Retrato de México
¬ Juan Manuel Magaña jueves 21, Nov 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Hay notas que, si no nos explican por qué estamos como estamos, por lo menos sí nos pintan de cuerpo entero y debieran tal vez servirnos para algo.
Un diario capitalino publicó una información escueta con un título cargado de intención: “Pasa México de noche por la OCDE”.
La nota explica que “luego de 19 años en la Organización Para la Cooperación y Desarrollo Económicos, México sigue sin figurar; no ha logrado avanzar en aspectos clave en términos de ingreso, educación y desarrollo”.
Nos recuerda que México ingresó a la OCDE en 1994. ¿Alguien se acuerda? Fue cuando Carlos Salinas hizo la magia de hacernos sentir parte del primer mundo, justo en el año en que aquí entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, al mismo tiempo que estallaba la rebelión zapatista.
La nota dice que en ese entonces, el Producto Interno Bruto per cápita de México era de 8 mil 23 dólares, el más bajo de entre los países entonces miembros. Eso no importó para que los mexicanos supiéramos que podríamos, a partir de ese momento, codearnos con los ricos del planeta.
Actualmente, siguió la nota, el PIB “es de 18 mil 288 dólares y a pesar de este crecimiento, sólo escaló un sitio y es el segundo más bajo”. Lástima, hemos desperdiciado el tiempo.
A continuación se afirma que “lo mismo se puede decir en términos de pobreza: aunque el país redujo 8 puntos porcentuales bajo el estándar de la institución, es de las economías OCDE que más personas viviendo en esta condición tiene”. Ni más ni menos que más allá de la mitad de la población, hay que recordarlo. Y con el peligro de que otro cuarto de pueblo visite la miseria.
“En gasto en investigación y desarrollo —-expone la misma nota— el país invierte alrededor de 0.4 por ciento del PIB, cantidad que se ha mantenido sin alteración en los últimos 10 años”.
Nada hicimos en 19 años, digo yo, mientras la mayoría de los países que integran el club de ricos al que pertenecemos viven ya en otra era del conocimiento científico y con estándares muy altos de vida.
La nota agrega: “En términos educativos pasa la misma historia. En los años que lleva implementándose la prueba PISA, que mide la capacidad de los alumnos para resolver problemas de matemáticas y comprensión de lectura, el país también está entre aquellos con peor desempeño”.
Bueno, aquí tuvieron que pasar 19 años para que nos diéramos cuenta de que había que comenzar por meter al bote a Elba Esther para luego intentar cambiar, sin certeza de futuro, todo lo que se tiene que cambiar en la materia. Nuestro pueblo no sólo es ignorante sino también está mareado por el tipo de televisión que sigue obligado a ver.
Sólo hay que recordar que Salinas nos dejó a la maestra y que cuando apenas se cerraba la puerta de su sexenio estalló una crisis eterna y se apagó la ficción. Los que le siguieron pusieron su parte en la demolición, especialmente ese error en sí mismo que fue Felipe Calderón.
En fin, este país ha hecho de la población una masa en parte hambrienta, en parte obesa. Así que no podemos esperar vernos muy bien ante el espejo. Lo que podemos desear es que esa simple e inevitable vista nos sirviera para reflexionar sobre ese tiempo perdido para no volver a repetirlo… por el mismo camino.