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¬ Juan Manuel Magaña viernes 13, Sep 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Los ciudadanos gritan pestes. No se cansan de hacer sonar el claxon. Los cañeros se tiran al pavimento y bloquean Municipio Libre y Cuauhtémoc, frente a Sagarpa. Los del SME marchan pausadamente hacia el Senado y de ahí a San Lázaro. Los maestros rodean Gobernación y desarticulan Bucareli. Siguen en plantón en el Zócalo, en vísperas del Grito.
Todos en esta ciudad están calientes: los diputados, ayer, estuvieron a punto de los golpes, apenas alguien mencionó la fracasada guerra de Felipe Calderón.
Los legisladores se encontraban en el análisis del capítulo de política interior del Primer Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. La panista Consuelo Argüelles Loya se ufanaba de que la oposición ha sido responsable y ha estado a la altura de las circunstancias, pero el Ejecutivo no ha tenido acciones concretas en materia de seguridad.
Y acusó al gobierno de que no ha dado los resultados que prometió en campaña y que ha regresado al autoritarismo del viejo régimen. Y ese fue su error.
Le reviró a ella, y de paso a todos los panistas, el priísta Rafael Alejandro Moreno Cárdenas: “con mucho respeto y mucha firmeza, ¿creen que el pueblo ya olvidó los 70 mil muertos de esta guerra fallida a sangre y fuego que marcó las generaciones del país?”.
Y siguió: “no nos echen la culpa de su ineficiencia e ineficacia y de su falta de resultados para gobernar, por eso, el pueblo de México les dio la espalda y perdieron la Presidencia de la República. En el PAN son una muy buena oposición, por eso están ahí, porque son muy malos para gobernar.
La cosa apenas comenzaba. Desde su curul, el panista Gerardo Peña Avilés interpeló al priísta y hasta fue al pie de la tribuna a reclamarle sus afirmaciones. Pero mientras, el diputado Enrique Aubry de Castro, del Partido Verde, decidió lanzarse hasta las curules de los panistas, donde crecían los gritos del blanquiazul a las críticas del PRI. Y en el camino, Aubry se encontró con Germán Pacheco Díaz, que salió en defensa de Peña Avilés. Ahí se dio el verdadero pleito. Aubry tomó del saco panista Gerardo Peña y también jaloneó a Germán Pacheco.
Otra panista, Leonor Romero Sevilla, de Tlaxcala, le entró al toro y encaró a Aubry. Ambos se gritaron y se manotearon. Siguió el forcejeo y luego los empujones, hasta que otros legisladores de ambos bandos se metieron a calmar los ánimos y separar al verde de la panista. Aubry practica el boxeo amateur. Los panistas pedían que le practicaran el antidoping, pues dicen que tiene un historial de violencia contra legisladores de varios partidos. Aubry respondió que en todo caso tendrían que aplicarles el alcoholímetro a los panistas.
Como en la plaza, desde su curul, el diputado Ricardo Mejía Berdeja, de Movimiento Ciudadano, ironizó con el espectáculo: “es un pleito simulado de un mal matrimonio, que en la noche vota todo junto y en el día se pelea”.
El coordinador de los verdes, Arturo Escobar, acusó a Mejía de azuzar a los maestros para irrumpir en la Cámara de Diputados. Mejía le respondió: “a mí nunca me agarraron con un millón de pesos en el aeropuerto para comprar votos”. Y Escobar le gritó: “¡Palero de López Obrador!”. Mientras, la glosa pasaba al capítulo de política exterior.
Y eso que los violentos están allá afuera.