Reincidentes
Ramón Zurita Sahagún lunes 9, Jul 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Tres fueron las entidades que optaron por respaldar a los partidos que actualmente los gobiernan y lo curioso es que son uno de cada partido de los considerados nacionales.
La elección del domingo 1 de julio confirmaron a los perredistas en el Distrito Federal, panistas en Guanajuato y priísta en Yucatán, por cuarto, quinto y segundo períodos consecutivos, respectivamente.
Esos resultados validan la conformidad de la mayoría ciudadana hacia esos partidos y las administraciones que han encabezado sus militantes.
Con todo y los constantes embates que recibieron unos y otros gobiernos por parte de sus adversarios, la ciudadanía ratificó en las urnas su respaldo a los militantes de ese partido.
En el Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa se convierte en el cuarto candidato del PRD en ganar en las urnas y aunque no cuenta con un nombre tan sonoro y reconocido como el de sus antecesores, ganó con mayor amplitud que ellos.
Mancera Espinosa consiguió la victoria casi sin sudar la camiseta y ello se puede abonar a tres causas fundamentales, los buenos resultados de las administraciones de sus antecesores, su propio nombre -no involucrado en política, ni en negativos- y la carencia de buenos candidatos por parte de los partidos opositores.
La gestión de Ebrard Casaubon está considerada como buena por parte de los habitantes del Distrito Federal, la de López Obrador fue catalogada en el mismo rubro, al igual que la de Cárdenas Solórzano, los tres Jefes de gobierno electos en las runas, antes que Mancera Espinosa.
Con estos avales, el nombre de Miguel Ángel Mancera -sin parentesco alguno con el ex director del Banco de México-, creció a ritmo apresurado entre el conocimiento de los electores y aunque su figura no resulta ser de lo más atractivo, su voz no le ayuda y su campaña fue de bajo impacto, logró el posicionamiento suficiente para barrer a sus adversarias (tres mujeres)) en las urnas.
El nuevo jefe de gobierno del Distrito Federal superó por mucho lo conseguido por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1997, Andrés Manuel López Obrador (ganó por pequeño margen) en 2000 y Marcelo Ebrard Casaubon en 2006.
Los 40 puntos de diferencia entre el primero y segundo lugar en la capital del país, son equiparables a la etapa de partido púnico, cuando el PRI conseguía esas diferencias en las urnas.
De los últimos tiempos, solamente Eruviel Ávila Villegas logró algo similar en el Estado de México, el año pasado con cifras de 62 por ciento contra 21 por ciento de la coalición de partidos de izquierda.
En el caso de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez (sin relación alguna con el boxeador Juan Manuel Márquez), logró con algunos apuros al final refrendar la mayoría panista que muestran los habitantes del estado desde que en 1991 el priista Ramón Aguirre Velázquez decidió no asumir el gobierno estatal y dejó las puertas abiertas para que Acción Nacional se hiciese del poder.
Desde entonces, Carlos Medina Plascencia (beneficiario de la llamada concertacesión), Vicente Fox Quesada, Juan Carlos Romero Hicks y Juan Manuel Oliva, han gobernado por varios años la entidad, aunque el primero no fue electo en las urnas, sino por decisión presidencial.
Los guanajuatenses se han mostrado conformes con estas administraciones, aunque con muchos altibajos, ya que Fox Quesada fue censurado por sus constantes ausencias en busca del respaldo para ser candidato presidencial; Romero Hicks por su inacción y Oliva Ramírez por su inquietud en todos los aspectos.
El gobernador Oliva Ramírez -con licencia actualmente- buscó por todos lados convertirse en candidato presidencial de su partido y esa búsqueda invirtió tiempo, dinero y esfuerzo.
Luchó denodadamente por conseguir la refinería anunciada por el gobierno federal, lo que traería empleo al estado y eso, aunque no se concretó, gustó entre los electores potenciales.
Oliva Ramírez dejó el gobierno estatal, para convertirse en el operador electoral de su partido.
Sin embargo, un rango que ayudó mucho a la conservación del gobierno por parte de los panistas es el conservadurismo de los habitantes del estado, donde se ubica la cuna del sinarquismo y uno de los enclaves de “El Yunque”, organismo no reconocido, pero del que se dice tiene militancia el gobernador electo y el gobernador con licencia.
En Yucatán, los priístas lograron ratificar su triunfo, con algunos apuros, basados en una buena gestión de Ivonne Ortega Pacheco y el recuerdo de lo desastroso de la gestión de Patricio Patrón Laviada.
Con ese antecedente, los electores yucatecos decidieron respaldar a Rolando Zapata Bello y permitir que los priístas sigan gobernando la entidad.
En Yucatán se ubica la primera capital de estado -Mérida- ganada por los panistas en la lejana década de los sesenta, misma que ha sido refrendada en diversas ocasiones y en ésta no fue la excepción.
La entidad peninsular ya fue gobernada por otro partido ajeno al PRI y el resultado no fue lo esperado, por lo que los ciudadanos decidieron respaldar nuevamente al partido que, consideran, les gobierna mejor.
Los electores de cada una de las tres entidades que decidieron refrendar al partido gobernante evaluó los pros y contras de sus acciones gubernamentales y consideró que los primeros eran más abundantes que los segundos, en los restantes cuatro estados, el resultado fue al revés.
CÓMPUTO
La lucha sigue y AMLO irá hasta los tribunales para impugnar los resultados de la elección del pasado 1 de julio.
El IFE ya consignó los resultados avalando las cifras de 38 por ciento para EPN, 31 por ciento para AMLO y ahora el balón estará en la cancha del TEPJF, el que será el encargado de definir si proceden o no las impugnaciones de la izquierda.