¿Tamales amargos?
¬ Salvador Estrada jueves 2, Feb 2017Folclor urbano
Salvador Estrada
Hoy es la fiesta del tamal y del atole, es el Día de la Candelaria, tradición mexicana que se convive año con año, pero que en éste puede tener un despertar amargo al día siguiente
¡Claro! mañana se sabe si sube el precio de la gasolina o no. Y esta incertidumbre saca de quicio a todos los mexicanos porque son los que sufren las consecuencias de esta alza, la cual permite que todos o casi todos los productos suban su costo.
Las marchas y manifestaciones que se dieron el lunes en la Ciudad de México para rechazar el gasolinazo reunieron a más de 20 mil ciudadanos que marcharon por Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y Bucareli rumbo al Zócalo, y con ello enloquecieron a los conductores capitalinos que iban de un lado para otro sin encontrar su camino, porque los manifestantes estaban en todo lados.
Autobuses estacionados en esas calles y manifestantes con carteles y banderas, que lanzaban gritos de rechazo al incremento a los combustibles fue un espectáculo no visto en la gran capital, por el número de asistentes y de autobuses.
Los informes señalan que marcharon campesinos de la Coordinadora del Plan de Ayala, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos y hombres y mujeres luciendo camisetas nuevas de color verde para identificar la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas -UNTA-. También marcharon los sindicatos de telefonistas, electricistas y universitarios, maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, los pilotos aviadores, padres de familia y estudiantes de diversos planteles.
Fue una marcha ordenada, no aparecieron los encapuchados saqueadores, y la policía estaba pendiente de actos vandálicos y la basura que quedó en las calles, después del evento, daba vergüenza verla, pero el equipo de limpia y transportes entró en acción para cambiar el rostro de las avenidas.
Bueno, ¿y qué se ganó con esa megamarcha? La decisión de las autoridades hacendarias se conocerá mañana. Si dice no al aumento de las gasolinas, gas y diésel, los organizadores de la marcha “se pararán el cuello”: Pero si es el caso contrario ¿se volverá a la megamarcha?
Y viene otra pregunta ¿quién patrocina el viaje de los campesinos? Su traslado a la capital cuesta un dineral. Se transportaron en 304 autobuses. Y su alimentación también cuesta. Alguien o muchos pagaron ese movimiento. Es el gran misterio de la megamarcha, que terminó en la Plaza de la Constitución con discursos de los líderes sindicales. Hoy los tamales están dulces y mañana
¿pueden ser amargos?