Punta Sur, laboratorio viviente  para la restauración del manglar

Quintana Roo lunes 4, Ago 2025

• Aprendizaje a través de la experiencia
• La Fundación de Parques y Museos recibe a integrantes del Club Rotaract Cozumel

Por redacción DIARIOIMAGEN

Cozumel.– En el Parque Ecoturístico Punta Sur, considerado un laboratorio viviente de la naturaleza, se llevó a cabo un taller práctico sobre restauración del ecosistema de manglar, dirigido a integrantes del Club Rotario y el Club Rotaract de Cozumel, con el objetivo de fortalecer el conocimiento y la conciencia ambiental a través de la experiencia directa.

Esta actividad se realizó a solicitud de las y los participantes de ambas agrupaciones ante la directora general de la Fundación de Parques y Museos de Cozumel (FPMC), Juanita Alonso Marrufo, que fomenta la colaboración interinstitucional y el trabajo conjunto en favor del medio ambiente.

El director de Punta Sur, Jesús Benavides Andrade, fue el encargado de guiar a las y los participantes a través de una experiencia inmersiva, en la que adquirieron conocimientos teóricos y prácticos sobre las técnicas que se aplican para la restauración del manglar, así como la importancia ecológica de este ecosistema para la biodiversidad y la protección costera.

Benavides Andrade explicó que desde hace más de 30 años la FPMC implementa el método de conocimiento experiencial, con el cual las personas de todas las edades aprenden a través de la práctica y el contacto directo con la naturaleza, logrando que el conocimiento sea más significativo y duradero.

Con estas acciones, la institución continúa trabajando en la educación ambiental, la conservación de los recursos naturales y la generación de alianzas que fortalezcan la cultura de la sostenibilidad en la isla.

 

Guardianes silvestres

Los manglares de Quintana Roo, a menudo percibidos como paisajes silvestres y estancados, en realidad son guardianes vivos del equilibrio ecológico, cultural y económico del Caribe mexicano. Estas zonas húmedas costeras constituyen un sistema de raíces entrelazadas que resiste el embate de huracanes, captura carbono, filtra contaminantes y ofrece refugio a decenas de especies en peligro.

Protección costera: Los manglares amortiguan el impacto de tormentas y huracanes, reduciendo significativamente la erosión de playas y la salinización de tierras agrícolas.

Hábitat biodiverso: Albergan cocodrilos, peces, crustáceos y aves migratorias, así como flora endémica y especies simbióticas que dependen del ecosistema para sobrevivir.

Purificación natural: Actúan como filtros biológicos, depurando aguas contaminadas antes de que lleguen al mar, lo cual preserva la salud de arrecifes como los de Puerto Morelos y Cozumel.

Sumideros de carbono: Estudios revelan que los manglares almacenan hasta cuatro veces más carbono por hectárea que los bosques tropicales, lo cual los convierte en aliados cruciales contra el cambio climático.

Adaptación comunitaria: Comunidades costeras como San Miguelito y Punta Allen han emprendido proyectos de reforestación de manglar para mitigar el impacto climático y fortalecer el ecoturismo.

Valor cultural: Son parte de la cosmovisión maya, considerados espacios sagrados y fuente de medicina tradicional.

Turismo sostenible: Expediciones guiadas en kayak y recorridos interpretativos en Sian Ka’an promueven la educación ambiental.

Amenazas persistentes: El relleno de manglares para desarrollos hoteleros, así como la falta de vigilancia efectiva, ha fragmentado su cobertura. Pese a estar protegidos por la Ley General de Equilibrio Ecológico, su destrucción continúa en zonas urbanizadas como Cancún y Tulum.

Los manglares no son un obstáculo para el progreso: son una condición para su continuidad. Preservarlos no solo es una acción ecológica, sino una declaración ética sobre cómo Quintana Roo imagina su futuro. Incorporar su defensa en políticas urbanas, rutas turísticas y planes educativos será clave para convertir esta red de raíces en un tejido de resiliencia.