Calderón está de vuelta
¬ Juan Manuel Magaña martes 26, Nov 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Felipe Calderón y los suyos están levantando, queriendo o no, una polvareda.
Primero, Luisa María Calderón se revuelve en el clima turbulento de Michoacán. Luego la ex vocera Alejandra Sota es puesta en la mira de la Secretaría de la Función Pública. Después Felipe abre la boca con una declaración que pretende ser explosiva.
Primero. La hermana fue hace unos días a hablar con medias palabras sobre Michoacán en la radio. Presionada por la periodista Carmen Aristegui, terminó diciendo con trabajos (“ya me metí en un lío”, exclamó) que el gobernador Fausto Vallejo tiene nexos con grupos criminales, les debe el lugar dónde está y prueba de ello es su hijo que tiene antros y malas amistades.
El gobernador le reviró fuerte. Le dijo miserable y le advirtió que iba a proceder en su contra.
Luego, un grupo que se llama Michoacanos Paz y Justicia habló el pasado 17 de octubre en el Senado de la República con legisladores de Michoacán y el presidente de la Comisión de Seguridad Pública, Omar Fayad. Tras ese encuentro, Calderón denunció que ellos tienen vínculos con “Los Templarios”, lo que llevó al Senado a interponer una denuncia de hechos ante la PGR.
Ese grupo, encabezado por Tito Fernández Torres, ex funcionario michoacano y “amigo de infancia” de Lázaro Cárdenas Batel, ya reviró fuerte al reservarse su derecho a proceder por la vía penal o civil contra la senadora.
Segundo. El caso no es nuevo. Desde hace mucho trascendió, con datos de la Secretaría de la Función Pública y el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos, que Alejandra Sota, la ex vocera de Calderón, encabezó un grupo de amigos y colegas universitarios que se habrían coludido durante el pasado sexenio en beneficio de una sociedad llamada Defoe Experts on Social Reporting y de la empresa Milenio Consultores. A las dos empresas se les habría entregado 45 millones de pesos durante tres años, desde mediados de 2009 hasta noviembre de 2012.
Lo nuevo, es que “Excélsior” ha confirmado que la SFP investiga ya a la ex funcionaria, lo que puede ser el preludio del primer pez gordo calderonista que cayera en las redes de este sexenio.
Es decir, como dice Luisa María, la familia Calderón está en líos. Y quizá por Felipe cree poder ayudar en algo abriendo la boca para entrarle al forcejeo. Soltó una basura discursiva en la que dijo no oponerse a la legalización de la mariguana, como algunos le atribuyen, y aclaró que su objetivo primordial no fue perseguir al narcotráfico per se. “Más que una lucha al narcotráfico en sí mismo, fue una batalla por la seguridad pública que estaba comprometida y amenazada”.
También habló de los más de 70 mil muertos durante su sexenio, y dijo que la violencia no fue producto de la acción del gobierno sino de las pugnas entre los grupos criminales por su expansión territorial. “Los enfrentamientos de cárteles contra cárteles provocaron una ola de violencia enorme”. Bla, bla, bla.
Pero lo que parece traer jiribilla fue la expresión de que “los grupos criminales se están apoderando de las instituciones en México”. ¿Lo dice por Michoacán? ¿Lo dice por el gobierno? Calderón ya no tiene armas, pero tiene discursos, por lo visto, para tratar de prolongar “su guerra” en la política. Suerte.