Aterrorizados
Augusto Corro martes 24, Ene 2017Punto por punto
Augusto Corro
Ya sabemos que el presidente de Estados Unidos (EU) Donald Trump, se encuentra decidido a cumplir sus promesas de campaña.
La pura idea de llevar a cabo sus metas llenó de terror a millones de indocumentados que viven en el vecino país.
¿Por qué ese terror?
Por la deportación de ilegales y por el odio racial de Trump a los latinos o hispanos.
No olvidar que el republicano desde los inicios de su campaña política se declaró enemigo de México. A los mexicanos los calificó de narcotraficantes y violadores.
Una vez que asumió el poder veremos cómo lleva a cabo la deportación masiva de indocumentados.
De los 11 millones de latinos o hispanos sin papeles, 3 millones de personas, con antecedentes penales, serán los primeros en ser expulsados de EU.
La cifra de deportados será mayúscula y de acuerdo con las decisiones de Trump no habrá marcha atrás.
Los inmigrantes temen que la problemática familiar se agudice, pues los padres podrían separarse de sus hijos. O bien, trasladarlos a su país de origen, donde la violencia y el hambre son algo cotidiano.
Los ilegales en EU están en espera de que inicie la cacería humana. En este renglón, las organizaciones de los derechos humanos tendrán que estar muy pendientes de los malos tratos: racismo y xenofobia.
En estos días, en EU se recrudecieron las acciones discriminatorias contra los “sin papeles”. Y es probable que crezca más la ola racista.
Seguramente, la persecución de latinos o hispanos se realizará sin contemplación alguna, al estilo de la SS alemana en la época de Hitler, a pesar que la deportación no cambiará en nada el fenómeno social migratorio.
Los delincuentes que regresaron a sus países de origen ya traían la idea criminal desarrollada, como ocurrió en El Salvador, con los “maras”.
La migración continuará a pesar de los muros que construyen en las fronteras para evitar el paso de indocumentados. Un muro que divida la frontera de EU-México sólo traerá mayores conflictos.
En vez de deportar a ilegales, el gobierno de Trump tendría que platicar con los presidentes de los países latinoamericanos, con el propósito de mejorar sus economías con la instalación de fuentes de empleos.
De otra manera, el muro no servirá para frenar la migración, uno de los principales problemas del siglo XXI.
¿Y LA AUSTERIDAD?
Tengo la impresión de que el tema de la austeridad es una vacilada.
Resultó que debido a la crisis económica que vive México era necesario que nos apretáramos el cinturón. Es decir, organizarnos de tal manera que se cancelara el gasto de lo superfluo.
Claro, el mensaje iba directo a los funcionarios públicos y políticos, que no importa en qué situación se encuentre México, ellos siguen protegidos con sus sueldos privilegiados, sus bonos, etc., que no les permite ver la pobreza de millones de mexicanos.
¿Alguien se apretó el cinturón? Preguntamos lo anterior porque en los próximos días la Auditoría Superior de la Federación (ASF) inaugurará sede; un edificio con siete niveles de oficinas, cinco niveles de estacionamiento, etc.
El inmueble costó 995 millones 400 mil 937 pesos. Ahí podrán trabajar más de 2 mil 500 empleados. ¿Era necesario este dispendio de recursos públicos? Claro que no. Quedó demostrado que los funcionarios públicos se encuentran alejados de la realidad.
El titular de la ASF debería explicar la urgencia o la necesidad de contar con un edificio para sus funciones de auditoría. Si realmente era necesario un inmueble para los auditores, bien pudo diferirse su construcción.
El gasto público se restringe para algunos sectores, pero se vuelve generoso para otros.
PRIVILEGIOS
Mientras continúan las manifestaciones por el alza en los precios de la gasolina, surgieron algunas voces para reducir el financiamiento público a los partidos políticos.
Por ejemplo, para el 2017 los partidos con registro nacional tendrán 4 mil 138 millones 727 mil 87 pesos. A todas luces es un gasto inútil que en nada ayuda a la democracia mexicana.
En las condiciones de austeridad que vive México deben surgir ideas que sirvan de contrapeso. Es tiempo de realizar ajustes en diversos renglones con el fin de ahorrar recursos públicos.
Es buena idea que se reduzca el número de diputados y de senadores. ¿De qué sirven a México 500 legisladores que van a dormir a San Lázaro? Seguro que sin su presencia se ahorraría mucho dinero. Es tiempo de empezar a poner orden.