Desbordamiento
Ramón Zurita Sahagún lunes 17, Nov 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Son tantos y tan variados los acontecimientos que se vienen sucediendo en México con gran rapidez que, aparentemente, distraen la atención, aunque si los reunimos en uno solo, veremos que desde hace tiempo se está incubando el virus de la violencia.
Los sucesos saltan de un estado a otro y todos ellos dejan un saldo de terror, violencia y en algunos casos hasta sangre.
Todo tiene una fuente de origen que viene de los acontecimientos de Iguala, Guerrero, con el asesinato de seis personas y la desaparición de 43 más, donde se descubrió la aparente silenciosa connivencia entre autoridades y delincuentes.
Antes de eso, existían sospechas de que en algunas partes del país ocurría (ocurre) la protección de las autoridades para con los grupos delincuenciales, lo que los hacía inmunes a las leyes.
Sin embargo, Iguala representó la gota que derramó el vaso y desató la indignación ciudadana, lo que provocó el desbordamiento de la ira ciudadana contenida ante la indiferencia del gobierno por garantizar la seguridad de la población.
Lo que se vino después es producto de malas respuestas gubernamentales y su tardía reacción ante unos sucesos que, lamentablemente, se han vuelto lo cotidiano en un país acosado por la violencia y la inseguridad.
El desbordamiento ciudadano tomó desprevenido a las tres instancias de gobierno y de ella se derivó, como siempre, la presencia de agitadores y de sujetos que intentan generar desestabilidad en el país.
Es cierto que parte de lo que viene sucediendo ocurre por la falta de sensibilidad y respuesta de las autoridades hacia problemas comunes que aquejan a una sociedad cada vez más harta de ellos, pero también lo es que en medio de la revuelta surjan los aprovechados para sembrar la discordia.
Una cosa es el reclamo que mantienen los familiares de los muertos y desparecidos de Iguala, apuntalado por los parientes, amigos y ciudadanos de esa zona que han visto violentado sus derechos y otra diferente que al movimiento se sumen otros grupos que buscan fomentar el caos y que en busca de encontrar respuesta a sus peticiones atentan contra los derechos de terceros. Dentro de estos reclamos ciudadanos se cuelan el vandalismo y la agitación que cada día va adquiriendo mayores tintes preocupantes y amenaza con extenderse por estados lejanos a la zona del conflicto original.
El puente vacacional y el Buen Fin que coincidieron con un viernes y quincena, fueron el pretexto perfecto para generar un fin de semana caótico en diversas partes del país.
Carreteras, autopistas, avenidas principales, se vieron tomadas por distintos asuntos, pero el caótico desbordamiento del fin de semana contó con otros elementos.
Quema de edificios, lapidación de otros, rechifla a funcionarios públicos y amenaza constantes sobre la fiesta deportiva centroamericana que se celebra en Veracruz, así como una balacera en Ciudad Universitaria, son temas que mantienen los focos de alerta encendidos.
La inseguridad y violencia por parte de los grupos delincuenciales inquieta en todo el país, pero la creada por provocadores y vándalos también lo hace y es cuando el asunto se vuelve sumamente preocupante.
La toma de la autopista y carretera libre a Cuernavaca por parte de habitantes de Huitzilac que usaron el método como recursos de presión para ser atendida su petición es un aviso de lo que puede suceder en otras zonas y que ya viene ocurriendo en la llamada Autopista del Sol en el territorio correspondiente a Guerrero.
Pero la lapidación de edificios públicos y sedes de los partidos políticos es otra llamada de atención sobre el hartazgo de la gente hacia la indiferencia de los organismo políticos a los compromisos contraídos con la sociedad que los lleva al poder.
En esta situación es importante que en el regreso del presidente Enrique Peña Nieto a territorio nacional se sostenga la palabra y el compromiso de mantener abierto el diálogo, hasta llegar al fondo del asunto. Peña Nieto dijo que las manifestaciones en apoyo a los normalistas no deben tornarse violentas, ya que esa no es la vía para exigir la justicia.
Durante una conferencia, al término de su gira por China y Australia, el mandatario lamentó los últimos eventos cargados de violencia, por lo que hizo un llamado a la “civilidad, el respeto y aplicación de la ley” para que en “orden y armonía” se busque el diálogo.
“Si lo que demandamos es justicia y que los responsables de estos hechos paguen, y que sea aplicada la ley en todos sus términos, no pude ser a través de actos de violencia y vandalismo y más cuando afectan a terceros”. Lo importante en esta complicada situación es pensar con la cabeza fría y evitar que los desbordamientos continúen agitando las aguas, donde prevalecen solamente los intereses particulares de algunos que buscan obtener sus beneficios.
CENTROAMERICANOS
Con motivo de la inauguración de los Juegos Centroamericanos, Jesús Mena Campos, director general de la Conade, destacó que el deporte siempre logra el objetivo de unir y hoy, por encima de ideologías y creencias políticas, debemos encontrar la convergencia de sentimientos, sueños y proyectos. Hagamos un esfuerzo adicional, México lo merece.
Mena Campos, quien logró ser medallista olímpico, afirmó que hoy más que nunca debemos unirnos los mexicanos todos para dejar atrás confrontaciones estériles que a nadie benefician. El ambiente de crispación solo produce resentimientos y en esa espiral nadie gana. Hoy nuestro país es sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la justa deportiva más importante de la región. Aprovechemos el momento para unirnos en torno a los muchachos que nos representan, que son la esperanza del triunfo y el futuro de un México mejor.











