedó para ser dictaminada en el próximo periodo ordinario de sesiones, a iniciarse el 1 de septiembre venidero, concretamente a cargo de la Comisión de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias de la Cámara de Diputados.
En las próximas semanas conoceremos si la 4T adopta e impulsa esta propuesta, pues con frecuencia quedan pendientes asuntos en el Legislativo.
Por ejemplo, ayer, el diputado del PAN Pablo Vázquez Ahued puso en evidencia que a pesar de las afirmaciones del oficialismo de que la Guardia Nacional es un organismo civil, ha pasado más de un año sin que su dirigencia rinda su informe de labores al Congreso.
Pero no es culpa de los militares. Los dirigentes de las Cámaras de Diputados y Senadores han “olvidado” instalar la Comisión Bicameral para el Seguimiento y Evaluación de las Tareas de las Fuerzas Armadas Permanentes en Labores de Seguridad Pública que es la encargada de esa tarea.