Un sueño
Augusto Corro viernes 16, Dic 2016Punto por punto
Augusto Corro
La izquierda mexicana es un ejemplo de divisionismo que la debilita políticamente.
Por ejemplo, el Partido de la Revolución Democrática, que ocupó un lugar preeminente en la lucha política, ahora se encuentra en la lona por sus desgastantes luchas internas.
Las tribus tienen pulverizada esa organización política que de seguir con sus alianzas partidistas podría terminar como satélite de Acción Nacional, como lo consideran algunos perredistas.
Ya se vio en las elecciones estatales que el PAN y PRD unidos ganaron Veracruz y Quintana Roo. Y esa historia quieren repetirla los jerarcas blanquiazules pues ellos se erigen como la parte fundamental de las victorias.
Los perredistas ocupan un papel secundario que se niegan a aceptar otros militantes importantes del partido del sol azteca.
Surgió una nueva tribu denominada Militantes de Izquierda (MIZ) que tiene el propósito principal de funcionar como contrapeso de Nueva Izquierda (grupo de Los Chuchos) “y rechazar alianzas electorales con el PAN y el Movimiento Ciudadano (MC) para las elecciones de 2017 y 2018. Es decir las contiendas electorales en el Estado de México y las presidenciales.
El MIZ se encuentra encabezado por el senador Miguel Barbosa, Pablo Gómez, Gilberto Ensástiga, Carlos Sotelo y José Narro, entre otros líderes de las corrientes Frente Progresista, Patria Nueva y Unidad Democrática Nacional.
Estos dirigentes declararon que no apoyarán las candidaturas de su partido que surjan de alianzas con el PAN y el MC. Dijeron que su propósito es recuperar principios y valores democráticos, “estar más cerca de las causas de la sociedad y alejados de los gobiernos federal y estatales”.
Además, si pretenden recuperar la esencia “de una izquierda real”, opositora al modelo político económico del país, así como impulsar una nueva política exterior ante el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La idea de los perredistas de MIZ es muy interesante pero más bien parece un sueño irrealizable porque el PRD, repetimos, ya no cuenta con la fuerza política suficiente para obtener triunfos políticos si pretende manejarse sin alianzas.
La Ciudad de México, antes bastión amarillo, tiene la presencia del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), propiedad de Andrés Manuel López Obrador, que en las últimas elecciones le ganó al PRD posiciones políticas importantes y amenaza con ir por más triunfos.
Ante esa perspectiva, el PRD solo tiene el camino de fortalecerse con las alianzas. La izquierda dividida no tendrá opciones de triunfo en las elecciones presidenciales del 2018.
Uno de sus dirigentes más representativos, Ricardo Monreal sí pugna por la unidad de todas instituciones políticas de izquierda para hacer un frente común, pero esa idea se ve como algo imposible.
El propio dueño de Morena, López Obrador, no quiere saber nada de una posible alianza con los perredistas. ¿Entonces que se espera de la izquierda? Pues más divisionismo y más debilitamiento político.
¿En qué pensaba Ricardo Monreal al hablar de unidad en la izquierda? Seguramente soñaba despierto.
EL CASCABEL AL GATO PRIÍSTA
El próximo año habrá elecciones en cuatro estados. En Coahuila, Nayarit y Estado de México votarán por nuevo gobernador; y en Veracruz para cambios de presidentes municipales.
Hace varios días en Coahuila se empezó a hablar de la inquietud de Humberto Moreira en la búsqueda de una candidatura que le permitiera un asiento en el Congreso local.
La sola idea fue repudiada por los propios priístas y adversarios políticos. ¿Cómo era posible que un exgobernador tan repudiado tuviera el cinismo de buscar nuevamente un cargo público?
Así las cosas en Coahuila, donde el citado Humberto Moreira carga una acusación relacionada con el delito de lavado de dinero, por la que estuvo preso en España.
Rubén Moreira, hermano del controvertido político, es el actual gobernador. Ahora este mandatario quiere continuar con su grupo en el poder y decidió apoyar, como candidato a gobernador priísta, a Miguel Angel Riquelme, presidente de Torreón, con licencia.
Toda la revoltura e inquietud política priísta coahuilense llevó a que otro tricolor renunciara al PRI y decidiera presentarse como candidato independiente a la gubernatura. Nos referimos al diputado federal Javier Guerrero.
Este político declaró en una rueda de prensa que en Coahuila, el PRI se encuentra secuestrado y al servicio de los intereses de un pequeño grupo. Agregó: “Quienes hemos militado en él (PRI) vemos con desazón que el cacicazgo de unos pocos ha desnaturalizado al partido en el que muchos coahuilenses confiaron”.
En fin, se abre un nuevo frete político en el PRI que ya era esperado debido al sinnúmero de problemas ocasionados por la ambición de los hermanos Moreira. El problema para el tricolor apenas empieza en aquella entidad.
Feliz fin de semana