Legislativo, modos que no gustan y tampoco favorecen a la democracia
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 1, Jun 2020Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
Vaya modos los que utiliza el legislativo para hacer, modificar, revisar o presentar iniciativas en el andamiaje legal vigente. Y es que la ciudadanía no acaba aun de entender la intentona que pretendía ampliar el periodo del mandato para el que fue electo el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, de dos a cinco años, decisión del legislativo local que fue rechazada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuando ya en el ambiente parlamentario hay nuevos temas controversiales.
La llamada Ley Bonilla fue invalidada, sobre todo, porque con en esa acción se asomó un acto jurídico que desde el nacimiento mismo de nuestra Constitución se canceló y la mayoría de los mexicanos así la acepta, sin discusión o confusión alguna. Nos referimos a la no reelección ni de gobernadores ni de la figura presidencial.
Lo anterior viene a colación por la noticia que el pasado fin de semana se dio en la Cámara de Diputados y surgió del interior del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo, desde donde se informa de la integración de Elba Lorena Torres Díaz y Raúl Ernesto Sánchez Barrales Zavalza, con la idea de fortalecer “la labor legislativa del grupo”, lo cual está bien, lo malo es que la anexión de la ex morenista y el ex del PES se dan justo a unos meses del cambio de mesa directiva y que, según acuerdo de la Junta de Coordinación Política, correspondería conducir al grupo del PRI por ser la tercera fuerza con 46 integrantes y ahora el PT se coloca con 40, por lo que de continuar con la suma de legisladores de otras bancadas (llámense Morena y sus aliados) se colocaría en posición de disputar el máximo órgano de dirección en San Lázaro.
De cumplirse este escenario la nueva tercera fuerza política en la Cámara Baja argumentará la legalidad de su grupo y sus derechos, lo cual está bien, pero en una acción de esa naturaleza aplicaría lo que una y otra vez a repetido el primer mandatario, Andrés Manuel López Obrador, cuando considera que hay algo irregular: “Es legal, pero inmoral”.
Pero esos modos no son exclusivos del legislativo federal, no, ya lo vimos en Baja California con la “Ley Bonilla”, y ahora en Veracruz se habla de otra confección de un traje a la medida y ese modelito tiene como destino a la zacatecana Rocío Nahle, sí, la Secretaria de Energía del gobierno de la Cuarta Transformación.
Resulta que, hace un mes, en el congreso local jarocho, el legislador de Morena, Amado Cruz Malpica presentó una iniciativa de ley para modificar la Constitución de la entidad que a la letra establece que para ser gobernador(a) se debe haber nacido en la localidad y ser hijo de padre o madre veracruzanos, y en la propuesta se quita el requisito del nacimiento en la entidad y como la funcionaria federal aludida ya cumple con el resto de los requisitos, de aprobarse, se ubicaría en primera fila como para disputar el cargo de elección del gobierno estatal en 2024.
Las leyes deben ser revisadas y actualizadas a la realidad política, económica y social del país, de eso no hay duda, pero estas acciones son difíciles de compartir, cuando de hacer trajes a la medida por conveniencia política de un grupo se trata, porque, aunque el partido en el gobierno y sus aliados tengan mayoría absoluta, eso no les da derecho al diseño de leyes que favorecen los intereses de una persona o de un grupo.
2018 fue un “parteaguas” en la vida electoral del país, el cambio prometido se acercaba con el triunfo de un nuevo partido en el poder y de una nueva mayoría en las cámaras legislativas, tanto locales como federales, y con ello la democracia parecía consolidarse. Algo no funcionó, en el legislativo se sigue hablando de imposiciones del grupo mayoritario, de avasallamiento, de cero negociaciones políticas, de faltas a la palabra y, lo que antes tanto se criticó, rompimiento de acuerdos. ¿Acaso ya olvidaron su lucha por darle voz a los sin voz, a las minorías, a los otros?
Hay mucha tela de donde cortar en temas del debate legislativo, y es cierto, la mayoría parlamentaria está en su derecho de aprobar lo que considere que es lo mejor para la nación, pero lo que no gusta son los modos en la forma de alcanzar anuencias sobre temas diversos, ya que lo mismo se habla de fast track, que, de la imposición de la aplanadora o sin mayor consenso entre grupos, y hasta de ser diputados levanta dedos. ¿En verdad ese es el cambio que querían los mexicanos?
VA MI RESTO.- A propósito de la cesión de integrantes de las bancadas de Morena y el PES al PT. No sería la primera vez en que el grupo mayoritario y sus aliados en San Lázaro den de que hablar en su contra, y en este tipo de controversias no se olvida que hace aproximadamente un año, en la disputa también por la conducción de los trabajos legislativos, ese grupo llegó a proponer una reforma al artículo 17 de la Ley Orgánica del Congreso para que la fuerza política que tenga mayoría absoluta, por sí misma, pudiera manejar la presidencia de la Mesa Directiva durante los tres años de una Legislatura. Por lo que se observa, no han quitado el dedo del renglón en ese asunto y así, en todos estos temas de las agendas legislativas donde las mayorías mandan, los adversarios opinan que lo que no gustan son los modos. Hasta ahí porque como veo doy.