Manipulación con Inteligencia artificial aumenta vulnerabilidad de mujeres
Seguridad martes 25, Nov 2025- Nuevo tipo de agresión que se está visibilizando
- La violencia digital es igualmente dolorosa en sus impactos que la real, señalan organizaciones

Organizaciones civiles ponen de relieve la necesidad de denunciar y prevenir la violencia digital que, en realidad, traslada las mismas violencias de la vida real a otro ámbito.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, diversas organizaciones ponen de relieve la necesidad de denunciar y prevenir la violencia digital que, en realidad, traslada las mismas violencias de la vida real a otro ámbito. Ante ello, recuerdan que la digital no es menos grave, pero sí igualmente dolorosa en sus impactos.
Además, si bien la manipulación de imágenes ya existía mediante programas de edición, hoy las herramientas más desarrolladas, basadas en Inteligencia Artificial, hacen que parezcan más reales, mientras la actualización de las instancias encargadas de procurar justicia en nuestro país no avanza al mismo ritmo.
En los últimos años, ha sido evidente cómo la violencia digital ha ganado espacio, señala Moni Pizani, representante de ONU Mujeres en México. Por ejemplo, según el módulo sobre ciberacoso del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), un total de 10 millones de mujeres en el país han sido víctimas de violencia digital.
“Es una cifra alarmante, por supuesto. Eso no resta importancia al resto de las violencias, que siguen también; hay una gran preocupación y se están haciendo esfuerzos, pero quisimos llamar la atención sobre este tema porque es un tipo de violencia que recién se está visibilizando, y ver de qué forma se toman medidas para evitar que aumente, porque lo más importante siempre es prevenir”, dice en referencia a la campaña Es real, #EsViolenciaDigital, que lanzó la organización en el marco de los 16 días de activismo por el 25N.
Además de la alta incidencia digital, los datos del Inegi destacan que el 90 % de las propuestas sexuales no consentidas ocurren de hombres hacia mujeres. La violencia digital, igual que el resto, limita derechos, silencia voces y afecta de forma particular a las mujeres más jóvenes. La activista aclara que muchas veces al abrir un perfil en redes sociales, por más seguro o privado que sea, comienzan a estar expuestas a la violencia de manera más temprana.
Formas de violencia más comunes
Las formas más comunes son el ciberacoso, la utilización de fotos no permitidas, “o peor aún, las que se manejan con inteligencia artificial”, subraya. Además, los insultos y las amenazas que se suman a éstas muchas veces conducen a silenciar a las mujeres o a impedirles estar en el espacio público, al menos con cierta seguridad.
Otras formas de esta violencia, destacadas en un compendio de ONU Mujeres en relación con la campaña, son los discursos de odio, el abuso basado en imágenes y videos alterados (deepfakes), el doxing, las amenazas violentas, la difusión de contenido íntimo sexual sin consentimiento o exposición a contenidos sexual no pedido, el monitoreo y acoso, así como la desinformación en el sentido de difamación y ataques a la reputación.
Bajo el eje “lo que pasa en el mundo virtual impacta de manera real”, la organización recuerda que un 40 % de mujeres en el mundo viven violencia digital, mientras que 9 de cada 10 por lo menos la han presenciado contra otras. En México las mujeres víctimas de ciberacoso reciben el doble de insinuaciones o propuestas sexuales que los hombres. Ante ello, experimentan inseguridad, frustración y miedo.
Más de la mitad de las niñas y jóvenes en todo el mundo han experimentado violencia en línea, la mayoría sufrió su primera experiencia de acoso en redes sociales entre los 14 y los 16 años. En México, sin embargo, de acuerdo con los datos del Inegi, las mujeres de 20 a 29 años son las que más viven violencia digital.
Mientras que solo en 2024 medio millón de mujeres reportó haber sido víctima de publicación y venta de imágenes o videos de contenido sexual, y una de cada tres mujeres acusó haber recibido contenido sexual, insinuaciones o propuestas que no pidió, a nivel global el 70 % han sido difamadas, 60 % han vivido doxing, 70 % ciberacoso, 70 % han recibido discurso de odio, 6 de cada 10 han sido monitoreadas y vigiladas, y la mitad amenazadas.
En tanto, el 95 % de todos los casos de creación de imágenes con Inteligencia Artificial (deepfakes) son de mujeres.
Ante esa realidad, la campaña de ONU Mujeres busca que, en primer lugar, se identifique qué es la violencia digital, se nombre y se denuncie como tal, pero al mismo tiempo, que el resto de las personas se involucre y contribuya a acompañar a las personas víctimas, añade Pizani.
Se replican mismas violencias en entornos digitales
Por su parte Angie Contreras, de la organización Mujeres Vivas y Libres, recuerda que las agresiones y omisiones que conocemos como violencia digital se han dado normalmente en espacios públicos físicos, pero con la llegada, avance y popularidad de la tecnología, se replican esas mismas violencias en entornos digitales.
“Por su carácter digital, toman mayor fuerza, porque se viraliza, se pierde el control. Además, pareciera que no tiene fecha de caducidad, porque lo que se guarda puede volverse a publicar o revivirse esa violencia dentro de cinco días, o una semana o un año, pero que también es información que se puede manipular, ya sea un video, un mensaje, una fotografía”, explica.
Las conversaciones en torno de estas violencias, dice, se han sostenido en los últimos años, primero por su incremento, principalmente entre las más jóvenes, pero también porque pareciera que como se da desde una pantalla, se va a quedar ahí sin ninguna consecuencia. Sin embargo, se trata de una violencia muy íntima que tiene múltiples afectaciones.
Entre ellas, destaca, las más importantes son las psicológicas y emocionales, porque el uso del celular sigue siendo necesario, y se genera un “miedo a la notificación” de que el teléfono suene nuevamente, que aparezca una nueva etiqueta o mensaje u otra captura de pantalla, pero sin ver a la persona físicamente, e incluso sin saber quién está detrás de la cuenta, lo que a su vez genera incertidumbre en torno de si la amenaza se volverá realidad o quedará solo en el mensaje.
“Y posteriormente estas violencias no se quedan solo en una pantalla, sino que pueden salir de ella y tener afectaciones en los espacios laborales, en espacios físicos o en tu integridad física y también sexual”, apunta.











