Las mariposas, grandes indicadores de la salud ambiental
* Destacadas, Estado de México miércoles 17, Dic 2025

La bióloga Mariluz Anaya Villegas, egresada de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) y especialista en lepidópteros, compartió su trabajo y pasión por estos insectos esenciales para la salud de los ecosistemas.
Toluca, Méx.- Con el inicio de la temporada migratoria de la mariposa monarca, los bosques del Estado de México y Michoacán vuelven a convertirse en escenarios de uno de los fenómenos naturales más impresionantes del continente.
En este contexto, la bióloga Mariluz Anaya Villegas, egresada de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) y especialista en lepidópteros, compartió su trabajo y pasión por estos insectos esenciales para la salud de los ecosistemas.
México alberga cerca de 1,800 especies de mariposas, distribuidas desde las cumbres frías hasta las regiones tropicales. En el Estado de México —particularmente en Malinalco, una zona de alta diversidad biológica— es posible encontrar hábitats que aún se mantienen lo suficientemente conservados como para sostener numerosas especies.
“Las mariposas son mucho más que belleza”, explicó Anaya. “Son polinizadoras, participan en la cadena alimentaria y ayudan a reciclar nutrientes durante todas sus etapas de vida: huevo, oruga, crisálida y adulto”.
Uno de los enfoques principales del trabajo de maestría de la universitaria fue estudiar cómo las condiciones ambientales influyen en la coloración y desarrollo de las alas. Las mariposas, resaltó, dependen de la luz solar y la temperatura para regular sus funciones vitales. Cambios sutiles en temperatura y humedad pueden provocar alteraciones en sus colores o incluso deformaciones en las alas. “Cada variación es una señal de alerta del impacto humano en sus hábitats”, señaló Mariluz Anaya Villegas.
Su estudio, realizado en Malinalco y apoyado con imágenes satelitales, mostró un hallazgo alentador: aun con el crecimiento urbano y la presión turística, los jardines y áreas verdes del municipio funcionan como refugios para las mariposas. Esto evidencia que la coexistencia entre actividades humanas y conservación es posible cuando existe planeación y respeto por el entorno.
Sin embargo, la especialista advirtió que las mariposas enfrentan amenazas constantes: pérdida de hábitat, uso indiscriminado de pesticidas, deforestación y agricultura intensiva. A ello se suman prácticas bien intencionadas pero incompletas, como sembrar únicamente plantas del género Asclepias para atraer mariposas monarca.
“No basta con plantar algodoncillo. Las mariposas necesitan un mosaico de plantas, sombra, sol y microhábitats variados”, explicó Anaya.
Además de promover jardines más diversos, la bióloga recomendó no manipular a las mariposas, pues sus alas están cubiertas de escamas que les permiten regular su temperatura y protegerse de depredadores. Al tocarlas, dichas escamas se desprenden, debilitando al insecto.











