La debilidad
¬ Juan Manuel Magaña lunes 25, Ago 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El caso de Grupo México muestra con nitidez la impunidad con la que operan empresas que ponen en riesgo la vida y la salud de sus propios empleados, de las poblaciones donde se instalan y al propio medio ambiente.
Muestra con claridad las omisiones de las autoridades, su enorme fracaso en su obligación de meter al orden a esa clase de empresas, su tremenda debilidad para intentar castigar el desastre ambiental, como el provocado recientemente en Sonora o accidentes tan lamentables como el de la mina Pasta de Conchos, en Coahuila, ocurrido el 19 de febrero de 2006, en el que murieron 65 mineros, causado por la renuencia de la empresa a observar las medidas de seguridad laboral reglamentarias y por la actitud permisiva de una Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), entonces encabezada por Francisco Javier Salazar.
“Se los van a comer vivos”, fue la advertencia reciente del gobernador de California a los mexicanos, si aquí no somos capaces de tratar con mano dura a las empresas gigantes que pretenden venir a explotar nuestro petróleo, pasando por encima de nuestra naturaleza. Este de la minera Cananea es un claro ejemplo de cómo la explotación irracional de un recurso da al traste con nuestro medio ambiente sin que haya nadie que haga a Germán Larrea, propietario de una de las más grandes fortunas del país, pagar por ello.
Nos comieron vivos en Sonora y débiles suenan los exhortos de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión dirigido al gobierno sonorense, a las secretarías de Economía (SE) y Medio Ambiente (Semarnat), así como a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), para que se suspendan las actividades de la mina Cananea, operada por Grupo México, en tanto se evalúan los daños por el derrame de 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico en los ríos Sonora y Bacanuchi.
Débil es el llamado de ese órgano legislativo a la SE para que cancele la concesión mediante la cual dicha empresa opera en Cananea, junto con la demanda a la Conagua de que presente las denuncias penales correspondientes y la petición al Ejecutivo federal de que investigue si la empresa Buenavista –filial de Grupo México– operó sin cumplir la ley.
Y ni quién sepa a qué horas van a indemnizar a los habitantes de Sonora por los perjuicios sufridos a consecuencia de la gravísima contaminación causada por el derrame de 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico y metales pesados.
Tanto la Conagua como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) acaban de informar que detectaron filtraciones en el represo construido provisionalmente para contener el derrame de tóxicos al río Sonora. Para ambas dependencias no pasan de suplicar a la mina Buenavista del Cobre, filial de Grupo México, con sede en Cananea, realizar acciones de limpieza en dicho cauce.
Son ya muchos años a través de los cuales se ha probado con demasiadas evidencias el desdén del consorcio empresarial para con la vida de sus trabajadores, la seguridad de la población y las leyes.
El propio Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana expresó esta semana que Grupo México ‘‘sólo lleva destrucción y muerte’’ a las zonas en las que opera concesiones.
Y pensar que el futuro nos depara las acción multiplicada de empresas depredadoras frente a nuestra terrible debilidad institucional.