Apalabrarse con el exterior
¬ Juan Manuel Magaña jueves 7, Nov 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
A querer o no, parte del debate de la reforma energética se da ya en y con el exterior, la parte más interesada en que los sectores petrolero y eléctrico se abran lo más posible.
Ese es el significado de que hace unos días “Forbes” y ayer “The Wall Street Journal” y la agencia Bloomberg ofrezcan revelaciones y sus opiniones a la audiencia mexicana sobre el posible destino del último bastión de su economía.
Ese es el sentido que tiene el hecho de que Andrés Manuel López Obrador escriba a la petroleras del exterior para advertirles de que no vayan a comprar chueco o a invertir en piratería, y de que el PRD se haya levantado ayer de la mesa de negociación de la reforma política, hasta no saber si era cierto lo que sostenía Bloomberg, acerca de que el gobierno, el PRI y el PAN ya tenían un acuerdo en principio de reforma energética, que va más allá de lo imaginado.
A eso fue el fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a la reunión de consulta organizada por la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados. A advertir que si el Estado mexicano concreta alianzas con las empresas petroleras del extranjero para compartir las ganancias por la explotación de hidrocarburos, se abrirá la puerta al saqueo del petróleo y sus derivados.
A decir que si se modifican los artículos constitucionales 27 y 28, el Estado perderá la exclusividad en el manejo de las áreas estratégicas de la industria petrolera desde la exploración y explotación de los yacimientos, junto con el manejo y cuidado de las reservas hasta la transformación industrial del recurso en la refinación y petroquímica, así como en los servicios complementarios de almacenamiento y transporte. “Y algo similar estaría sucediendo en la industria eléctrica”, añadió.
Primero, la revista “Forbes”, lo comentamos aquí el pasado lunes, le dio una sobada de lomo a nuestros políticos para darles aliento en la batalla energética que se avecina. “Forbes” dijo creer que México está a las puertas de “su mayor transformación económica” en los últimos 100 años, gracias a la “valiente” reforma energética que se impulsa.
Ayer le siguieron “The Wall Street Journal” y Bloomberg. El primero advirtió que el gobierno mexicano pretende entregar licencias a empresas extranjeras para explotar la riqueza energética de México, acuerdos comerciales que entregarían el crudo nacional a la iniciativa privada a cambio del pago de impuestos y regalías. Señaló que el gobierno, en colaboración con elementos del PAN, negocian con empresas multinacionales los permisos para brindarles acceso a los depósitos de petróleo incubados en territorio mexicano.
El rotativo alertó sobre el diseño de un modelo que pondría en riesgo la soberanía energética del país, tras permitir la extracción y venta particular del petróleo sin intervención directa del Estado mexicano. El diario prevé que de adherir contenido más ambicioso, se podría desencadenar una nueva ola de protestas contra la reforma planteada por el Ejecutivo federal.
Bloomberg prácticamente anunció que el PRI y el PAN llegaron a un acuerdo preliminar a la discusión de la reforma energética, que podría darle a las compañías mayor control de los nuevos contratos para campos petroleros. Dichos partidos “apoyarán una nueva medida para que el Estado pueda decidir el tipo de contratos que se ofrecen para cada proyecto, incluyendo los contratos de servicios, participación en los beneficios y la producción, así como licencias”. Con las licencias se otorgaría el control operacional más amplio de los proyectos, más que el modelo de utilidad compartida.
La reforma energética que impulsa el gobierno mexicano busca que las compañías petroleras “compartan” con Pemex el riesgo de la explotación del hidrocarburo, “la privatización no se va a dar, es una mentira”, dijo ayer Emilio Lozoya Austin, director de la paraestatal, en un panel moderado por José Córdoba Montoya, ex asesor del ex presidente Carlos Salinas, durante la sesión plenaria 2013 del consejo nacional del Grupo Financiero Banorte.
El debate apenas empieza, pero muy marcado por temores de que algo se negocie por debajo de la mesa, existiendo como mesa el Pacto por México. Se va a poner bueno.